Eduardo Vázquez, secretario de Cultura del gobierno de la Ciudad de México (CDMX), dijo que pone a disposición de los periodistas que se ven amenazados por ejercer su derecho a informar el apoyo de la dependencia a su cargo. En particular, señaló, ofrece la Casa Refugio Citlaltépetl para el alojamiento de reporteros que deben protegerse por amenazas recibidas en sus entidades. Lamentó que del año 2000 a la fecha hayan sido asesinados 130 periodistas, y por ello hace esta proposición.
Como parte de la Feria Internacional del Libro del Zócalo, los días 13 y 14 de octubre se realizaron ocho foros, que estuvieron repletos con la participación de 44 comunicadores de México, El Salvador, España y Estados Unidos. María Cortina, organizadora de estas jornadas, leyó en sus conclusiones que “el periodismo atraviesa por su peor momento: lejos de haber disminuido, la cifra de asesinatos, amenazas, intimidaciones contra los periodistas va en aumento”. Recordó la imagen del fotorreportero Rubén Espinosa, recordada por Noé Zabaleta, cuando manifestaba lo que sentía ante las amenazas del gobierno de Javier Duarte: me siento con el aguijón en la nuca. Espinosa fue asesinado finalmente en la Ciudad de México el 31 de julio de 2015.
La iniciativa, agregó Cortina en la sesión final llevada a cabo el sábado 14 por la tarde, tiene como propósito hacer realidad el #noestansolos, “porque en realidad sí lo están”, dijo, y por ello este encuentro puso sobre la mesa la urgencia de una mayor unidad entre el gremio, de sumarse a las iniciativas existentes, y crear acciones juntos para fortalecerse.
Una presencia muy relevante en el encuentro fue la de Griselda Triana, la compañera de Javier Valdez. Intervino de una manera entrañable, que conmovió al público, y narró la fuerza de Javier por ejercer su oficio, que era su compromiso y su pasión. Triste, dijo en la reunión final que los periodistas debieran cuidarse, ¨váyanse si los amenazan, yo se lo pedía Javier y si me hubiera hecho caso estaría vivo; ustedes le sirven más a la sociedad estando vivos¨.
Las aportaciones durante todo el acto fueron abundantes, intensas. Hubo relatos de las muchas situaciones que se viven en el país y reflexiones acerca de lo que puede pasar y lo que se debería hacer. También estuvieron presentes las experiencias salvadoreñas y las españolas, las segundas en voz de Rodolfo Serrano, quien se presentó como retirado del periódico El País. Describió las buenas épocas de este importante medio y cómo se fue ajustando poco a poco a los intereses de sus dueños, los empresarios de la época de las trasnacionales hispanas. En un ejemplar de su libro, Un oficio de fracasados, Serrano escribió en la dedicatoria a un periodista participante en el foro quien se la pidió: “Lo vuestro sí es periodismo. Lo mío es una anécdota”.
Entre los presentes estuvieron Carlos Fazio, Paula Mónaco, Témoris Greko, Antonio Turok, Daniel Lizárraga, Francisco Sarabia de Río, Sergio Ocampo de La Jornada Guerrero, Noé Zabaleta de Veracruz y Karla Silva de Silao. Noé narró con mucha crudeza la gravísima situación que se vive en su estado, “cada tres meses vamos al entierro de un compañero”, dijo, describiendo a continuación el horror de la vida cotidiana. Karla sorprendió a los asistentes contando la historia de cuando unos sicarios entraron a las oficinas de El Heraldo de Guanajuato y la golpearon salvajemente; en lugar de ir al hospital para que le curaran las heridas, se fue directamente al Ministerio Público a levantar una querella que no detuvo sino hasta que vio a los agresores materiales y al ex alcalde de Silao, autor intelectual, en la cárcel.
El encuentro a puerta cerrada que remató la propuesta fue presidido por Eduardo Vázquez, quien estuvo flanqueado por María Cortina y dos periodistas que auxiliaron incansablemente en su realización: Blanche Petrich y Marta Durán de Huerta. 44 personas debatieron sobre el qué hacer frente a la brutalidad con la que lo que llamaron el narcoestado ataca a los informadores. Con discrepancias y discusiones fuertes, como ocurre en este tipo de reuniones con gente comprometida, se llegó a la conclusión de que hay que estrechar los lazos entre el gremio, tal como lo propuso Cortina en su texto, pero a la vez se dejaron ver las dificultades para hacerlo. El avance consistió en el acuerdo de intercambiar información para que los medios del país y los del extranjero que se sumen, publiquen y denuncien las situaciones graves por las que se atraviese, se acuda a las reuniones que se convoquen y se cree una plataforma común para difundir las denuncias.
Quizá la propuesta más relevante fue que los periodistas se vinculen son la sociedad, con sus movimientos, como lo hacen los comunicadores guerrerenses y de otros estados, como Puebla, para dar mayor cobertura a la tarea de informar.
Un periodista de provincia celebró que el secretario de Cultura convocara a este tipo de actos, pero que quizá debiera ser el mismo de Gobierno, más ligado a los problemas de seguridad. Aurelio Fernández, de La Jornada de Oriente, discrepó de esta idea, argumentando que el periodismo se define frente al Estado y no debe perder su independencia; recordó que en México, el Día de la Libertad de Prensa, el 7 de junio, inició por una comida que el coronel José García Valseca, de la cadena que hoy se llama Organización Editorial Mexicana, le ofreció al presidente Adolfo López Mateos para agradecerle que les regalara el papel del periódico.