Puebla es la sexta entidad en México con la mayor fuerza laboral de albañiles y mamposteros; sin embargo, estas 77 mil 881 personas se encuentran sumidas en la pobreza a pesar que son parte de una de la industrias más dinámicas y rentables de la entidad.
Según Data México, su salario en promedio es de 6 mil 891 pesos al mes, menor al salario mínimo y pese a desarrollar tareas de riesgo, 97.7 por ciento de ellos se encuentran en informalidad laboral, es decir que en caso de accidente ni siquiera podrían ser atendidos en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS); esta proporción es superior a la que se registra a nivel nacional, de 90.9 por ciento.
Muchos de los albañiles que trabajan en la construcción en el área metropolitana provienen de regiones rurales; complementan sus ingresos campesinos derivados de las actividades agrícolas que resultan insuficientes para la subsistencia familiar pero que permiten entender la forma en que se reproduce una parte significativa de la población y que lamentablemente por ninguna de sus actividades tiene algún tipo de seguridad social. Por ello resulta prioritario que la reforma en materia de salud funcione y que la población con o sin seguridad social pueda ser atendida y por tanto tener derecho a la salud, además de seguir pugnando por mejores condiciones laborales.
Si a lo anterior asociamos la información reportada en días pasados por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, donde para el segundo trimestre de 2024, 42 por ciento de la población trabajadora del estado de Puebla estuvo en pobreza laboral, es decir que su ingreso fue inferior al valor monetario de la canasta alimentaria, vemos que en materia de pobreza, como en lo laboral, todavía falta mucho por hacer.