Hoy arranca la elección de las nuevas dirigencias del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y en el caso de la sección 51, que corresponde a los maestros estatales, el ambiente se ha caldeado por la existencia de dos campañas electorales, la de los aspirantes Felipe Neri Morán Álvarez y Dinora García Hernández, que se muestran onerosas y tendientes a buscar “la compra” de votos mediante el ofrecimiento de regalos, la distribución de bebidas alcohólicas, el despliegue de propaganda y la realización de comilonas.
Este día se realizarán los Plenos Seccionales Extraordinarios en las secciones 23 y 51 del SNTE, en donde los dirigentes salientes Alejandro Ariza Alonzo y Jaime García Roque, respectivamente, rinden sus últimos informes de labores y financieros, para que después de ello se emita la convocatoria para elegir a los nuevos secretarios generales –luego de 2 años de aplazamiento–, junto con los integrantes de los Comités Ejecutivos Seccionales.
Los comicios, se estima, se llevarán acabo en las dos últimas semanas de este mes, previo al periodo vacacional de semana santa. Por primera vez los docentes votarán y elegirán a sus representantes gremiales. Lo que genera un par de interrogantes fundamentales, que son:
¿En Puebla los maestros optarán por la continuidad de los grupos sindicales en el poder o buscarán romper con las facciones que tradicionalmente han dominado al gremio?
¿Los docentes votarán a favor o en contra de los candidatos que, desde ahora, ya están en la vía de la “compra de votos”?
La segunda pregunta es fundamental, toda vez que en la sección 51 del SNTE se ha abierto una fuerte brecha entre los candidatos que están buscando ganar por la vía de las ideas y los proyectos de desarrollo del sindicato, como son los casos de Alfredo Gómez Palacios y Salvador Torres Castillo, por un lado, y por otro Felipe Morán y Dinora García que están optando por campañas que se caracterizan por un fuerte gasto en obsequios y eventos sociales.
El caso más escandaloso es el de Felipe Morán, cuyo lema es ¨Hagamos que suceda” y que ha desplegado en una campaña –ver las fotos– como si fuera de una elección constitucional, en la que hay propaganda en espectaculares, en bardas, en lonas, en trípticos, así como la entrega de regalos, de bebidas alcohólicas y de memorias USB. Junto con la realización actos sociales con equipos de sonido, maestros de ceremonia y animadores. Además, se debe sumar la renta –en ocasiones– de salones sociales.
Otro caso es el de Dinora García Hernández, quien para difundir sus mensajes y ganar simpatizantes no reparte regalos, pero si organiza grandes comidas entre los maestros, que incluye la renta de espacios, el pago de alimentos y meseros, junto con equipos de sonido y quienes están a cargo de la logística de los encuentros.
No se sabe si los maestros se dejarán seducir por esa forma de hacer proselitismo, que es muy característico de los partidos políticos.
En algunos sectores de docentes esas campañas, la de Morán Álvarez y García Hernández, ya han generado un fuerte agravio, por algo muy sencillo, que es el cuestionamiento de:
¿Cuál ha sido el origen de los fondos económicos para comprar regalos, hacer propaganda masiva y organizar comidas?
Ese tipo de gastos es algo que se sale de las posibilidades de los profesores de educación pública, que viven en condiciones de clase media. Aunque la mayoría están más bien en el estrato de clase media baja.
A diferencia de una elección constitucional, en el SNTE nadie tiene acceso a ningún tipo de financiamiento del sindicato que justifique el dinero que ya se ve en las actividades proselitistas. Y tampoco se permite –según los estatutos—la intervención de organizaciones políticas, civiles, gremiales o empresariales en la vida interna de la representación laboral de los trabajadores de la educación.
El mayor cuestionamiento se ha dirigido contra Felipe Morán por ser el tesorero saliente de la gestión de Jaime Roque García.
De hecho, se cree que hoy podría ser un día difícil para Felipe Morán, ya que en el VII Pleno Seccional Extraordinario del SNTE 51 estará a discusión el informe financiero del tesorero, que administra un monto de alrededor de 120 millones de pesos anuales.
Ese no es un problema para Jaime García Roque que ya se marcha del cargo y ya es sabido que se ve en medio del descrédito. Su imagen está devaluada porque nunca se le percibió como un defensor eficiente de los derechos laborales de los maestros y por varios escándalos que marcaron su gestión.
En cambio, Felipe Neri Morán tiene el reto de no acabar cuestionado por el manejo discrecional que se ha dado a los fondos del sindicato y su onerosa campaña electoral.
Seguramente en la imaginación de muchos profesores correrá la idea de que los camiones de propaganda móvil, las lonas, las bardas, las botellas del alcohol, se habrían pagado con las cuotas sindicales. Algo que lastima mucho por los bajos salarios que perciben el grueso de los maestros poblanos.