Pese al optimismo reinante dentro del politburó mexicano, sus cálculos con respecto al crecimiento económico han tenido que ser modificados y dejar de insistir en 3.5 por ciento de aumento del PIB previsto a principios de este año por el secretario de Hacienda para complacer a su jefe político.
Infortunadamente, para estos personajes, con todo y sus famosas reformas (laboral, educativa, energética y otras), los procesos económicos actúan en contra de lo señalado por la burocracia, cuya lentitud de reacción la pone en evidencia frente a la prontitud del sector financiero privado, cuyas previsiones no coinciden con las cifras gubernamentales, ya que Banorte pronostica un crecimiento, cuando mucho, de 2.7 por ciento y Santander de 2.6 por ciento”, incluso la consultoría Merrill Lynch, señala un posible 2.5 por ciento, aunque considera factible 1.0 por ciento.
En cambio las afirmaciones entusiastas del gobierno mexicano no paran, mantienen discursos confusos al insistir en que las cifras del desempleo están a la baja; pero otra vez la zancadilla proviene de instituciones cercanas a ellos; así, el Seguro Social reportó que solo se crearon en lo que va del año 292 mil 889 empleos. El propio Instituto, reportó que: “entre enero y mayo del 2010 se crearon 427 mil 500 empleos y en 2011 descendieron a 312 mil”, de ahí que el de este año sea el nivel más bajo de ese lapso. El eterno beneficiario de las acciones del gobierno, la pérfida iniciativa privada, alega respecto a estas cifras, que: “la reforma laboral carece de reglamentación adecuada”. Mayor descaro es imposible, pues ocultan que tal reforma fue un traje hecho a su medida.
En otro orden de ideas, el inquilino de Los Pinos no vacila en señalar que la reforma energética, que provoca gran tensión en la sociedad mexicana, es un hecho que se realice, pues se requiere la inversión privada y esto significa dar certidumbre jurídica al capital que venga, esto es, dijo al Financial Times, se harán “Los cambios institucionales que sean necesarios para dar certeza a los inversionistas privados.”
Las desgracias heredadas de las nefastas administraciones panistas, al parecer se van mantener por mucho tiempo pese a los discursos triunfalistas de la actual administración peñista y de su mensajero oficioso: el duopolio televisivo.
