El pasado 1 de junio el propio inspector de San Miguel Espejo subrayó que, en la comunidad han aparecido cadáveres de personas ejecutadas durante la madrugada, en las semanas previas.
De manera pública pidió al edil Eduardo Rivera Pérez mayor seguridad en la zona, debido a que ninguna patrulla recorre la demarcación, lo que la hace vulnerable a todo tipo de delincuencia como el robo en transporte público.
Sostuvo que también es común el robo de ganado, al tratarse de una comunidad rural, también cercana a la autopista Amozoc-Perote.
Por su parte, sin detallar sobre casos que hayan ocurrido recientemente, los ediles de Canoa y La Resurrección, Ruperto Pérez Lima y Adolfo Pérez Torres, expresaron que una situación similar se vive en sus demarcaciones, sin embargo, afirmaron que en la administración de Eduardo Rivera Pérez vienen “a la baja” los índices de delincuencia.
Este lunes, La Jornada de Oriente publicó que el “crako”, “piedra” o “mate” como comúnmente se conoce al cristal es una droga que ha atrapado a poblanos que se encuentran principalmente entre los 12 y 25 años, pues son los que más la consumen, ya que está al alcance de cualquiera que cuente con 100 pesos o menos en la mano para comprar una sola dosis.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud federal (Ssa), el cristal es la cuarta droga de mayor consumo en la entidad poblana después del alcohol, el tabaco y la marihuana, según datos actualizados hasta 2019.
El cristal es una substancia sintética, variante de la metanfetamina y se distingue por la forma de cristales blanquiazules. Actúa directamente en el sistema nervioso central y aumenta de manera importante la dopamina, que es un neurotransmisor relacionado con la experiencia del placer y de la felicidad; este efecto está directamente relacionado con su capacidad de adicción.