Entre el ir y venir cotidiano del municipio de Atlixco a la ciudad de Puebla, la artista Nélida Guzmán constató que “los objetos están más cercanos de lo que parece”, como reza la advertencia escrita en el espejo retrovisor de su automóvil. Bajo esta frase, durante un año de trabajo y viaje la creadora preparó su primera exposición individual: Los objetos (y las situaciones) están más cerca de lo que aparentan, que abrirá el próximo viernes 17 de enero a las 19 horas en el Museo UPAEP, recinto que abre una de sus salas a los artistas locales.
Dicha muestra “es un cierre a lo que aconteció en un año”, señala Guzmán, quien detalla que en ella aparecen escenas, flashes e historias de lo visto desde su transitó. “Empecé a ir más atenta, más de lo que tenía que ir: a lo que había alrededor, a lo que cambiaba con el tiempo, a los sujetos que iban y venían, y la forma en cómo iban”, menciona durante una entrevista.
En el camino paralelo de construcción de obra, prosigue, fue acompañada por el curador Santos Cuatecontzi y por el Aquelarre, un grupo de cinco mujeres que se reúne y dialoga sobre diversos temas ligados a la creación artística. “Fue un acompañamiento cálido que me ayudó a resonar las ideas que tenía respecto a los cuestionamientos y cosas que veía en el camino”.
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La estudiante de octavo semestre de Artes Plásticas en la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP) menciona que el resultado es una muestra que reúne pintura, fotografía y video que dejan ver lo visto, lo acontecido y lo notado en su viaje cotidiano, que le llevaron a afirmar que sí, que “los objetos y situaciones están mucho más cerca que aparentan, que no son lejanas, que están en lo cotidiano y el camino”.
Incluso, indica que en este tránsito se replantearon también sus conceptos y acercamientos en torno a la pintura, que ella concebía como “el pintar lo que se ve”. “Esto me ayudó a hacerla desde otro sitio: más como una meditación, una reflexión”.
“Lo que encontré fue justo el cambio, pues yo pintaba siempre personas. Quise hacer el cambio para ver lo que había y me encontré con un paisaje urbano, en el que hay muchas situaciones distintas: los objetos, lo económico, social y cultural que se observa, así como subjetividades marcadas por los vehículos que son como paredes que no nos dejan conectarnos”.
Nélida Guzmán, participante de muestras colectivas como ¿Qué es arte? Una construcción de la mirada desde lo contemporáneo, montada en La luz de la nevera, en la propia UDLAP, señala que en su propuesta flotan reflexiones sobre el espacio público, para quién está diseñado, la manera en que se transita, o la prevalencia que tienen los vehículos por encima de los transeúntes.
En ese sentido, el curador Santos Cuatecontzi apunta que en Los objetos (y las situaciones) están más cerca de lo que aparentan se “construye un espacio de tiempo que sirve para reflexionar sobre este espacio de tiempo”, en este caso el año de ir y venir de Nélida Guzmán en este trayecto de Atlixco- Puebla.
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“La muestra no queda como algo individual. Es un proceso que es atravesado por diversas situaciones y un grupo –el Aquelarre- que coincide en edad, formas de ver las situaciones, surgiendo otras posibilidades que se pudieron ir plasmando”, apunta el también artista y gestor.
Añade que su intervención y acompañamiento fue en la parte final del proceso, que atendió los comentarios y observaciones surgidas desde las mujeres del Aquelarre, quienes revisaron asuntos que tienen que ver con lo acontecido.
En suma, detalla que la muestra refleja que “la observación es parte fundamental de una revisión y una lectura del mundo”, a la par de que repara sobre la tradición pictórica y cómo se puede seguir situándola en lo contemporáneo, sin perder la continuidad y la vinculación, asunto en el que Nélida Guzmán intervino al tomar temas como el paisaje.
“Son piezas de pequeño formato que necesariamente invitan a hacer una reflexión y un acercamiento a la pieza (…) se tiene que entrar en un proceso de caminar y circular la muestra, y observar aquello que Nélida pudo ver mientras hacía estos viajes”, apunta Cuatecontzi.
“La muestra –concluye el curador- es un espacio para circular, para contemplar y para reflexionar. Se hace justo de un proceso que viene de circular en un automóvil con lo que ello implica: las tensiones, la concentración, los espacios acotados, y luego llevar esa sensación a otro momento para seguir elaborando, y eso se traduce en estas piezas”.