Patricio N., el adolescente que agredió a un guardia de seguridad en Lomas de Angelópolis, está citado a comparecer ante un juez este viernes, como parte del proceso penal que se sigue en su contra por la agresión que cometió y, en caso de que no lo haga, la Fiscalía General del Estado (FGE) procederá a su aprehensión.
Así lo indicó Gilberto Higuera Bernal, titular del organismo, quien indicó que el padre del agresor solicitó anteriormente una prórroga para acudir a la cita pues inicialmente esta estaba prevista para el pasado primero de diciembre.
“Tanto el menor de edad como su padre solicitaron a la autoridad judicial un tiempo más para acudir a la audiencia (…) este ocho de diciembre estará compareciendo advertido que en caso de no hacerlo la Fiscalía podría aprenderlo, pero ya está resuelto ese caso.
Hay que recordar que apenas el viernes pasado, Carlos Pereyra, padre de Patricio N. dio a conocer a un medio de comunicación que envió a Estados Unidos a su hijo pues temía alguna agresión en su contra por la indignación que su actuar causó en redes sociales.
En esa misma declaración, Pereyra, quien se dedica al ámbito empresarial, justificó que su hijo golpeó al guardia de seguridad porque este había tenido un trato descortés con él y porque lo hizo esperar mucho tiempo para darle acceso al conjunto habitacional.
“En días anteriores, en el turno de este muchacho había estado contestando de mala manera, levantando la pluma de mala manera, se le dijo que no hiciera eso, hasta ese día que llegó mi hijo lo trató mal, lo tuvo esperando 15 minutos porque no servía la pluma, no servía la tarjeta –de acceso– hasta que lo desesperó y sí, yo no digo que no, estuvo mal lo que hizo, pero hubo un antecedente previó de este muchacho”, expuso.
Debe recordarse que el caso quedó grabado en cámaras de seguridad de Lomas de Angelópolis, cuyos videos muestran cómo Patricio N. pide al guardia de seguridad que levante la pluma para que su automóvil pase, pero esto no ocurre, pues el empleado le indica que no se ha acreditado adecuadamente y, en consecuencia, no le puede permitir el acceso. En ese momento, el adolescente entra a la caseta de vigilancia y empieza a golpearlo en la cara, cabeza y torso, sin que la víctima responda a las agresiones.