El cambio discursivo no es suficiente y se requiere transformar las prácticas sociales para descolonizar los diferentes ámbitos de la vida. Sin embargo, es fundamental reconocer que el uso del lenguaje ha resultado sumamente poderoso y crucial a lo largo de la historia, tanto en procesos de dominación, narrativas desde el poder opresor, la codicia, y el odio; como en los procesos emancipadores, narrativas por la libertad, la solidaridad y la equidad.
El uso del lenguaje describe y construye realidades. La forma en que significamos y construimos los discursos subalternos. El uso de las palabras puede promover la equidad, la diversidad, la inclusión y enmarcar las prácticas por la justicia social. Debemos estar alertas al usarlas. Particularmente cuando se establecen diálogos con el poder y la toma de decisiones. Debemos ser cautelosas cuando negociamos o disputamos espacios, puesto que el poder, tal como se presenta, privilegiado, subsume al sistema imperante, las voces subalternas, cuando reproduce las narrativas dominantes. Riesgo de diluirse en la corriente y resultar contraproducentes al quedar subsumidas al poder que ha dejado ubicado en desventaja a cientos de comunidades.
¿Desde qué experiencias es que podemos partir en la construcción de las narrativas descoloniales que promuevan transformaciones profundas por la justicia social? No hay experiencias válidas o inválidas, sin embargo, debemos priorizar aquellas concepciones que cuestionan el mundo tal como se nos presenta actualmente. Debemos promover aquellos discursos disruptivos que señalan las inequidades y que no demandan únicamente ser absorbidos por el sistema imperante que es el mismo que ha creado condiciones de opresión y subordinación.
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Debemos cuestionar los espacios convencionales de generación de conocimiento, y promover procesos creativos, autónomos y emancipadores. Desentramar aquello que nos ha subsumido a la lógica que naturaliza y normaliza las opresiones.
La construcción de narrativas descoloniales para la justicia social, exige poner atención a las experiencias de los grupos sociales históricamente invisibilizados. La forma en que se encarnan las resistencias, las resiliencias y las prácticas emancipadoras. La posibilidad de construir otros mundos posibles, y no solamente ser subsumidas en la forma en que el mundo se encuentra actualmente, resultante de la imposición del capitalismo heteropatriarcal como única forma de construir el mundo. Sistema que ha llevado a las disparidades sociales, a las atrocidades de la violencia, a la destrucción de la Madre Tierra, a la usurpación de territorios, cuerpos y vidas.
Por ello, la urgencia de construir narrativas decoloniales de formas consciente e intencional, para no dar en bandeja de plata nuestras demandas al poder hegemónico, y que este simplemente las integre a sus prácticas de control.
Se trata de posibilitar la enunciación desde diversos modos y mundos de vida. Con el objetivo de vivir el conocimiento descolonial desde la praxis transformadora. Es urgente, pues, promover las narrativas descoloniales en todos los espacios de la vida social cotidiana, para incidir de forma consciente en el cambio social por la justicia y la equidad.
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