En lo que va del presente año han sido aproximadamente 21 paros técnicos los que se han realizado en Volkswagen de México, mientras que en Audi, instalada en San José Chiapa, han sido alrededor de cuatro, pero uno de ellos con duración de un mes; dicha situación ha sido originada por la escasez de semiconductores para el ensamblado de los vehículos.
La situación en ambas plantas armadoras es grave, pues las suspensiones obligadas de actividades generan incertidumbre e inestabilidad laboral.
Es cierto que la escasez de semiconductores y otros insumos para la industria automotriz no es un asunto privativo de las fábricas asentadas en territorio poblano, sino que es una problemática mundial derivada, en primer lugar, del encierro que provocó la pandemia de Covid y luego por la guerra entre Rusia y Ucrania, que ha generado la detención de aparatos productivos sustanciales en Europa.
Es claro que se debe proteger el interés de los trabajadores de la plantas que producen autos en Puebla, porque son muchas las familias que dependen de los ingresos de los obreros.
La crisis pone nuevamente en el centro de la discusión pública la necesidad de que el estado de Puebla desarrolle otras actividades industriales además del armado de autos, para no tener una dependencia tan profunda de la suerte que corren esas empresas.