La existencia de otros tres sitios clandestinos de consumo de drogas, también conocidos como “picaderos”, en San Miguel Canoa, denunciaron los vecinos de la población indígena, quienes viven con miedo y zozobra después de que el lunes pasado fueron ejecutadas siete personas y una más quedó gravemente herida.
A pesar de que tanto el ayuntamiento capitalino, como el gobierno estatal afirmaron que habría un operativo especial en la junta auxiliar tras los hechos, durante un recorrido por la demarcación se observó que únicamente permanecen peritos de la Fiscalía General del Estado (FGE) y una pequeña célula del Ejército, pero no había ni policías municipales ni estatales.
Las personas entrevistadas refirieron que la mayor parte de los 30 mil pobladores de la demarcación conocen la existencia de al menos otros tres “picaderos” pero las autoridades no han hecho nada al respecto.
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Manifestaron que el día de la balacera el pánico cundió porque ese día se realizó el tianguis por lo que mucha gente corrió para refugiarse cuando escuchó los disparos.
Y es que el sitio de la balacera se encuentra a escasos 300 metros de la parroquia de San Miguel y el zócalo de la comunidad.
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Refirieron que como este martes, es común la ausencia de la policía municipal, ya que únicamente tres patrullas recorren la comunidad y también tienen a su cargo rondines en La Resurrección y San Miguel Espejo, por lo que se sienten desprotegidos.
Este martes, los pobladores mostraron su preocupación debido al alto consumo de estupefacientes entre jóvenes e incluso niños que van de los 10 a 13 años, los cuales tienen fácil acceso a las drogas.
En los caminos que conducen al volcán La Malinche es común ver a los menores con las llamadas “monas”, pero también consumen cristal y otras sustancias que son altamente dañinas y adictivas.
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A la par del incremento en el consumo de estupefacientes a edades tempranas se incrementó el robo de cobre y de tuberías, que los jóvenes venderían para obtener dinero con el cual comprar drogas.
Asimismo, existe la versión de que los siete ejecutados y una persona más herida, tienen edades entre los 20 y 30 años, y son oriundos de San Miguel Canoa pero sus nombres aún no trascienden.
El lunes 23 de octubre, siete hombres fueron asesinados y uno más resultó herido en un local de San Miguel Canoa, junta auxiliar de la capital poblana, en el que se consumen drogas y se vende alcohol.
Hasta el cierre de la presente edición se conocían al menos un par de versiones sobre lo sucedido; una de ellas es que un cartel estatal conocido como “Los González” que opera en la región de Amozoc y Acajete, envió a una célula de sicarios que disparó contra las personas quienes, al filo de las 14 horas, estaban en el “picadero”, pues entre ellas había varios narcomenudistas que tenían deudas con la organización.
Otra especie que fue relatada a esta casa editorial por pobladores de Canoa apunta a que la matanza se derivó de un enfrentamiento entre dos bandas locales de narcomenudistas.