Martes, abril 16, 2024

La geometría de orden natural habita la obra pictórica reciente de José Villalobos

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La geometría que existe en el orden natural. Las formas geométricas casi rigurosas que no pueden completarse y se abren recibiendo al ojo humano para que se pose sobre ellos. En ello, reside la indagación pictórica del artista oaxaqueño José Villalobos (Ixtepec, 1 de enero de 1950) en su más reciente exposición denominada Estancias de la luz.

Con su apertura programada para el viernes 10 de diciembre a las 19 horas en la Bodega Quetzalli de la ciudad de Oaxaca, ciudad en la que reside desde hace tiempo, el pintor señala que en ella se recogen alrededor de 18 obras, algunas pequeñas e íntimas y otras de gran formato, todas de reciente manufactura.

Durante una entrevista el escultor de Diacronía, obra que montó en 2017 en el patio central del edificio Arronte de la UAP, aquí en Puebla, señala que Estancias de la luz es una continuación y al mismo tiempo una especie de cierre de varias de sus investigaciones estéticas.

Dicha indagación, refiere, la ha realizado en torno al color y la luz. A ella, en el contexto de la epidemia y la contingencia sanitaria provocada por el Covid-19, se suma la reflexión sobre las visiones íntimas, las manifestaciones humanas, de la soledad, la esperanza, la desazón, la angustia y los temores generados en este tiempo. Se trata, expuso el arquitecto por la UNAM, de abrir la posibilidad para permitir una revisión sobre la condición humana

“Mi trabajo es una pintura abstracta. Es una visión de la propia naturaleza, de la geometría, de lo imperceptible; de la naturaleza que tiene los rigores fundamentales de una ecuación matemática”, señala al teléfono.

Dice que esas reflexiones la han motivado a trabajar y hacer una propuesta pictórica con lenguaje abstracto. “Son una serie de pinturas que me llevaron poco más de año y medio, son 18 telas en las que represento esa idea, tratando de reunirla”.

Villalobos, quien en 2013 expuso parte de su obra en el Museo Universitario Casa de los Muñecos de la UAP al lado del también artista oaxaqueño Luis Zárate, señaló que para él ha sido muy importante descubrir que la geometría existe en el orden natural, tal y como se refleja en el crecimiento de los seres vegetales.

Su interés, por tanto, es en torno a los efectos que provocan la lluvia y el viento, por ejemplo, en la misma naturaleza en donde crea dibujos en el ambiente, como en el suelo sobre el que cae el agua. Ahí, notó con una descripción plástica, aparecen formas geométricas casi rigurosas, que en algunas partes no terminan de completarse. Como ejemplo, imaginó la forma de un triángulo que aparece riguroso excepto por uno de sus lados, que permanece abierto o movido, como si no terminara de conformarse.

“Uno puede encontrar en eso las proporciones. Me interesan los efectos que el ojo humano pone en ellos y en su interés. En ello gira la reflexión plástica. También en los colores, en el círculo cromático, en donde los colores primarios casi no existen en la naturaleza, pues abundan los cortados o rotos, que tienen un timbre apagado más mesurado”, refiere el pintor.

El también autor de las series Mirar la tierra exhibida en la Bodega Quetzalli en la Ciudad de Oaxaca, considera que frente al arte, en el ser humano hay una emoción que surge e interfiere con su propia naturaleza.

“En general esa capacidad la tienen todos los seres vivos, pero en el ser humano se fomenta y se permite. Es tan importante no perder esta sensibilidad y no dejarse de emocionar, pues es parte de la condición humana”, señaló José Villalobos.

De paso, llamó a observar la obra que artistas generaron a partir de la contingencia sanitaria por el nuevo coronavirus. “Fue una gran ola la que generó el impacto de la epidemia; todavía no terminamos de la gran evaluación de esto, para el país es una cuestión importante, hay daños fuertes pues sí hay un retraimiento de la comunidad artística nacional, se dejó de hacer fotografía, se dejó de reseñar, se dejó a un lado la música, el teatro, la danza.

“Detrás están los artistas buscando maneras de cómo replantear la vida y la posibilidad de hacer su trabajo. Es fundamental ver esa resolución, el producto de los encierros. Habrá que ir viendo lo que irá apareciendo, que como experiencia humana es extraordinario. Es un tsunami que nos cayó encima y apenas estamos despertando”, concluyó el artista.

La galería Bodega Quetzalli se encuentra en la calle Murguía número 400 en el Centro Histórico de Oaxaca. Para el primer trimestre de 2022, el artista mostrará su obra en Puebla.

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