Había una vez una princesa que nació en un castillo ubicado en la cima de una montaña rodeada de grandes bosques con exuberantes flora y fauna. Su padre era el Rey de los Números y la Lógica; la madre era la Reina del Enojo y el Sinsentido. Los números, exactos y fríos son claros; el enojo, volátil y caliente, es turbio, por lo q el Reino era una total y absurda contradicción.
El Rey se enfocaba en sacar adelante al reino y a su gente, hacía mejoras en fortalezas y ejércitos con el dinero recaudado de sus súbditos, a quienes no les exigía más quienes además sabían que cuando se les presentaba un conflicto, el Rey era y justo y sabio.
La Reina controlaba el castillo con el orden y la pulcritud rígida del infierno. ¡Ay de la doncella que osara cambiar de lugar lo que ella disponía!
¿Y la princesa? ¡La más feliz! Siempre y cuando pudiera salir al bosque con toda libertad, lejos de sus padres y que no se acordaran de ella. Su deseo más profundo era perderse entre los árboles y no regresar a palacio.
¿Cómo? ¿por qué? Un día la princesa se acercó a su padre a preguntarle el por qué era tan hábil para llevar su reino, pero tan tonto para poner orden con su madre. El Rey respondió con tres palabras; “Paz, ¡cómo sea!”
Cuenta la leyenda que en una ocasión, al caer la noche, la princesa, alejada de sus doncellas, se encontraba bajo un frondoso árbol con los ojos cerrados y apareció una bruja rodeada de luz brillante. La princesa abrió los ojos y quedó fascinada, le preguntó quién era. La bruja contestó: “Soy un Ser de Luz”. Sorprendida la princesa, curioseó:
-¿Qué hace un Ser de Luz?
-Veo el corazón de las personas
-¿Y qué ves en el mío?
-Tristeza… a pesar de vivir en un mundo donde nada material te hace falta.
Sorprendida y con mirada desconsolada, le preguntó:
-Dime por qué hay tristeza en mi corazón.
-Dímelo tú.
-Quiero paz, pero no la de mi padre de: ‘como sea’, sino la que encuentro sentada bajo este árbol; pero me dura poco y mi corazón se queda vacío.
-¿Cómo encuentras tu paz?
-Cierro mis ojos, respiro profundo y lento, escucho el silencio y calmo mi interior.
-¿Por qué te dura poco?
-No sé…
-¿Qué necesitas?
-Silencio adentro de mí.
Y tomadas de la mano, en silencio, caminaron juntas sobre el rayo de luz.