No es un rumor. Para diciembre, el Museo José Luis Bello y González cerrará las puertas que durante 70 años estuvieron abiertas para entregar su valioso acervo artístico al Museo Internacional Barroco (MIB), proyecto impulsado por el gobernador Rafael Moreno Valle que costará alrededor de mil 390 millones de pesos y causará una deuda pública de más de 23 años.
Los rumores, una vez más en el caso de la administración estatal, se vuelven a confirmar. No lo hacen por la vía oficial sino por la vía ciudadana, por quienes laboran, investigan y están cercanos al devenir de la cultura en Puebla.
Lo dicho por este diario hace algunos días sobre el despido de trabajadores del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla (CECAP) fue sólo la “punta del iceberg” de la que significa la política cultural del Estado, caracterizada por el nulo apoyo a la creación y la clausura de espacios significativos que son importantes para la identidad por el patrimonio que conservan.
En breve, el edificio de la esquina de la 3 Poniente y la 3 Sur marcado con el número 302 quedará cerrado para que la mayoría de las piezas que integran sus 22 colecciones llenen, en una curaduría desconocida, el enorme espacio expositivo del criticado y poco fundamentado MIB.
