La estrategia empresarial de paros técnicos, hoy llamados paros productivos, ha sido el mecanismo de flexibilización laboral de las automotrices instaladas en Puebla que permite a las empresas parar la producción cuando así lo requieren debido a la falta de insumos, cambios de modelos, de tecnología, así como excesos de oferta frente a la demanda, entre otros, reduciendo el costo laboral que deberían de enfrentar y manteniendo la disponibilidad de su mano de obra.
Desde la pandemia de Covid–19, los paros se incrementaron y se volvieron, por su número y afectaciones salariales, un elemento de incertidumbre e inestabilidad para los trabajadores de las armadoras y proveedoras del segmento automotriz. En esta ocasión, el Sindicato Independiente de Trabajadores de la Industria Automotriz Volkswagen (SITIAVW) confirmó que, a partir de hoy, 18 de noviembre, mil 800 trabajadores del segmento Tiguan inician paro productivo, tras finalizar la manufactura de este vehículo y por el arranque de la adecuación de líneas de ensamblado para un nuevo modelo, sin que se defina por el momento por cuanto tiempo será la suspensión.
Además, aproximadamente 600 trabajadores de 25 proveedoras automotrices estarán también en paro técnico a partir de este lunes, debido a la misma situación, con la posibilidad de que se realicen algunos despidos en dichas empresas, según lo dio a conocer Constantino Sánchez Díaz, secretario general de la Confederación Sindical Republicana (CSR)
Si bien los trabajadores percibirán entre el 70 y 50 por ciento de sus salarios y en otros casos se les tomará a cuenta de vacaciones, lo que implica que su pago será al 100 por ciento, las afectaciones a lo largo del año no han sido menores.
Y como hemos dado a conocer anteriormente, en Alemania el Grupo Volkswagen atraviesa una crisis significativa, marcada por el anuncio del cierre de tres fábricas, con recortes masivos de empleos. Esas acciones que buscan enfrentar los altos costos de producción y una baja competitividad en comparación con otras regiones y la posibilidad de que las inversiones sean orientadas a territorio poblano se enfrenta hoy a la posibilidad de cambios en la política norteamericana para la industria automotriz, que podría afectar a las armadoras asentadas en Puebla y por tanto a los puestos de trabajo y el empleo en la entidad.