En la última década aumentó casi el 15 por ciento de viviendas abandonadas en el estado de Puebla, situación que se agudizó desde el inicio de la epidemia por Covid-19, que derivó en una crisis social y económica, al pasar de 239 mil 612 casas sin habitar a 314 mil 785.
La información se dio a conocer este domingo por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), a propósito del Día Nacional de la Vivienda.
Con el 20.5 por ciento de casas deshabitadas, Zacatecas es el estado que ocupa el primer lugar nacional. Le sigue Hidalgo (19.6%), Michoacán (18.7%), Guerrero (18.6%) y Oaxaca (17.7%). Puebla se ubica en el sitio 15.
En contraparte, las entidades con menos casas sin habitar son la Ciudad de México (7.2%), Baja California (9.7%) y Estado de México (11.9%).
Además, el confinamiento puso al descubierto no solo los problemas de hacinamiento en viviendas construidas, incluso en 50 metros cuadrados, sino que además exhibió la mala calidad de la construcción, con fisuras en muros y techos, así como la falta de servicios básicos.
La estadística también reveló que el 28.1 por ciento de las viviendas habitadas en Puebla tienen menos de 55 metros cuadrados de construcción, con un promedio de ocupantes de 3.8 personas por casa.
Lo anterior, significa que en promedio la superficie habitable por persona es de 15 metros cuadrados.
La Encuesta Nacional de Vivienda (ENVI) 2022 visibilizó que la contingencia provocó impactos económicos en el pago de créditos o rentas de las casas en el país.
A nivel nacional, informó que los habitantes de 3.1 millones de viviendas particulares en el país reportaron dificultades para cubrir sus compromisos de pago, que representan el 8.9 por ciento.
En total, 1.6 millones de hogares (52.2 %) tuvieron problemas con el pago del crédito de la vivienda, es decir, sufrieron atrasos o dejaron de pagar temporalmente su crédito, solicitaron alguno al banco o institución financiera, aplazaron el pago, tuvieron que pedir prestado a familiares, conocidos o tuvieron que empeñar algún bien.
Incluso refirió que hubo quienes dejaron de pagar definitivamente el crédito de la vivienda.
Por su parte, el 50.8 por ciento tuvo problemas con el pago de la renta.
Actualmente, en México hay 34 millones 987 mil 915 viviendas particulares habitadas, de las cuales 2.2 millones se encuentran en la entidad poblana.

51% de las casas en Puebla con filtración de agua
Por otro lado, el Inegi destacó que los problemas estructurales ponen en riesgo la seguridad e integridad física de quienes habitan las viviendas, quedando las personas expuestas a diversos factores que pueden influir negativamente en su salud física y mental.
Según la ENVI 2022, el 51 por ciento de las viviendas tienen humedad o filtración de agua, y 48 por ciento con grietas o cuarteaduras en techos y muros. Esto significa que una de cada dos casas en Puebla tiene alguna afectación.
Las características básicas de la vivienda aportan información para estimar la calidad de la construcción, los espacios disponibles y los tipos de servicios con los que se cuenta.
De las viviendas particulares habitadas en Puebla, el 62.2 por ciento cuenta con piso de cemento; el 32.5 por ciento de madera, mosaico o recubrimiento; y el 5.1 por ciento de tierra.
La encuesta detalló que en uno de cada cinco hogares poblanos se tiene que hacer un pago porque la vivienda es rentada, prestada o se requirió de un crédito para adquirirla.
En este sentido, el monto promedio que se paga es de 2 mil 154 pesos en caso de pagar una renta y 2 mil 932 pesos si se trata de un crédito hipotecario.

Carencia en los servicios básicos
En cuanto al tema de servicios básicos, 60 por ciento de las casas en el estado de Puebla tiene agua entubada dentro de la vivienda; el 35.4 por ciento cuentan con agua entubada en el patio o terreno; y 4.4 carecen del servicio básico.
A la par, el 81.3 por ciento de las viviendas en el estado cuentan con drenaje; el 12 por ciento con fosa séptica; y 4.8 por ciento no tiene el servicio, lo cual pone en riesgo la salud de sus habitantes.
Respecto del equipamiento, se encontraron enormes carencias, como es el caso de la falta de bóiler para calentar el agua (48%); tampoco disponen de bomba para suministrar el líquido (30.3%), lavadora (41.4%), refrigerador (25.4%), amén de las bajas coberturas de acceso a equipos como las computadoras (70.4%) o tecnologías como el internet (59.6%).
De la antigüedad de las viviendas particulares, el 28.7 por ciento tienen de 11 a 20 años; 24.6 por ciento, 31 o más años; y el 22.5 por ciento era de construcción reciente (10 años o menos).
Dado el confinamiento y las clases o trabajo en línea, 26.6 por ciento de las familias se vio en la necesidad de adaptar, remodelar o construir algún espacio.
Al final, la epidemia obligó no sólo las duras condiciones de hacinamiento e insuficiencia de espacio, sino también la crítica deficiencia de servicios públicos, la mala calidad de los materiales de construcción y del deterioro de los espacios en que las personas habitan.
