San Pedro Benito Juárez, Atlixco, Puebla — Por primera vez, habitantes de esta junta auxiliar, la más cercana de Atlixco al Popocatépetl, subieron a las faldas del volcán para rendirle homenaje, pedirle protección y abundante agua para sus cultivos.
Uno de los representantes del comisariado ejidal y de bienes comunales destacó que esta es una tradición que buscan revivir en esa comunidad indígena y migrante. “Nunca se había realizado algo así. Es la primera ocasión”, señaló.
Una ofrenda al volcán como muestra de gratitud
Los pobladores llevaron una ofrenda como parte de este rito, lo que también incluyó la vestimenta tradicional del Chino Popocatépetl, personaje que, según relatos, se aparece en sueños a algunos habitantes vestido con manta y sombrero.
“El volcán tiene más de 20 años de actividad, pero nunca nos causó daño. Gracias a Dios, todo está bien“, expresó una de los asistentes a esta actividad, una mezcla entre la religiosidad y las tradiciones ancestrales.
La ceremonia fue bendecida por un sacerdote, quien acompañó a más de un centenar de personas de esa zona en este acto de fe y agradecimiento.
El volcán, protector y fuente de vida
Las mujeres de San Pedro Benito Juárez compartieron su emoción en náhuatl y español: “Estamos felices de estar aquí. Nuestro corazón se alegra por el cumpleaños del Gregorio Popocatépetl“.
Reconocieron que el coloso es fundamental para su vida diaria al proveerlas de lluvias esenciales para la agricultura. “Aunque a veces las tormentas son fuertes, el volcán siempre nos protege”, expresaron.
Una de ellas, mientras preparaba tortillas para los asistentes, confesó: “Aunque en el pasado el volcán nos asustaba, ya aprendimos a convivir con su presencia. Ya no tenemos miedo. Estamos acostumbrados“, afirmó.
Un llamado por más lluvias y menos ceniza
Tras concluir la ceremonia, otras mujeres hablaron de su deseo: “El Popocatépetl no debe tardar en enviarnos más lluvias y en reducir su actividad eruptiva. Nos debe bañar todo el tiempo con su agüta para la siembra“, comentaron.
Una de ellas, quien regresó a su comunidad tras vivir en la Ciudad de México, reafirmó su conexión con el volcán: “Ya no tenemos miedo. Creemos que su actividad es solo un juego artificial. Aquí estamos felices“.
Con esta ceremonia, los habitantes de San Pedro Benito Juárez refuerzan su vínculo ancestral con el Popocatépetl, un coloso que consideran un símbolo de vida, protección y esperanza para su comunidad.