Oscar Ochoa
Los pueblos son comunidades con un sentido de origen que rebasa con mucho los tiempos de la creación de los Estados nacionales. La gran mayoría de estos Estados apenas si rebasa los dos siglos, con algunas excepciones, pero en general no son tan longevos como algunos pueblos que rebasan los mil, dos mil o hasta los tres mil años de antigüedad.
Si bien los pueblos y los Estados se fundan en mitos de origen, algunos de estos relatos pertenecientes a los pueblos son tomados por los Estados-nación para legitimar su propia consolidación, como en el caso mexicano. Aunque estos mitos son desechados en la vida política, junto con los derechos de los pueblos, bajo la lógica de un libre mercado que postula el progreso como objetivo primordial para ensanchar su dominio y voracidad por energías, materias y fuerza de trabajo para acumular para unos pocos la riqueza producida por la mayoría.
Sin embargo, la vida política de los pueblos se rige a contrapelo de los designios del mercado y el servilismo de los Estados que operan para que la brecha entre clases sociales no sólo se mantenga, sino que aumente. Una primera muestra es la toma definitiva de las oficinas del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) por parte de la comunidad otomí en la Ciudad de México. Esta ocupación se formalizó el 13 de agosto, fecha conmemorativa de la resistencia de los pueblos ancestrales por más de 500 años, nombrando al inmueble como Casa de los Pueblos y las Comunidades Indígenas “Samir Flores Soberanes” recuperando el nombre del activista morelense asesinado por oponerse al Proyecto Integral Morelos (PIM). La toma de este inmueble refleja el hartazgo de las políticas coloniales y de olvido que todos los gobiernos, incluidos los progresistas, han tenido con estos pueblos que dicen “Ya basta” y toman parte de lo que les pertenece para organizarse en torno a proyectos y demandas propias. Porque ellos más que nadie han descubierto que construir autonomía es un paso grande a la libertad.
Otro buen ejemplo, es la toma de la planta embotelladora de agua en Puebla, la cual había despojado del agua a una veintena de comunidades cercanas. Y desde el 17 de marzo las instalaciones fueron tomadas por un contingente que instaló primero un campamento y ahora procedió a la toma formal de las instalaciones para convertirla en una Casa de los Pueblos, esto es, en un espacio de resistencia y formación. El Frente de Pueblos consolidado a partir de esta coyuntura ha recibido el apoyo de otros colectivos como la misma comunidad otomí que ha tomado las instalaciones del INPI en Ciudad de México, así como del movimiento Mexicali Resiste que detuvo la construcción de una cervecera en la ciudad fronteriza.
Estos dos movimientos ejemplifican la estrategia y la cosmovisión de los pueblos que por siglos han resistido a la colonización externa e interna por más de cinco siglos, utilizando siempre elementos propios y préstamos culturales para continuar como proyectos vigentes, a pesar de los embates militares, paramilitares, ideológicos, económicos y culturales lanzados contra ellos por los Estados que crecieron en sus territorios desde las guerras de invasión y despojo llamadas conquistas.
En esta lucha contra gobiernos y empresas muestran el camino que pueblos, comunidades y colectivos han abierto para resolver los problemas que atentan contra su vida en todos los aspectos. La lucha a través de órganos de discusión y toma de decisiones colectivas abren horizontes soberanos poco vistos porque la democracia liberal ha hecho de la delegación del poder una comodidad para ciudadanos y ventaja para gobiernos. Pero llegó la hora de tomar el futuro en nuestras manos, porque es una cuestión de sobrevivencia para la humanidad y el planeta entero acabar con el capital, más que la ilusa pretensión de moralizarlo.
Las tesis fallidas sobre la vida pública nacional desde el lopezobradorismo
Víctor Villanueva, Revista En el Volcán*
El Estado en retroceso y la cuatroté
En los últimos años me he ocupado de reflexionar sobre el Estado moderno, sus aparatos y cómo desde éstos la burguesía logra o no construir hegemonía en torno a su propio proyecto económico en detrimento las clases explotadas. Dicha reflexión aparece en el ensayo intitulado El Estado en retroceso (2018).
Ahí propongo algunas consideraciones metodológicas respecto a la concepción idealista de la organización política nacional, así como critico al pragmatismo desde el cual se piensa que es posible usar políticamente al capitalismo para el beneficio económico de los más pobres y desposeídos.(…) A este tipo de propósitos es a lo que me referiré como sistema neohegeliano o tesis fallidas en el sentido en el que Marx y Engels lo señalaron y recordando a Stavenhagen, para explicar lo que esconden tras de sí las principales afirmaciones políticas hechas por López Obrador. (.. )
El sistema neohegeliano de izquierda es el conjunto de postulados ideológicos que impulsa una propuesta política orientada a consumar el absolutismo de la democracia liberal y el Estado burgués como manifestación del poder institucionalizado, cuya objetivo inmediato es continuar las relaciones de explotación y expoliación propias del modo capitalista de producción. A continuación sus tesis:
La tesis fallida de la separación entre política y economía: el poder político
Supone que el gobierno es el Estado nacional personificado en la figura administrativa del presidente de la República y que en la fase transnacional del modo de producción que padecemos es posible “domar al capital” desde el ámbito administrativo de los gobiernos nacionales. La tozuda realidad nos sigue demostrando todo lo contrario.
La tesis fallida de la separación entre política y economía: el poder económico
Supone que con la alternancia en los gobiernos nacionales como resultado de los procesos electorales, se rompe la hegemonía del capital transnacional; entonces, al suponer modificaciones administrativas el burócrata que dice “domar al capital” para beneficio del pueblo pobre y desposeído, termina por facilitar a la burguesía transnacionalizada la acumulación intensificada de riqueza así como creyendo a la vez que alcanzó adormecer la lucha popular.
La tesis fallida de la política económica como palanca de desarrollo nacional
Supone que el problema de la desigualdad social y la pobreza en un país es asunto propio de la política económica nacional que se instrumenta, al asumir que es en la administración de la riqueza socialmente producida, y no así en su producción, en donde radica la esencia de la contradicción capitalista. “De tal manera amó Dios al mundo, que envió a su hijo primogénito […]” para que confundiésemos economía política con política económica.
La tesis fallida de la supresión de la crítica a la economía política
Supone que cualquier práctica o situación moralmente reprochable puede suplantar a la base material que tiene la burguesía para generar riqueza, a saber la explotación de la fuerza de trabajo y la expoliación de los bienes comunes, y con ello aparentar sapiencia sociológica. Al tratar de desplazar políticamente a la plusvalía como base en la acumulación de capital, el neohegeliano de izquierda intenta justificar la creencia anteriormente desmontada: presentar como “justo” al modo capitalista de producción y su sociedad burguesa, ante el pueblo pobre y desposeído.
La tesis fallida del cambio de régimen político
Supone que el éxito electoral de López Obrador abre una etapa distinta en la vida pública nacional y, con ello, un rumbo distinto en la administración y en la moral del Estado. Dicha creencia forma parte del repertorio cultural del priismo de Echeverría Álvarez y López Portillo, dos de los sexenios en los que el presidencialismo fue exacerbado recurriendo a la teatralidad del poder al presumir desde el templete que el tlatoani moderno se presenta para “hablar por el pueblo”.
La tesis fallida del candidato como el sujeto político del cambio
Supone que con la llegada de López Obrador al gobierno todo cambia dado que el motor de la transformación social en México fue depositado en la mistificación de su persona y el cargo administrativo que ostenta. Con ello se levantó toda una interpretación de orden teológico desde la cual la élite neohegeliana niega la lucha de clases y el carácter de sujeto político a los pueblos, comunidades y grupos organizados para la defensa de su territorio, trabajo y cultura.
La tesis fallida de la vuelta al nacionalismo revolucionario
Supone que la continuidad de Manuel Bartlett y muchos otros priístas, panistas, perredistas y petistas que se sumaron a la campaña electoral de López Obrador, y después de las elecciones a su gabinete presidencial, hace posible el anhelo burocrático que se tiene desde Palacio Nacional: reformar al Partido Revolucionario Institucional (PRI) patrimonializando su cultura política.
La tesis fallida del colonialismo interno como integración regional
Supone que, como en los tiempos del “nacionalismo revolucionario”, los pueblos originarios merecen ser integrados a la sociedad nacional por medio del proceso urbano que implica la instrumentación de todo aquello criticado por Stavenhagen: el progreso se debe realizar mediante la industrialización de las zonas atrasadas, las cuales son obstáculo para la formación del mercado interno y para el desarrollo del capitalismo nacional y progresista, ya que se cree que la integración nacional en América Latina es producto del mestizaje.
* Fragmento del artículo Las tesis fallidas sobre la vida pública nacional desde el lopezobradorismo- ttps:/www.enelvolcán.com/91-ediciones
Parteras, médicos y académicos rechazan reforma sobre medicina tradicional indígena
CHIAPAS.- La Red Mexicana Autónoma de Médicos y Parteras Tradicionales lanzó la petición “¡Defendamos la Medicina Tradicional Indígena! No a la Reforma a la Ley General de Salud”.
Colectivos de médicos y parteras tradicionales junto a grupos de la sociedad civil y académicos analizaron el dictamen enviado al Senado por parte de la Cámara de Diputados y concluyeron que de ser aprobada afectarán los derechos colectivos de los pueblos indígenas establecidos en la Constitución y en diversos tratados internacionales en materia de derechos culturales, ambientales, económicos y sociales.
El objetivo del dictamen, advirtieron, es adjudicar al Estado mexicano, a través de la Secretaría de Salud, la competencia de “regular, utilizar y aprovechar” la medicina tradicional indígena, estandarizando sus prácticas bajo normas de la medicina hegemónica que, por su origen y naturaleza, son ajenas a las culturas de los pueblos.
Las reformas impondrían reglas de carácter prohibitivo y subordinando las prácticas de la medicina tradicional al sistema hegemónico de salud y a los intereses corporativos de la industria biomédica. Eso afectaría la permanencia y continuidad de conocimientos y prácticas relacionadas con la salud comunitaria que representan aspectos fundamentales de los sistemas bioculturales de los pueblos indígenas, esto impacta la relación con el territorio y los recursos asociados, es decir, la administración, conservación y reproducción de plantas medicinales, su relación con la agricultura tradicional y los ecosistemas circundantes.
Eusebio Carmona, integrante de la Organización de Médicos Indígenas del Estado de Chiapas (OMIECH) informó que durante 37 años han luchado para defender su medicina. Hoy ven un nuevo peligro desde la Cámara de Diputados.
Entendemos las intenciones de la medicina de los doctores que desde hace cientos de años ha querido regularnos, es decir, mandarnos como patrones y apropiarse de nuestras plantas medicinales para reforzar su medicina y no tanto para que sirva a nuestros pueblos, dijo Carmona y señaló que, los intereses están ocultos en las empresas farmacéuticas trasnacionales y algunas nacionales que solo ven la ganancia con la venta de productos herbolarios a nivel mundial, como de insumos en los hospitales, donde cada vez más mujeres embarazadas se atienden debido a la desacreditación de las parteras por parte del sector salud.
La organización indica que la regulación por la Secretaría de Salud de su medicina y su práctica en las comunidades será la continuación de su desplazamiento y desaparición como ha ocurrido en otros países como Chile, Argentina y Uruguay.
Informe de Yessica Morales /Chiapas Paralelo.