Contrario a lo que se cree, el nombramiento de Ricardo Velázquez Cruz como consejero jurídico del próximo gobierno estatal no es una posición del grupo del ex mandatario Mario Marín Torres, sino al revés, constituye un fuerte golpe para el llamado “góber precioso”. El litigante acabo siendo una victima de la administración marinista, pues fue objeto de maltratos y humillaciones, que incluye haber estado a punto de morir en un accidente aéreo que marcó ese sexenio.
Ricardo Velázquez era el titular de la Consejería Jurídica del Poder Ejecutivo cuando el 14 de febrero de 2006 estalló el llamado Lydiagate. En un primer momento se convirtió en el abogado defensor del entonces gobernador Mario Marín Torres, en el litigio que emprendió la periodista Lydia Cacho Ribeiro. Sin embargo a principios de 2007, cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) atrajo el caso, de manera súbita lo desplazaron y en su lugar nombraron al bufete Aguilar y Quevedo, dirigido por Alonso Aguilar Zínser, quien también fue abogado de Raúl Salinas de Gortari.
Luego de que en diciembre de 2007 el pleno de la SCJN emitió un controvertido resultado de una investigación que favorecía a Marín, al obtener seis votos favor de 10 ministros que intervinieron, de manera inexplicable empezó a privar el maltrato hacia Ricardo Velázquez, como parte de la prepotencia que caracterizaba a la llamada “burbuja marinista” –que era un grupo de cinco funcionarios muy cercanos al gobernador–, que sentía haber burlado al Poder Judicial federal y a la opinión pública nacional.
Ese maltrato se empezó a convertir en una especie de represión política y jurídica, que llevó a Ricardo Velázquez a pedirle a Mario Marín una salida digna del gobierno del estado.
Una situación que pesó a favor de Velázquez es que a oídos de Mario Marín llegó la versión –que es cierta– de que el consejero jurídico tiene una fuerte amistad con el poderoso abogado–militar Rafael Macedo de la Concha, quien fue procurador general de la República en el gobierno de Vicente Fox Quesada.
Por esa razón Marín Torres aceptó que el conducto para que Velázquez Cruz dejara el Poder Ejecutivo, sin que se viera como un despido o un desaire, es que fuera nombrado magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Puebla, cargo que dejará en próximo días para convertirse, por segunda vez, en consejero jurídico del gobierno estatal.
En medio del mal trato que hubo del gobierno marinista contra Ricardo Velásquez, surge la historia de un accidente aéreo que pudo costarle la vida al entonces abogado del gobierno estatal. ¿Coincidencia o conspiración, es lo que pasó?, es una pregunta que aún no tiene respuesta. Esta es la historia:
Una vez que la investigación de la SCJN tuvo un resultado positivo para Mario Marín –de manera temporal, ya que ahora este personaje es un prófugo de la justicia por el Lydiagate–, el entonces gobernador decidió “pagar” el favor a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
En la Ciudad Judicial de Puebla, el edificio más alto, vistoso y con una cubierta de piedra blanca, es un oneroso inmueble que Marín le construyó a la SCJN, en un tiempo récord, como una manera de mostrarse agradecido con los ministros que no lo desbancaron del cargo de titular del Poder Ejecutivo, que era lo procedente si se hubiera hecho justicia.
A principios de diciembre de 2008, cuando ya estaba acabado el edificio antes mencionado, Mario Marín mandó a llamar a Ricardo Velázquez para darle dos indicaciones precisas:
Primera: debía buscar en persona a cada uno de los ministros de la SCJN y entregarles en mano, la invitación para la inauguración del edificio de Ciudad Judicial.
Segunda: que ellos fijaran la fecha para la inauguración, de acuerdo a sus disposición de tiempo. Por eso era importante que hubiera un contacto personal con cada uno de ellos.
Para cumplir con esas indicaciones, le dijo Marín a Ricardo Velázquez, tenía que usar todos los recursos disponibles del gobierno, que incluía utilizar un helicóptero del Poder Ejecutivo para hacer rápidos desplazamientos a la Ciudad de México y llegar a tiempo a cada una de las citas con los ministros.
El consejero jurídico acató las instrucciones y empezó a viajar utilizando uno de los helicópteros del gobierno, hasta que un alto funcionario –un día antes de un vuelo programado a la capital del país– le recriminó, lo amonestó, lo ofendió, por utilizar la aeronave, bajo el argumento de que su rango no le daba derecho de echar mano de ese tipo de transporte.
Al otro día ocurrió lo siguiente: Velázquez se fue en carretera a la Ciudad de México y el helicóptero que iba a utilizar se desplomó en el municipio de Tepango de Rodríguez, lo cual provocó la muerte de las ocho personas que iban en el aparto aéreo.
El 10 de diciembre de 2008, a la 1:42 de la tarde, el helicóptero en cuestión se caía y moría Patricia Rossano, quien era la esposa del entonces secretario de Gobernación, Mario Montero Serrano. En ese mismo percance perdieron la vida Gabriela Henaine de Casas, Elizabeth Cerpenter de Pereira, Carmen Torres Santamaría e Ivonne Carrillo Lesier.
El nombramiento de Ricardo Velázquez en la Consejería Jurídica obedece a que es un buen litigante, conocedor de la administración pública. Y es un revés para Mario Marín Torres, que sigue a salto de mata por el Lydiagate