El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en sus “Estimaciones de la medición de pobreza multidimensional 2022”, presentadas ayer jueves, ubicó a Puebla como la cuarta entidad del país con mayores índices de pobreza y pobreza extrema. Según las cifras reportadas, 54 por ciento de la población estatal, es decir 3 millones 626 mil personas radicadas en el estado de Puebla se encuentran en pobreza, de las cuales 11.4 por ciento, equivalentes a 765 mil habitantes, está en pobreza extrema.
Los datos arrojan que existe una reducción de 8.4 por ciento en cuanto a la pobreza, lo que se traduce en 509 mil personas menos que los 4 millones 136 mil que estaban en esa situación en 2020 y un decremento de 1.3 por ciento, en el caso de pobreza extrema, que equivale a casi 79 mil personas menos de las 844 mil que se contabilizaron hace dos años.
Lo anterior refleja seguramente el impacto de los programas sociales y también la política salarial para los estratos de menores ingresos, impulsadas por el gobierno federal, aspectos que habría que seguir fortaleciendo para aspirar a lograr una tendencia a la baja de los niveles actuales de pobreza.
El periodo de revisión por Coneval se sitúa entre los años 2018 y 2022; incluye el análisis del impacto que generó la pandemia de Covid19 y justamente una de las tres carencias sociales medidas por el Coneval que tuvieron incremento fue el acceso a la salud, que se elevó en 16.3 por ciento y que sigue siendo un gran pendiente para la mayoría de la población que trabaja en la informalidad y sin acceso a ningún sistema de seguridad social.
Una persona o familia se encuentra en situación de pobreza extrema cuando presenta tres o más carencias sociales, identificadas estas como alimentación, rezago educativo, salud, seguridad social, servicios básicos y calidad de la vivienda y su ingreso es menor al valor de la canasta alimentaria. Mientras que la población en situación de pobreza es cuando presenta al menos una carencia social y el ingreso es insuficiente para sus necesidades.
Un sector importante de la población sigue sin encontrar las posibilidades económicas y sociales que garanticen mínimamente condiciones de vida digna y por ello hay que seguir insistiendo en la necesidad de orientar las miradas y las políticas públicas de los tres niveles de gobierno a tener como prioridad la atención de la pobreza y las desigualdades existentes.