Dicen los enterados que la visita –este fin de semana– de Citlalli Hernández Mora, la secretaria general de Morena, tuvo dos propósitos muy claros: echar andar una estrategia para evitar una derrota en las urnas en la zona metropolitana de Puebla, ante el riesgo de que aflore el llamado “voto anti-AMLO”; y medir el potencial electoral de la llamada “corriente oficial” de la 4T, que tiene como aspirante a la candidatura a la gubernatura, Julio Miguel Huerta Gómez.
Citlalli Hernández, aunque oficialmente es la segunda dirigente más importante de Morena, en realidad es parte esencial del equipo de Claudia Sheinbaum Pardo, la jefa de Gobierno con licencia de la Ciudad de México y principal aspirante a ser la candidata presidencial de la 4T. Y como parte del equipo de la posible abanderada morenista, desde ahora, ya estaría estudiando el panorama electoral que se viene configurando rumbo a la contienda de 2024.
La dirigente vino a Puebla a plantear un esquema fundamental para evitar –que el próximo año— haya un revés electoral en la zona metropolitana de Puebla. Ese modelo es el siguiente:
En los distritos federales y locales de la zona metropolitana en los que se perdió la elección de 2021, se van a elegir a los abanderados que competirán en 2024 mediante una o varias encuestas. Únicamente se va a postular a los que tengan presencia y popularidad suficiente para competir.
En las demarcaciones en que se ganó, pero con una diferencia menor de 9 puntos frente a la oposición, también se va a encuestar y se decidirán a los mejores perfiles mediante la frialdad de los números de estudios demoscópicos.
Y solamente en los distritos en que se ganó con una ventaja de nueve puntos o más, se permitirá la reelección de los actuales legisladores locales y federales. O las nominaciones se podrían hacer mediante acuerdos entre grupos políticos.
Se dice que ese mensaje se habría trasmitido lo mismo al gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina, como a los aspirantes a la gubernatura Alejandro Armenta, Ignacio Mier y Julio Huerta, por ser quienes agrupan, de una u otra manera, a todos los que quieren ser candidatos de la 4T.
¿A qué obedece este esquema? A que existe una preocupación central en Morena por lo que podría pasar en las grandes ciudades del país y las zonas metropolitanas, en donde se ha concentrado el llamado “voto anti-AMLO”.
Se trata de los sufragios de un electorado diverso, que está al margen de las estructuras de los partidos de oposición y por esa razón, en 2021 no se pudo advertir su fuerza. Nadie se lo esperaba, ni siquiera el PAN y el PRI, y mucho menos la 4T.
Corresponde al voto de una extensa variedad de posiciones que van desde personas desencantadas de la 4T, hasta ciudadanos de ultra derecha que odian al presidente Andrés Manuel López Obrador por cuestiones clasistas y racistas, así como los que se guían por modas o tendencias en redes sociales, lo que se le llama “el voto verde”.
Se dice que ese voto está presente y con mucha fuerza en el 90 por ciento de las grandes ciudades del país, como es el caso de Puebla y los municipios conurbados a la capital del estado.
Así como en más de la mitad de las alcaldías de la Ciudad de México o en zonas metropolitanas de Querétaro, Guadalajara, Monterrey, Mérida, el Puerto de Veracruz y varios municipios del estado de México.
Ejemplos de sorpresas que dio ese “voto anti-AMLO” –en 2021– se vio en la Ciudad de México en donde se perdió 9 de 16 alcaldías, entre ellos algunos bastiones de la izquierda como fueron los casos de Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo, Coyoacán y Tlalpan.
Otra sorpresa fue la ciudad de Puebla, en donde previo a los comicios de junio de 2021, el equipo del entonces candidato panista Eduardo Rivera Pérez calculaba que si había un resultado cerrado le iban a ganar a la aspirante morenista Claudia Rivera por 3 puntos y si había un buen resultado, se alcalizarían los 6 puntos de diferencia. Al final la ventaja fue de 15 puntos, por lo que hubo nueve puntos de ese “voto anti-AMLO” que nadie pudo advertir.
Lo mismo pasó en San Pedro Cholula y San Andrés Cholula en donde los candidatos morenistas Karina Pérez y Julio Lorenzini, respectivamente, aparecían en primer lugar en todas las encuestas, pero hubo una ola de sufragios concentrados en zonas residenciales de clase media alta y de lujo que abruptamente movió la balanza a favor de los aspirantes del PAN, Edmundo Tlatehui y Paola Angon, que sentían derrotados entes de los comicios.
Las estimaciones indican que la 4T tiene los números a favor para ganar la próxima elección presidencial, sobre todo por haber triunfado en 23 comicios de gobernador a lo largo del sexenio que está por concluir.
El problema de fondo es que, si se pierden las grandes zonas urbanas, la 4T se aleja de lo que el presidente López Obrador ha llamado “el plan C”, que es ganar la mayoría calificada en el Congreso de la Unión.
Y una prioridad, para el siguiente sexenio, es ejecutar las reformas constitucionales que se frustraron en el actual periodo gubernamental. Como fueron los cambios en materia electoral, al Poder Judicial, seguridad nacional y energética, entre otros temas.
Por eso es fundamental ganar la mayoría calificada en la siguiente elección y que, en el actual trienio, no se logró por el “voto anti-AMLO”.
Medir a Julio Huerta
Otra inquietud que movió la visita de Citlalli Hernández a Puebla es ya empezar a visualizar quien debe verse como favorito para la elección del candidato de la 4T a la gubernatura de Puebla.
Se estaría examinando al potencial real del senador Alejandro Armenta Mier y sobre todo, se estaría observando el crecimiento de Julio Huerta Gómez, de quien se dice, que en algunas regiones del estado ya estaría empatado en las intenciones del voto frente al tercer aspirante, Ignacio Mier Velazco.