-Me viene bien desahogarme, dijo.
-Gracias a tí por confiar en mí, respondí.
-Es un indeseable el patrón; estuve embarazada de él… A veces quería al bebé, y otras, ¡odiaba con todas mis fuerzas a ese ser que crecía dentro de mí! ¡Fue fruto de una violación! ¡El patrón me violó! ¡Cuánto dolor soporté cruzándome a ese monstruo todos los días que iba a mi servicio social después que me violó! ¿Me pregunto cómo pude continuar llendo?… Fue instinto de supervivencia…
“Al principio me sentía halagada de que un hombre me atendiese tanto, me decía lo bonita y deseable que era. En los turnos de mi servicio me decía que si quería trabajo estable, permanente y bien pagado después de terminar mi carrera, con todas las prestaciones de ley, él requería una auxiliar, pero tendría que… Y empezaron las intenciones oscuras, los acercamientos viles y vulgares que él hacía y me hacía creer que eran accidentales.
“Siempre apestaba a alcohol; escondía sus botellas de licor en una esquinita escondida debajo del piso del estudio para que nadie se dieran cuenta, y tomaba con cualquier pretexto ¡es alcohólico!; en ocasiones me citaba temprano, llegaba borracho, cayéndose, pero sus jefes se lo permitían y lo tapaban, y los demás se lo toleraban. Bebía en su trabajo… y mientras, muchachas como yo, llegaban para cumplir su servicio social… y después supe que muchas, muchísimas pasaron por lo mismo.
“Un dia me pidió lo acompañara a un control remoto junto con sus dos jefes; dijo que era importante que yo aprendiera cómo se realizan las transmisiones desde los aparatos que llevan en la camioneta y que si quería el trabajo, era necesario que aprendiera.
“Y ahí, dentro de la camioneta, a solas, y sin escapatoria, me desnudó y abusó de mí. ¡No pude defenderme porque borracho ejercía toda su fuerza y control sobre mí! Yo lloraba y gritaba pero no había quien pudiera auxiliarme porque sus jefes también estaban en lo suyo…
“Llevo amargándome mucho tiempo, sintiendo mucho odio… y mucho asco. Quise deshacerme del bebé pero no fui capaz. Pero un día sentí una punzada, empecé a sangrar, me dolía y me asusté mucho; fue un aborto espontáneo. Fui al médico y me preguntó que si sabía que estaba embarazada. Le dije que sí. Me dijo que lo había perdido y era necesario un legrado para evitar cualquier infección.
“Le dije al patrón que yo no tenía dinero para el legrado y que me ayudar porque era suyo. Se burló y dijo que si había tenido sexo con él, ¡con cuántos más no lo había hecho!, y me dejó sola. Me puse a trabajar para pagar el legrado, y después ya no me aceptaron para terminar mi servicio social y poder graduarme.
“¡¿Qué qué te puedo decir?! Odio y asco es lo que siento hacia el patrón.