Para Sara Curruchich, una artista y activista maya guatemalteca, el cantar es un regalo y una responsabilidad. Para ella, su canto y su lengua originaria, el maya kaqchikel, son caminos para dar voz a la memoria de su pueblo y a su identidad, a la defensa de la vida, a la opresión de la mujer, en particular de las mujeres indígenas, entre otros temas que son urgentes y cruzan la realidad de los pueblos indígenas de este continente.
La intérprete que ha colaborado con reconocidas artistas como Lila Downs y Vivir Quintana retoma su gira internacional Mujer indígena con tres fechas en este país, para presentarse en Oaxaca, Ciudad de México y Puebla, con un concierto programado el 10 de febrero en Beat 803, foro cultural.
“Es un regalo grande porque a través de mi música honro la vida de mis abuelos, abuelas, de tantas personas, tantos pueblos. Es además una responsabilidad grande porque soy una mujer indígena de 30 años, que canta agracias a la voz, a la palabra y a la lucha de mujeres que me han antecedido en la lucha de buscar que se respeten nuestros derechos”, dice Curruchich durante una entrevista telefónica.
Para ella, abona, su canto es una gran responsabilidad porque sabe que hay otras niñas que son como ella, a las que escucha desde “la amorosidad y la ternura”, para apoyarse entre todas, para decir que sí, que se tiene el derecho a compartir la música y las composiciones.
Hablar su lengua originaria, refiere la autora de los álbumes Somos (2019) y Mujer Indígena (2021), es una forma de abrazar fuerte y profundamente las raíces de quienes fueron los primeros caminantes de su pueblo. “Es abrazar mi identidad, es hablar a través de la música en el idioma en medio del contexto en el que se busca anular la existencia de los pueblos”, apunta.
Por tanto, para ella cantar es mandar un potente y claro mensaje anticolonial y antirracista, es tener un discurso contrario al actual, es hablar del origen desde un sistema racista que no reconoce la cosmovisión de los pueblos. “Para mí es un mensaje bello de decir ´hablemos nuestros idiomas´ a quienes los hablamos y somos parte, pero también para quien no lo son, para que defiendan esos conocimientos, esa cosmovisión. Es un acto de amor hablar mi idioma, es una posturas política”.
En Oaxaca, Sara Curruchich grabó Pueblos, un dueto con Lila Downs en el que compartió con otras mujeres indígenas durante el rodaje del video. También en México, al lado de Vivir Quintana, la cantante guatemalteca se presentó en el Festival Tiempo de Mujeres celebrado en la Ciudad de México en 2020 para conmemorar el Día internacional de la mujer.
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Ahora, Regresar a México para comenzar la gira Mujer Indígena 2024 significa volver al país al que salió por primera vez, que la recibió de “una forma bella”, que se ha convertido en un espacio para vivir, al que muchas personas migran para buscar una oportunidad, para impulsar su carrera.
A la par de haber sido un recibimiento cálido, para Sara Curruchich el transitar por México ha sido compartir con la gente, escuchar las vivencias de quienes han luchado para visibilizar los derechos de los pueblos, de las mujeres, de la participación, pues sabe que entre su país y este se comparten la cultura y el idioma.
“Me ha ayudado para darme cuenta de cómo a través de las luchas tenemos similitudes ente México y Guatemala, pero también saber que hay que seguir hablando, defendiendo las identidades y la cultura de los pueblos, concebirlos como sujetos políticos”, apunta la activista merecedora al Premio MIAW Transforma en los MTV Awards 2021, la posición de embajadora para el movimiento HeForShe con ONU Mujer en Guatemala, y la selección para el Ford Fellowship Foundation.
Por tanto, dice que con su música lo que busca es romper estereotipos, compartir desde su propia fuerza y con amor, a la par de poner atención a temáticas como el racismo, la xenofobia o la discriminación que están arrebatando vidas.
“La gira es un espacio para encontrar en alegrías, para defender la libertad, pues ha habido muchos momentos de opresión. Es también un espacio para bailar, para saber que se tiene derecho a este espacio de arte, amor, libertad y emancipación”, afirma.
De paso, cada concierto es un espacio para llamar a la reflexión y romper barreras, pues hay muchos retos que ella como músico se enfrenta, como el machismo en los festivales ya que como mujeres indígenas pesa la folclorización, la exotización y el racismo que ponen trabas a sus carreras artísticas.
“Si voy a una comunidad o a una ciudad mi música tiene un mensaje que no cambia: que tenemos construir, deconstruirnos, acercarnos y ser parte de las luchas que tienen las diferentes personas en nuestra misma cercanía o en otros países, que la solidaridad sea visible y la empatía”.
Antes, el 3 de febrero se presentará en Humito, un acogedor recinto musical creado por Lila Downs y Paul Cohen que la hará volver a Oaxaca; luego, el 9 de febrero cantará en el Foro Hilvana de la Ciudad de México, donde volverá el 16 de febrero para reencontrarse con Vivir Quintana, quien la invitará a su concierto en el Lunario del Auditorio Nacional.
En Puebla, Sara Curruchich se presentará el 10 de febrero a las 20 horas en Beat 803, espacio ubicado en la 24 Norte número 803 de la colonia Humboldt, con un costo de preventa de 150 pesos y 200 pesos el día del concierto.
Luego de sus conciertos en México, Sara Curruchich continuará con su gira internacional: durante febrero y marzo en Estados Unidos, para presentarse en Virginia, Washington D.C., Florida y Chicago; luego, en Europa, en las ciudades españolas de Barcelona, Granada, Madrid y Bilbao durante abril, para cerrar en Francia, en Mont de Marsan y París.