Sábado, febrero 8, 2025

Pirómano en la Casa Blanca

En un mundo descuadernado y ardiendo en llamas, para echarle más leña al fuego, vuelve a la presidencia del imperio más bárbaro hasta ahora conocido, un presidente pirómano, quien además tendrá un amplio control del Congreso.

Ello le otorga a Trump un importante margen de maniobra política y administrativa para implementar los programas y políticas agitados en la campaña electoral, que intento en su primera presidencia (2017-2021), como fue la persecución de los migrantes, o el escalamiento del poder militar de su país. Ahora agita la depuración y ajuste fiscal de un Estado que vive al debe, reorientando miles de millones despilfarrados en burocracia ineficiente a sostener y fortalecer el indispensable aparato militar para imponer sus intereses en el convulso mundo capitalista de hoy. Construir armas atómicas de nueva generación, para acciones tácticas de impacto limitado, o consolidar su proyecto de colonización satelital del espacio, con miles de pequeños satélites para espiar en tiempo real cualquier país o rincón del mundo, hacen parte de la agenda militarista que abordará su gobierno, ampliando su histórica condición de “el policía del mundo”.

El reelegido presidente, comerciante, negociante, especulador de profesión, propietario de una abultada fortuna, realizada evadiendo impuestos y realizando todo tipo de trapisondas típicas del individualista y capitalista que no ve más allá de sus intereses, regresa al poder producto de un amplio esfuerzo iniciado desde el mismo día en que, alegando que le habían robado los comicios, no logró fraguar el golpe de Estado para impedir que Joe Biden asumiera la presidencia en el 2021.

Han trascurrido 4 años de discusiones, investigaciones, elaboración de borradores y textos definitivos de un programa por implementar en el cuatrienio que sigue, cuya primera agenda, ya cumplida, estuvo dirigida a la sociedad gringa, segmentando a sus electores por Estado, ciudades, condados, edad, procedencia, profesiones.

Labor que dio su fruto e inclinó la balanza del voto a su favor, para lo cual se valió de una estrategia que, por un lado, potenció el nacionalismo, como hacen los políticos que quieren despertar fanatismo y fidelidades ciegas, y por otro identificó al migrante como el enemigo de la población gringa blanca, como causante de los males que padecen, como el desempleo, en su diana están los migrantes, personas a las que hay que perseguir, acorralar, regresar a sus lugares de procedencia e impedir que continúen ingresando de manera ilegal al “país más libre del mundo”.

En los últimos cuatro años lo acompañaron centros de pensamiento como la Fundación Heritage, empeñados en blindar con bases teóricas y jurídicas al nuevo gobernante, para retornar a los Estados Unidos a los puestos de privilegio y honor que gozó desde finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando el mundo quedó a sus pies por ser la primera y para entonces única potencia atómica. Según los responsables de esos centros de pensamiento, ya cuentan con más de 300 decretos presidenciales por aplicar a partir de su posesión.

Fue una acción de difusión de ideas y posicionamiento del presidente electo, en la cual el multimillonario Elon Musk colocó a su disposición a X (antes Twitter), su conglomerado mediático, para desinformar a granel, y procesar ingeniería de datos para precisar preferencias y disposiciones electorales de la población estadounidense. Una intervención retribuida con su nombramiento como jefe del Departamento de eficiencia gubernamental, una nueva instancia para llevar la depuración financiera del aparato gubernamental, cuya draconiana experiencia marcha en Argentina bajo el mando del fanático Javier Milei, ambos se parecen hasta en el “peinado despelucado”.

La realidad es terca, con este tipo de alianzas, campaña y programa, la llamada “mayor democracia del mundo” ha quedado reducida a una plutocracia, militarista y guerrerista. Este tipo de régimen político permite a los más ricos no delegar en los políticos y gobernantes el diseño y ejecución de medidas económicas para que sus negocios funcionen a pleno vapor; en medio de la crisis global que registra el capitalismo, y la disputa de mercados entre potencias y multinacionales, ellos se ponen al frente del Estado, se lo apropian en su totalidad y lo someten sin titubeos a sus intereses. Es la “democracia” de los más ricos, en la cual todo el alegato liberal va a parar al basurero de la historia.

Trump tiene como asesoras y soporte, instituciones ciegas ante la múltiple crisis que registra la sociedad global, que resalta en el cambio climático, la prolongada crisis financiera y por las cuales millones de personas padecen hambre, desempleo, guerras devastadoras. Profundizar las explotaciones petroleras, cerrar las fronteras de Estados Unidos, ahondar el proteccionismo elevando aranceles en una guerra comercial anunciada, con países como China, son parte de las medidas elaboradas por estos centros de pensamiento y recomendadas al reelegido presidente.

Trump nombra a sus principales funcionarios y acompañantes, de un perfil retrógrado, convencidos del poder militar de su país, indispensable de usar, si fuera necesario, para conservar su primacía mundial.

Son guerreristas y fanáticos del poder omnímodo de los Estados Unidos, así Marco Rubio es designado como Secretario de Estado. Congresista, hijo de una familia que migró de Cuba antes de 1959 y que incorporó un odio contra el país de sus progenitores, nación contra la cual no ahorra gestión ni intrigas para que le prolonguen y endurezcan el bloqueo que le han aplicado, y con el cual han propiciado el desquiciamiento de su economía e infraestructura. Es un odio extendido a otros países y regímenes políticos como China, Venezuela, Nicaragua e Irán, elevados a enemigos supremos de Estados Unidos, un nuevo eje del mal ya en el ojo fanático de su futura gestión.

Así como tiene países enemigos y por confrontar, también tiene países amigos, entre los que resalta Israel, cuyo ejército lleva a cabo un inocultable genocidio contra el pueblo palestino, violando, ante los ojos cómplices de los principales centros de poder, todo tipo de derechos de cientos de miles de indefensos ciudadanos sometidos a bombardeos indiscriminados y operaciones militares especiales.

Es esa visión del mundo, dividido de manera elemental y maniquea entre países buenos y malos, la que desde la tercera semana de enero del 2025 estará al frente de la diplomacia del imperio estadounidense, sin duda, un lastre para el mundo y para nuestro continente.

Nuestro continente ha sido considerado el patio trasero de los Estados Unidos, su zona de influencia por excelencia o territorio retaguardia, de ello se desprende el signo histórico de estar a merced de sus conspiraciones y maniobras  para impedir que vivamos en soberanía plena y contemos con proyectos de vida solidarios.

Es sobre ese “patio trasero” que los Estados Unidos, como imperio, está obligado a maniobrar para impedir ser acorralado en su propio territorio por las potencias que le disputan sus privilegios y ventajas financieras, comerciales, geopolíticas, derivadas del orden mundial surgido en 1945 y aún reinante, orden diseñado según sus necesidades de control y dominio global, las  que hoy están en disputa por el surgimiento de alianzas de países que se esfuerzan por hacer real un multilaeralismo cada vez más fuerte.

La realidad nos recuerda que la definitiva independencia de nuestros países está por fraguarse, un reto por seguir acometiendo con mayor ahínco al saber que nuestro principal enemigo internacional atraviesa múltiples y gruesas crisis y que no caerá solo, se requiere la unidad de los pueblos y naciones para que con su lucha garanticen su derrota y así un nuevo mundo pueda nacer.

(EXTRACTO del artículo del comandante general del ELN de Colombia en voces.org)

Un mundo sin la guerra contra los pueblos

La sociedad mundial está en un período dramático, distintos tipos de crisis se conjugan y potencian mutuamente. Las crisis económicas cíclicas típicas del capitalismo se recrudecen por las reformas neoliberales de las últimas décadas y por las políticas desarrollistas que -diciéndose progresistas- contribuyen al extraccionismo depredador y a la explotación intensiva de la clase trabajadora.

La precarización  de la vida en nombre de la “libertad” al modo de voceros tipo Milei o Trump, y los otros voceros de la “austeridad”, hacen que la propiedad pública copie y sirva a la “eficiencia” privada, empobrezca en nombre del “progreso” y que sus tratados económicos internacionales sean el respaldo de las guerras contra los pueblos.

Es el capitalismo con sus mil caras y  gobernantes que en el espectáculo o en la demagogia, incluso en la tersa “coordinación” aceleran sin contener la concentración político militar de fuerzas de despojo, depredación y masacre contra los pueblos. Palestina y Ucrania son puntos cúspide de esas guerras, pero las mismas asolan todas las regiones del mundo. El armamentismo y militarismo es un negocio y el medio de sustentar despojo, reconfiguración geopolítica y economía del mundo, es la dominación integral de los territorios.

Esa guerra ha utilizado hasta sus extremos el estado de sitio para el asedio y para la destrucción de la vida en países que buscaron la liberación social y la autodeterminación nacional apoyados en movimientos revolucionarios y antiimperialistas. Cuba desde los años 60 del pasado siglo y hoy múltiples pueblos como el venezolano, el palestino, el kurdo, el libanés o el sirio sufren esa guerra integral que ya no alcanza nombrar sólo como bloqueo, sanción o injerencia, sino como genocidio y destrucción de la vida toda.

Pero se mantienen las resistencias populares, Ahí se forjaron cambios sociales que proclamaron el poder de sus pueblos por encima del poder de las corporaciones y de los gobiernos autoritarios. Ahí se mantiene la voluntad antiimperialista.

En cambio, en otros países se recrean las ilusiones de democracias formales y liberales que han sido incapaces de garantizar la independencia y mucho menos la autodeterminación de los pueblos. En países como México, se ha perdido la vigencia de los derechos humanos ante la militarización y el crimen autorizado, la desigualdad de ingresos avanza con todo y el aumento a salarios mínimos y programas sociales, mientras decaen los salarios contractuales, y con gigantes ganancias a los 16 mil millonarios  y multimillonarios y  las de la usura y la especulación.

No hay freno a la voracidad de los capitales: el descontento que resurgió como movimientos populares, se palió y fragmentó con la conducción de programas asistencialistas y un palabrerío que llegó a la creencia en que primero estaban los pobres, cuando antes de ellos están los más ricos y sus empresas globales y la “defensa de Norteamérica y el T-MEC”.

Ahora que se inicia un gobierno más que conservador (proteccionista, racista, anti inmigrante, guerrerista y clasista)  como el de Donald Trump, la geopolítica del imperialismo estadounidense es anuncio de recrudecimiento de la dependencia, la sujeción a su geopolítica de traspatio en el continente. El afán anexionista y el desprecio de la vida de los trabajadores que migran  para ser la fuerza de trabajo en ese país crecen ante el potencial hegemónico de China y el costo de guerras devastadoras de Ucrania a Palestina y sus regiones.  La desvergüenza es la imposición del estamento militar mexicano de su acuerdo con el Pentágono de realizar entrenamientos y maniobras conjuntas de soldados locales con fuerzas del ejército estadounidense.

Es el tiempo en que la crisis ecológica presenta desastres y penurias frecuentes. Las víctimas de esos desastres son las mayorías proletarias y las comunidades de pueblos originarios.  La sequía y la expropiación de agua, la toxicidad sobre la tierra, ríos, bosques y mares, la pérdida de soberanía alimentaria que en muchos granos es el ataque a la vida saludable  (como pasa con el maíz y otros productos transgénicos y el desmantelamiento del sistema de salud y sanitario no fueron superados con el gobierno de  la 4-T.

El gobierno actual en una sociedad de clases como la mexicana genera la ilusión de ser gobierno popular. La realidad es que las corporaciones financieras y transnacionales gobiernan más nuestra vida que los propios gobiernos. Los conflictos sociales pueden ser reconocidos por el progresismo siempre que no  luchen por la liberación social de territorios y pueblos. La abolición del capitalismo no aparece ya en muchos  movimientos por demandas puntuales.

Sólo la liberación social y el internacionalismo de los pueblos frente al capitalismo y su dominio imperialista representan la vía para construir una vida libre y digna. Ante la desesperanza, la dependencia y maltrato del imperialismo es urgente levantar una idea clara y distinta. Tejamos un sujeto social con estratégia anticapitalista que recupere nuestra memoria de luchas antiimperialistas. No aceptemos la “unidad nacional” de gobiernos que se creen “socios” de un imperio que se burla de ellos y los trata como vasallos.  A construir desde abajo del poder popular soberano que defienda la vida en nuestro territorio.

También puedes leer: ¿Desaparecer… así nomás? Parte 30: Desaparecer es matar

EE.UU. – Latinoamérica: Ejércitos para prevenir el «peligro chino»

Por Observatorio en Comunicación y Democracia (OCD) – Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA)

El Comando Sur de Estados Unidos es uno de los diez comandos de combate unificado del departamento de Defensa de Estados Unidos, y su jurisdicción comprende los países de América Latina, con excepción de México, que pertenece al Comando Norte , y 12 islas entre los meridianos 30° y 92° oeste. Tiene su sede en Miami, Florida,

El jefe del Comando Sur, el almirante Alvin Holsey, asumió el cargo en noviembre  con la promesa de reforzar las alianzas con América Latina y el Caribe. “Nuestros adversarios han establecido una fuerte presencia, poniendo en peligro la seguridad y la estabilidad en todo el continente americano”, alertó Holsey, en referencia a los esfuerzos de Rusia y China por ganar influencia en la región.

La anterior jefa del Comando Sur, Laura Richardson, clausuró en agosto los ejercicios tácticos conjuntos Panamax 24, un ejercicio bienal multinacional y se refirió a los graves peligros que  supone la presencia china y rusa en la región, aunque los golpes e invasiones militares sufridas fueron planificadas, impulsadas, avaladas desde Washington.

Habló de la creación de una fuerza multinacional “que requiere coordinación humana, técnica y de procedimientos, para realizar sus operaciones con eficacia”. Participaron 1500 efectivos de las Fuerzas Armadas de EEUU, el Ejército Sur; las Fuerzas Aéreas del Sur; las Fuerzas del Cuerpo de Infantería de Marina, Sur; las Fuerzas Navales del Comando Sur; y el Comando de Operaciones Especiales.

Estados Unidos mantiene 6.000 bases militares en su territorio y unas 800 fuera de sus fronteras, de las cuales 76 están en América Latina y el Caribe. La intervención desmedida amenaza ecosistemas, soberanías y arrastra a la región a una  confrontación con Rusia y China.

Entre abril y junio de 2024, se reactivó la  Misión Naval Southern Seas, liderada por EEUU, en la que oficiales de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, compartieron un viaje en el portaviones nuclear USS George Washington, con el  pretexto de una acción en favor de la «protección ambiental» y “lucha contra la criminalidad transnacional”.  Su verdadera intención era consolidar su control militar en la región.

En abril, el presidente de Argentina, Javier Milei se reunió en Ushuaia, la ciudad más austral del mundo, con la generala Richardson, donde reafirmó su compromiso con la alianza estratégica con EEUU. en defensa de «la vida, la libertad y la propiedad privada». Y anunció la construcción de una base naval conjunta en Ushuaia.

Un caso más alarmante en América Latina es la Isla Gorgona, en Colombia: 61.685 hectáreas de área protegida, hogar de 381 especies de peces, 155 de aves, 35 de reptiles, siete de anfibios y 430 tipos de plantas. Este santuario natural está  amenazado por la construcción de una base militar estadounidense, con un muelle de 170 metros y una torre de comunicación, con innumerables riesgos potenciales para la fauna local.

En agosto, en el desierto de Atacama, 200 miembros del ejército estadounidense capacitaron a 400 militares de Chile y Argentina, en el marco de ejercicios llamados Southern Fénix 2024, donde estrenaron el sistema de cohetes M 142 Himars, antes de la firma de un acuerdo de 106 puntos entre los ejércitos de EEUU y Chile para la  capacitación militar de parte de EEUU y entrenamiento bilaterales y multinacionales, como el de Tarapacá, donde por primera vez se desplegaron los sistemas de artillería M142 Himars en América Latina.

El 14 de diciembre de 2024, el gobierno ecuatoriano del ultraderechista Daniel Noboa autorizó que Estados Unidos instale una base militar en las islas Galápagos. Esto permite la presencia de buques, submarinos y personal militar con la justificación de combatir el narcotráfico, la pesca ilegal y otras actividades ilícitas marítimas. Las fuerzas estadounidenses están exentas de pagar tasas administrativas y reciben inmunidad diplomática como las del personal diplomático, y ya genera controversias legales y éticas.

Existe la prohibición constitucional de bases extranjeras desde 2008, el gobierno de Noboa impulsa una reforma para eliminar esta restricción. La de Galápagos sustituirá a la base estadounidense en Manta, que operó entre 1999 y 2009 que cerró el presidente Rafael Correa. Críticos califican la decisión como un “servilismo colonial” que ignora la soberanía de Ecuador

En Panamá se da un incremento de la actividad militar de Estados Unidos en la región que utiliza al país como base de operaciones estratégicas. La Central Nacional de Trabajadores de Panamá denunció la presencia de aeronaves militares estadounidenses- C-17 Globemaster III, helicópteros Sikorsky UH-60 Black Hawk y Bell UH-1h-  en el aeropuerto Howard, en las afueras de la capital panameña y en el aeropuerto internacional Panamá Pacífico.

El Comando Sur sostiene que América Latina no se beneficia de los recursos que China extrae de la región y destacó la importancia de competir en la construcción y operación de infraestructura crítica con los países vecinos para combatir el crimen organizado. Recordó que 21 países de la región firmaron distintas iniciativas de acuerdo con China.

El objetivo central del Comando Sur para la región es el de impulsar guerras regionales (proxy) contra quienes defienden valores soberanos, con el propósito de desmembrar los vínculos de estos países con los BRICS+. Le es preciso fracturar un nuevo orden internacional autónomo del globalismo financiarista afín al injerencismo de la OTAN, el G7 y el FMI. Y por ello prioriza la demonización de China, que ha superado el PBI de EEUU.

En el proyecto de presupuesto nacional para financiar al Pentágono en el año 2025, se incluye un significativo incremento de las partidas para el Comando Sur y especialmente para la Dirección de Apoyo Técnico de la Guerra Irregular. Los senadores solicitaron un plan pormenorizado y específico por parte del Secretario de Defensa, sobre las políticas y doctrinas que aplicará el Pentágono en relación con las “operaciones subterráneas”, (Extracto)

Presagios

El alba está lejana.

No sé qué busca el pájaro

entre la noche densa.

Habla, murmura, insiste.

Se acerca a la ventana.

Dice que el sol no ha muerto

y existe otro mañana.

José Emilio Pacheco

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