El ejercicio político de la consulta popular que promueve el gobierno federal es,
por muchas razones, un hecho sin precedente en nuestro país. Es uso generalizado entre la población acudir a la etimología griega para caracterizar a la democracia como el poder del pueblo. La constitución política de los Estados Unidos Mexicanos sostiene como principios básicos: “Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática…”; “La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”; “El pueblo ejerce su soberanía por medio de los Poderes de la Unión”; “… considerando a la democracia no solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo”. Establece, también, como un derecho de la ciudadanía, “Votar en las consultas populares sobre temas de trascendencia nacional o regional”. No obstante sus bases constitucionales, la consulta popular del próximo primero de agosto sobre perseguir, o no, la responsabilidad político penal en que pudieren haber incurrido los expresidentesCarlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quezada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto por hechos acaecidos, durante sus respectivos periodos de gobierno, en los que hubieren tenido participación; está suscitando diversas manifestaciones de oposición a su realización provenientes de algunos expresidentes y otros personajes del espectro de la oposición política.
Los medios de masiva comunicación priorizan la decisión de acallar la consulta optando por difundir sólo las muestras de rechazo que hacen quienes se sienten afectados por su contenido y probables consecuencias. Los medios impresos, electrónicos y las redes sociales se dan vuelo difundiendo los dichos de los opositores a este ejercicio democrático. El más estridente es Vicente Fox que suple su falta de análisis y carencia de argumentos políticos, lanzando exabruptos contra la consulta a través de su cuenta de Twitter @VicenteFoxQue, instrumento predilecto de su activismo. Haciendo gala de lógica, “Vicente Fox pide que AMLO sea incluido en la consulta popular contra expresidentes”. Con esa misma fuerza de pensamiento debe suponer que en la consulta popular no existe disyuntiva: “En lugar de ir a votar, vengan al callejón”, escribió junto a una foto donde posa besando a su esposa en ese lugar turístico. Pero el argumento que refleja de mejor manera su estatura política, moral, intelectual y elevada inspiración filosófica, esgrimido para inhibir la participación popular en la consulta, es con el que indica: “No tardamos en saber cuántos pendejos quedan en el país, el día de la consulta tendremos cifras exactas”, según posteó en forma de imagen el pasado 21 de julio.
La retórica de Diego Frenaaandez de Cevallos ocupa su propio lugar en este asunto: “En reiteradas ocasiones he señalado que la consulta popular es un ejercicio importante y democrático. Sin embargo, la que se realizará el 1 de agosto, la primera en la historia de México, será@una farsa, una sinvergüenzada y nos costará mucho dinero”. Hombre de marcados contrastes, nunca le pareció una farsa su candidatura a la presidencia de la república en 1994, ni el papel de golpeador que jugó para favorecer al gris candidato del PRI, Ernesto Zedillo; tampoco ha considerado sinvergüenzada, con la misma energía con que cuestiona la consulta, el aval que él y su partido dieron a la conversión de deudas privadas en deuda pública que originó al Fobaproa; y es él, quien nunca estimó caro el costo de sus propios juicios fiscales, administrativos y civiles contra el Estado mexicano del que formaba parte en calidad de senador de la república- en los que mediante el uso de influencias sangró las finanzas públicas, quien ahora no vacila en asumirse lastimado económicamente por la consulta: “nos costará mucho dinero”. Su personalidad altamente proclive a la pendencia lo conduce al uso de palabras rebuscadas con las que cree apantallar a los ciudadanos: “Es una patraña más del tartufo en fuga para no responsabilizarse de la destrucción nacional que encabeza y patrocina”. Desde luego nunca explicará en que consiste la destrucción nacional de la que acusa. Al optar por el sustantivo tartufo para insultar, quizá Diego busca evadir cualquier mención a la obra de Moliere, Tartufo o El impostor, la trágica historia de quienes gozan de la más absoluta impunidad a través del poder, la mentira, las apariencias y la falsa moral; obra en la que Diego se ve muy bien reflejado en el personaje de Orgón.
El toque intelectual al rechazo de la consulta pretendió brindarlo Enrique Krauze, el duro combatiente del populismo y el comunismo, mediante un desliz de dos caras pronunciado en un programa de Atlas Network el 19 de julio pasado: “Nunca pensé que yo iba, muy moderadamente, a extrañar la dictadura perfecta. Porque hay algo peor que la dictadura perfecta, que es la dictadura sin adjetivos, que es la dictadura a la que siempre tiende el populismo…”; “Y ahora México, la democracia mexicana, y las libertades y las leyes están en vilo. Ahora tenemos el gobierno de un solo hombre, más preocupante porque puede conducir francamente a una dictadura plebiscitaria”. En la primera, decir extrañar la dictadura perfecta implicó exhibir una inclinación política, una preferencia partidista, y predilección por un régimen político. Dicha confesión explica su animadversión ideológica ciega a todo lo que sea planteamiento político de izquierda para la conducción del país, revelándolo como recluta del pensamiento único en detrimento de su intelectualidad. En la segunda, que hubiera sido el presidente de la República el que le haya agarrado los dedos con la puerta acusándolo de no saber nada de Ciencia política por inventar la expresión “dictadura plebiscitaria”, que es un contrasentido explícito, puso al desnudo las debilidades teóricas del historiador. Vista esa dificultad, Krauze ahora opta por rechazar la consulta con una sentencia de tinterillo: “El cumplimiento de la ley no se consulta”. Sintiendo haber descubierto el hilo negro de la política, como buen intelectual de derecha, con ello cree haberlo dicho todo. ¡Podría darse el caso de que los expresidentes se la reclamen!
Felipe Calderón vive un problema existencial intentando descifrar si los mexicanos se inclinan por democracia o dictadura. Se siente con autoridad moral para dilucidar el tema. Y con esa autoridad, impugna la consulta popular: “Otro periodista asesinado… Descanse en Paz Abraham Mendoza y que se haga justicia. A eso deberían dedicar el dinero público, a fortalecer policías, fiscalías y juzgados. No a consultas Gansito ni a estadios de béisbol”. Del INE, que difunde la realización de la consulta popular mediante un spot televisado en el que aparecen varios jóvenes que portan pancartas mayoritariamente con el NO, ¿podría esperarse otra cosa? ¿Por qué tanto rechazo de la oposición hacia la consulta popular que es, constitucionalmente, un derecho de los ciudadanos? Ciertamente – diría Chente- para los expresidentes la mera posibilidad de ir a prisión debe ser inquietante, máxime cuando la figura presidencial con todos sus excesos, por tradición y derecho, había sido intocable en México. En ellos puede ser una razón entendible, aunque no justificable. ¿Y en los demás? A juicio de quien esto escribe, el quid del rechazo a la consulta se encuentra en dos puntos centrales: uno, los excesos presidenciales; y, dos, la divergencia para decidir qué tanta participación deben tener los pueblos en la construcción de la democracia. Es decir, las materias primas básicas del diseño y construcción del régimen político que la oposición añora y no desea perder. La tenacidad del rechazo a la consulta y la enorme difusión de sus voces en los medios, han tenido el efecto de convertir a los detractores en sus promotores involuntarios.
Heroica Puebla de Zaragoza, a 27 de julio de 2021.
JOSÉ SAMUEL PORRAS RUGERIO