Ni una mampara, ni señalética adecuada, ni publicaciones constantes y diversas en redes sociales y ni siquiera la garantía que las cédulas y los títulos de sus obras se mantuvieran adheridas a la pared atraviesan la exposición del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) de Puebla 2022 montada en Casa de Cultura.
A un par de días de concluir su exhibición, artistas emergentes piden a la Secretaría de Cultura (SC) que su trabajo no sea invisibilizado, sobre todo cuando la exposición del PECDA es la oportunidad que tiene el ciudadano de a pie de enterarse qué es lo que está produciendo una generación completa de creadores en disciplinas diversas que van de la fotografía a la pintura, pasando por la instalación, el performance y el arte objeto, que tienen tras de sí un amplio proceso de investigación que es personal, comunitario y social.
De paso, señalaron Fernanda, Aketzalli, María Fernanda y Andrea, quienes prefieren solo ser citadas con su nombre de pila, porque el PECDA es un programa que echa mano de recursos federales y estatales, además de que la exposición significa el término de procesos personales y profesionales desarrollados con el apoyo económico que otorga el programa.
Mencionan que además de ver montadas sus obras en diversas salas de Casa de Cultura, les hubiera gustado ser parte de charlas, recorridos guiados o performances, como ocurrió con uno de los más de 60 becarios del PECDA 2022 que sí ocupó el patio central para realizar un bodypaint en el que frases turísticas de Puebla, e incluso las siglas del propio PECDA fueron pintadas en el cuerpo de una modelo, algo que algunos leyeron como una “instrumentalización del arte” en beneficio del propio programa.
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Durante una entrevista, en la que también cuentan a profundidad sobre cada uno de sus proyectos artísticos, coinciden que a más de tres semanas de exhibición en Casa de Cultura no perciben que haya habido difusión por parte de la SC, pues en diversas ocasiones que ellas mismas visitaron la muestra se percataron que el público se dirigió, solamente y en su mayoría, a la Biblioteca Palafoxiana, reconocida a nivel mundial como Memoria del mundo por la Unesco.
“Te ofrecen el espacio pero al final te sueltan”, señala María Fernanda, para quien el proceso del PECDA tuvo momentos criticables como la tutoría que nunca se concretó, lo mismo que le sucedió a Aketzalli, quien obtuvo de su tutora 10 minutos de su atención al teléfono, para que al final ésta se declarara incompetente en el temática abordada en la obra.
Otras fallas, anotaron en conjunto, fueron en la comunicación que fue intermitente, incompleta o nula pues las informaciones no corrieron igual para todos los becarios: no todos fueron solicitados para la inauguración, no todos conocieron sobre la posibilidad de dar charlas y no a todos les fue abierta la puerta para dar salida de manera diversa a sus obras, como el hacer una intervención o un performance.
Incluso, criticaron la existencia de fallas técnicas no en el montaje pero sí en la dinámica de la exhibición: tan simples como el que cédulas aparecieran tiradas en el piso o tan graves como el de no poder “prender” obras que requerían de electricidad, como es el caso de la pieza Diálogos con la Flora, una instalación que funciona a partir de la denominada Caja dialogadora que tiene que estar encendida, pues es la traductora de los sonidos que producen las plantas, que son el eje de la pieza.
“Hay que hacer un trabajo en conjunto: entre el espacio y los artistas para que pueda existir esa visibilización de lo que está pasando en Puebla, de lo que está surgiendo, sobre todo porque hay muchos proyectos que son sociales, que no solamente se quedan en una pieza de arte, sino que hay más en ellos”, opinó María Fernanda.
No obstante, como notó Fernanda, si hubo aciertos como lo fue la organización y comunicación con oficinas centrales de Ciudad de México así como el servicio de retribución que tienen que hacer como artistas, organizado por la SC. Completó que si bien se les mencionó que había recursos para el PECDA, además de que la curaduría de Jorge Gamboa fue un “esfuerzo valioso”, luego queda la duda de dónde esta ese recurso con “las fichas tiradas, algunos dispositivos sucios” que generan cuestiones inestables y de ambigüedad para el programa.
De paso, como expuso Andrea, la exposición del PECDA debería ser mayormente apreciada cuando está montada en un espacio como Casa de Cultura, la cual “lo tiene todo”, con salas bien montadas, libertad de entrada y ubicación en pleno Centro Histórico de Puebla.