Como en pocas ocasiones, México y el mundo, esperan expectantes la toma de posesión del presidente estadounidense Donald Trump. Y no es para menos, pues el poderío militar, político y económico del que dispone el presidente en manos de un personaje inestable emocionalmente, prepotente, arbitrario y arrogante, como Donald Trump, lo hacen peligroso. Por supuesto, su propuesta de convertir en los estados de la Unión 51 y 52 a Canadá y a México, además de apropiarse de Groenlandia, no es la broma que algunos quisieran que fuera.
Ya en 2019, en su primer mandato, Trump se ofreció para comprar la isla de Groenlandia (la más grande el mundo e integrada como región autónoma al Reino de Dinamarca, con una superficie similar a la de México, y abundantes recursos estratégicos), lo que en esa ocasión generó tensiones diplomáticas con el gobierno danés que, de inmediato, rechazó la oferta; sin embargo, a finales de 2024 Trump insistió en la compra de la isla, propuesta que también ha sido rechazada, pero ahora, el gobierno de Groenlandia ha planteado separarse de Dinamarca, en lo que, al parecer, sería el primer paso para recibir ofertas de compra.
A esto, se agrega una amenaza más: quitarle la administración del Canal al gobierno panameño y recuperarla para Estados Unidos con el argumento de que las cuotas que pagan los barcos estadounidenses al usar el canal son muy altas. La verdad es que por el Canal cruza el 5 por ciento del comercio marítimo internacional y Estados Unidos, con 74 por ciento de la carga y China con el 21 por ciento, son sus principales usuarios. Trump ha declarado que “esta completa estafa a nuestro país –la relación entre cuotas y volumen de carga– cesará inmediatamente, al tiempo de acusar a China de operar de manera ilegal dicho canal”, lo cual ha negado el gobierno panameño.
En eso estábamos, cuando se difundió la renuncia del primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, renuncia qué el propio Trump se atribuye, al tiempo de insistir en que Canadá se convierta en el Estado 51 de Estados Unidos. “Si Canadá se fusiona con Estados Unidos –dijo Trump–, no habrá aranceles, los impuestos bajarán, y tendrá total seguridad frente a las amenazas de barcos rusos y chinos que constantemente lo rodean.” ¿Qué tal, intereses de mercader para convencer a una nación que deje de ser soberana, pues no es negocio? ¿Será esa renuncia, un final sin gloria de Trudeau, el primer paso de la fusión Estados Unidos–Canadá?
También puedes leer: Las derechas se reúnen
En Austria, el presidente encarga a la ultraderecha formar el gobierno y el canciller de Alemania, Olaf Scholz, resultó agredido por Elon Musk, el dueño de Tesla, quien una vez lo calificó de “loco” y otra de “imbécil incompetente”, porque el canciller expresó su preocupación por el hecho de que el multimillonario hombre de confianza de Donald Trump, se ha involucrado en las próximas elecciones apoyando a la extrema derecha, para extender su influencia política en Europa en favor de sus intereses económicos.
Mientras tanto, Israel se solaza asesinando con saña inaudita a palestinos, sirios, yemenitas, y seguramente a quien se le pegue la gana, al fin y al cabo, su padrino todo le consiente, le financia y apoya sus incursiones donde las órdenes de los soldados invasores, son “disparar contra todo lo que se mueva” y ya acabó con todos los hospitales y se comienza a hablar de hambruna en Gaza. Pero, los crímenes de Israel y Estados Unidos, no son recientes, ya en 1992, dice Eduardo Galeano: mientras el presidente George Bush lanzaba sobre Afganistán una lluvia de misiles, “los tanques demolían Gaza y Cisjordania, para que los palestinos siguieran pagando la cuenta del Holocausto que no habían cometido” (Galeano, E. Cerrado por fútbol, 2017, p. 152). Los bombardeos de Israel, cada vez encuentran menos niños y mujeres que asesinar, pero las incursiones cotidianas siguen matando a los pocos sobrevivientes y la ONU sólo sirve para descargar la impotente amargura de su Secretario General, António Guterres, y fingir que esa organización sirve para algo.
En particular, a México le toca lidiar con el extremismo de Trump. Las declaraciones del 21 de diciembre del año pasado sobre declarar como grupos terroristas a la delincuencia organizada, con lo cual, según los estadounidenses, podrían intervenir para combatir a los terroristas en territorio mexicano; ello aunado a las amenazas de imponer hasta 25 por ciento de aranceles en bienes y servicios provenientes de México, así como la devolución de miles de migrantes, lo cual ha puesto en alerta a todo el aparato gubernamental del Estado mexicano…
De cualquier modo ¡Feliz Año!
Te podría interesar: Nace el Partido Comunista