Jueves, abril 25, 2024

Petro, una victoria más para América Latina

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La nueva Colombia de Gustavo Petro se levanta a la izquierda y la fuerza progresista de América Latina avanza. El camino de países no alineados parece no detenerse. La transformación regional hacia su emancipación va segura.  Si en octubre Lula gana en Brasil, el poder de negociación, la autonomía y la integración de la región seguirán avanzando; sin embargo, la tendencia no ha sido general, en El Salvador, Uruguay y Ecuador sus gobiernos se han desplazado a la derecha.

Gustavo Petro, luego de pasar por las filas de la guerrilla, la tortura, encarcelamiento y exilio, estuvo dentro de los fundadores de la Alianza Democrática M-19, movimiento que logró un gran respaldo popular y que participó en la Constituyente de 1991 y con ello llegó a la Cámara el mismo año. Economista, Senador y Alcalde de Bogotá, protagonista de varias polémicas, incluida la destitución e inhabilidad como Alcalde que le impuso la Procuraduría General de la Nación, y toda una guerra mediática en su contra por la derecha colombiana.  Hoy en su tercer y último intento, logra a sus 62 años la presidencia de su país como el primer gobierno de izquierda.

Colombia es uno de los países más militarizados del mundo, con un estimado de 50 bases militares de EUA, con localizaciones geoestratégicas directamente manejadas por asesores y mercenarios norteamericanos, apuntando a todas las fronteras que rodean el país, siendo su principal objetivo Venezuela. Sometida desde siempre con gobiernos títeres impuestos por el imperio del norte, sigue asediando al sur de América con el único propósito de mantener el control y apropiarse de los recursos naturales de esos países, un neocolonialismo e impunidad en pleno siglo XXI con el silencio y cobijo de la OEA.

Los gobiernos de centroderecha y derecha de América Latina, se alinearon al poder hegemónico que emprendió la guerra contra el Estado a través del neoliberalismo de los 80´s, privatizando, desnacionalizando, impulsando a su dios “el mercado” como racionalizador de la vida, y perdiendo el Estado centralidad.  En la pandemia por COVID-19, la población no busco salud en el mercado, recurrieron al Estado, y muchas veces el Estado no estuvo ahí, porque el sistema de salud estaba desmantelado y privatizado. 

La inflación desmedida, el aumento de la desigualdad, la mala gestión de la pandemia,  escándalos de corrupción, desempleo, aumento de la pobreza, deterioro de la infraestructura, de recursos naturales, la ausencia de fondos para salud y educación, debilitaron la confianza de la población en  los gobiernos neoliberales y de derecha, y las instituciones públicas, propiciando en la región un movimiento por la izquierda.

Los votantes de América Latina tienen ahora un sentido más consciente de lo que el Estado puede hacer y de su importancia por un esfuerzo redistributivo, y por ayudar a mejorar las condiciones de vida de la población. Este fenómeno puede explicar en parte las tendencias de la presencia de la izquierda en Latino América, y como sus avances podrían impulsar a China y minar a Estados Unidos mientras compiten por la influencia regional, en búsqueda del desarrollo económico y su soberanía.

 

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