Si algo va bien, ¿para qué cambiarlo? parece ser el criterio con el cual el gobierno de la Cuarta Transformación, encabezado ahora por Claudia Sheinbaum, elaboró el primer paquete económico, correspondiente a 2025, presentado al Congreso de la Unión con el nombre de “Criterios Generales de Política Económica, que comprende: la iniciativa de Ley de Ingresos y el Proyecto de Presupuesto de Egresos”.
El Presupuesto de Egresos, que asciende a poco más de 9 billones, explicó la Presienta de la República, “se formuló con plena responsabilidad, manteniendo finanzas sanas, en observancia del equilibrio presupuesto y la disciplina fiscal.” De esta manera, se mantendrán la política de austeridad en el funcionamiento de las dependencias del gobierno federal y la política de bienestar, como los ejes fundamentales con los que habrá de funcionar el aparato gubernamental, lo cual se ajusta a los 100 compromisos firmados por la Presidenta para construir el Segundo Piso de la Cuarta Transformación. Lo anterior, implica la consolidación de las inversiones estratégicas, tanto para el bienestar, como para el crecimiento de la economía que, en 2025, se prevé, será entre el 2 y el 3 por ciento.
Consecuente con su análisis, la Secretaría de Hacienda ve con optimismo el comportamiento de la economía mexicana el próximo año, que se perfila como un año de crecimiento económico sostenible y diversificado; fortalecido por la combinación de inversiones estratégicas y la integración comercial, así como la expansión de la inversión foránea atraída por las ventajas del T–MEC para exportar a Estados Unidos, lo cual podría permitir, no sólo consolidar la estabilidad económica del país, sino también mantener y acrecentar el combate contra la pobreza y seguir reduciendo la brecha de la desigualdad aún existente en el país.
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El ingreso fiscal previsto por la Secretaría de Hacienda, se espera permita cubrir el Gasto presupuestado y evitar el incremento de la deuda pública. Como opción al endeudamiento, se tiene el crecimiento del ingreso fiscal que crece al elevarse el dinamismo de la actividad económica.
De esta manera, tanto el ingreso como el gasto público tienen como sustento la fortaleza del mercado interno alentado por el impulso a las inversión pública y privada, así como por la política de bienestar basada en la transferencia monetarias de apoyo al ingreso de millones de personas beneficiada por distintos programas de bienestar, pero, sobre todo, por una política de mejora salarial constante, incrementos en el salario mínimo y ampliación del empleo formal. De la misma manera, el incremento de las exportaciones permite la mayor captación fiscal; lo mismo se logra con el control de la inflación al evitar la pérdida de la capacidad adquisitiva del salario.
Sin dudas, la inversión pública es fundamental en el proyecto de crecer y alcanzar el fin último de ese crecimiento: el aumento permanente del bienestar social, para lo cual es esencial la inversión en infraestructura social. Por eso, en el presupuesto del gasto para el año próximo, se contempla un buen monto de recursos (531 mil 503 millones de pesos) para realizar obras de infraestructura en transportes, energía, seguridad, educación, agua y mejora del medio ambiente.
Es difícil no quedar satisfechos con un programa sensato, viable, sin demagogia y que contempla siempre que “por el bien de todos, primero los pobres”, como el que se plantea en los “Criterios Generales de Política Económica”, para el primer año de gestión de la Presidenta Claudia Sheinbaum, que conoce bien el sector gubernamental, pues estuvo en las entrañas del gobierno desde la conducción exitosa de la ciudad de México.
Las primeras declaraciones de la oposición, son lamentables. Un diputado del PRIAN sólo alcanzó a balbucear: “El proyecto de ingreso–gasto, se basa en ficciones (no dijo cuáles); es optimista en relación con el crecimiento económico y el precio del dólar [no mencionó las razones de su predicción], y hay una fantasía respecto a la inflación, que consideran ira a la baja, igual que las tasas de interés” Y nada más. Otro prianista, dejó testimonio de las razones por las que perdieron las elecciones, dijo: “si bien el PAN no se opone a los programas sociales (sic que se muere de risa), para ayudar a los que menos tienen, preocupa el gasto excesivo.” ¿Qué tal? Hay que ayudar a los pobres, pero poquito, no sea que no dejen de ser pobres y quieran ser iguales a los fifís.
En fin, en realidad el proyecto de gasto y el ingreso públicos, dan certeza, se mantiene firme el rumbo y quien lleva el timón está convencida de que el objetivo inicial, mejorar y extender el bienestar social, es viable.
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