En la conferencia matutina encabezada por el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta se anunció ayer el trabajo conjunto con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en un proyecto de conservación e intervención de los Lavaderos de Almoloya, como parte del rescate de espacios públicos e históricos de Puebla que fueron concesionados.
Los “túneles” que fueron abiertos y adecuados como elementos históricos en los Lavaderos de Almoloya, mismos que en realidad son antigua infraestructura hidráulica, hoy sumamente deteriorada, fueron intervenidos por el Hotel Rosewood, al que le fue concesionado el espacio desde 2017, con fines turísticos para el beneficio de esa empresa, pero que hoy presentan daños estructurales.
No hay que olvidar que en 2017 la Cámara de Diputados aprobó la Ley general de Cultura y Derechos Culturales, abriendo la puerta para la participación de la iniciativa privada en la investigación, conservación, promoción, protección y desarrollo del patrimonio cultural, vía convenios con los tres niveles de gobierno. Incluso en esa época muchos trabajadores del INAH señalaron y advirtieron sobre las futuras privatizaciones que podrían ocurrir de los espacios arqueológicos y del patrimonio histórico y cultural del país.
Al paso de los años, no solo fuimos testigos de la adecuación de los marcos legales para ceder al capital y empresas privadas, una diversidad de espacios públicos y bienes materiales del patrimonio histórico y cultural, sino de acciones de parte de hoteles y restaurantes que extendieron sus negocios en portales, calles y plazas del Centro Histórico, con la anuencia de gobiernos municipales para su beneficio privado. Sin tener el marco legal se autorizaron, permitiendo la apropiación por privados de espacios públicos, que finalmente se van normalizando como parte del paisaje urbano, alentado por las propuestas de desarrollo turístico.
La recuperación que se ha hecho por parte del actual gobierno de parte del patrimonio histórico y cultural concesionado en el periodo morenovallista ha permitido evidenciar las intervenciones realizadas por un particular que no solo ponen en riesgo la edificación de los Lavaderos de Almoloya, sino de la zona.