Tehuacán. Para defender con todo sustento y derecho la autonomía de los pueblos originarios y fortalecer la formación y la acción colectiva en defensa de los derechos humanos, se creó en Tehuacán el centro Teocentli, espacio que se pretende sea un punto de encuentro para la resistencia, la organización y la construcción de alternativas ante el avance de los megaproyectos y el despojo territorial, expresaron sus fundadores, entre ellos Carlos Beas, de la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo (Ucizoni) y Carlos González, del Congreso Nacional Indígena (CNI).
La inauguración reunió a representantes de comunidades indígenas de Oaxaca, Veracruz, Morelos, Jalisco, Hidalgo, Puebla y Ciudad de México, así como a integrantes de los pueblos Mixteco, Nahua, Zapoteco, Ayuujk y Ngiwa. La ceremonia de apertura incluyó una oración cósmica guiada por el sacerdote Anastasio Hidalgo Miramón, quien reflexionó sobre los desafíos que enfrentan las comunidades ante el capitalismo global y la necesidad de reforzar la autonomía.
Durante las jornadas de trabajo, diversas voces denunciaron las amenazas que enfrentan los pueblos originarios. Carlos González, del CNI, advirtió sobre la creciente violencia contra las comunidades: “La guerra contra los pueblos es cada vez más agresiva. El capitalismo no solo saquea los bienes comunes, sino que también amenaza la vida misma”, afirmó.
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Por su parte, Carlos Beas, del Ucizoni, expuso un análisis histórico sobre el impacto del nacionalismo en las comunidades indígenas y la actual crisis socio ambiental. En su intervención, planteó la necesidad de que comunalidad y la resistencia organizada se tomen como estrategias clave para enfrentar las políticas de despojo y explotación de recursos naturales.
Teocentli, señalaron los participantes, se concibe como un espacio de resistencia que desafía las narrativas impuestas por el Estado y el mercado. Su objetivo es fortalecer la organización comunitaria y la construcción de conocimientos desde una perspectiva indígena, reafirmando la autonomía como un derecho inalienable y no como una concesión del poder.
En su declaración final, los organizadores expresaron con contundencia: “No somos una iniciativa cualquiera. Somos el eco de siglos de resistencia contra la opresión, la voz que exige justicia y el grito de un ¡Ya basta! que sigue vivo en la memoria de nuestros pueblos”. Hicieron un llamado a comunidades, organizaciones y colectivos a sumarse a este proceso, enfatizando que la lucha por la tierra, el agua y la vida sigue más vigente que nunca.
Con la apertura de Teocentli, resaltaron, se siembra una semilla de esperanza y dignidad para los pueblos indígenas. Este centro aspira a convertirse en un referente de defensa territorial y justicia social, donde la memoria ancestral se une con las luchas del presente para construir un futuro en el que la autonomía y la autodeterminación de los pueblos originarios sean una realidad.
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