Tras cuatro días de votación concluyó la consulta nacional convocada por el presidente electo del país Andrés Manuel López Obrador, a favor de cancelar la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) en Texcoco.
De un millón 57 mil votantes que participaron en las 32 entidades federativas, 70 por ciento avaló la propuesta de reacondicionar el actual aeropuerto de la Ciudad de México y el de Toluca, así como construir dos pistas en la base aérea de Santa Lucía, mientras 29 por ciento apoyó que continúen los trabajos en Texcoco.
Los resultados los dio a conocer Enrique Calderón Alzati, presidente de la Fundación Arturo Rosenblueth, responsable del cómputo de los sufragios.
En Puebla, el primer ejercicio democrático del gobierno de transición convocó a miles que se presentaron en 38 mesas de votación, de las cuales 10 se ubicaron en la capital y las restantes en 26 municipios del interior.
Ni la lluvia ni las bajas temperaturas que azotaron al municipio de Puebla el sábado y domingo pasado alejaron a los interesados en participar. Entre ellos se encontró el ciudadano Israel Gallardo, quien acudió al modulo instalado en la unidad habitacional de Amalucan.
Aunque reconoció a La Jornada de Oriente que no estuvo de acuerdo con dejar a la sociedad la definición de un tema técnico, consideró que lo más importante de la consulta fue que incentivó la participación ciudadana en una decisión de gobierno.
“Te quejas, pero si no vienes a emitir una opinión cómo se te va a tomar en cuenta”, cuestionó Israel Gallardo, al tiempo de celebrar que la boleta incluyera los pros y contras de instalar el nuevo aeropuerto, tanto en Texcoco como en Santa Lucía.
La consulta se llevó a cabo el 25, 26, 27 y 28 de octubre, en los cuales surgieron denuncias en redes sociales de que las medidas de seguridad no fueron suficientes, pues supuestamente una misma persona podía votar en repetidas ocasiones.
Verónica Díaz, responsable del módulo de la unidad habitacional de Amalucan, consideró las acusaciones una campaña de difamación, porque el sistema que se ocupó para la consulta obligaba el registro de la clave de elector de cada votante, lo que hacía imposible que un ciudadano participara más de una vez.