Tomas áreas sobre el que fuera el campo de batalla y los cambios que ha sufrido a lo largo del tiempo que ya no permitirán la defensa de Puebla, visitas a los fuertes de Loreto y Guadalupe, así como a la iglesia de los Remedios y entrevistas a diversos personajes, conformaron la transmisión simultánea conmemorativa 160 años de la Batalla del 5 de mayo: protagonistas, testigos y escenarios.
Organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia a través del Museo Nacional de Intervenciones (MNI), los museos de los fuertes de Loreto y Guadalupe, el Museo Regional de Puebla (Murep) y el consulado de Salt Lake City, la transmisión mostró los hechos y aspectos históricos, sociales y culturales que hacen que la batalla del 5 de mayo de 1862 en la que las tropas mexicanas vencieron al ejército francés, siga vigente y traspase su propia geografía.
Conducido por Cecilia Genel Velasco, directora del MNI, la transmisión incluyó la participación de José Borjon López-Coterilla, cónsul de México en Salt Lake City, Utah; Raúl Nivón, director de Museos del Centro INAH Puebla; Julieta Cabriada subdirectora del MNI, e Ivonne Giles, directora del Museo de la no intervención Fuerte de Loreto.
De inicio, la cámara se situó en la Iglesia de los Remedios, que fuera el centro de operaciones del general de Ignacio de Zaragoza durante aquel 5 de mayo de 1862. Ahí Faustino Aquino, investigador del MNI, dijo que la iglesia fue escogida por el general porque quedaba al frente de los campos de batalla, como un mirador de la llanura donde desembocarían los franceses venidos de Amozoc. En ella, contó Raúl Nivón, hay una anécdota en torno al Cristo que recibió un disparo, cuya bala iba hacia el general Zaragoza, por lo que las personas que se salvan de ser heridos acuden a ese templo a agradecer.
Luego, José Borjon López-Coterilla conversó con la directora del museo de la no intervención Fuerte de Loreto, Ivonne Giles, quien señaló que se le llama así porque no participó en la batalla aunque si fue un lugar de preparación y resguardo, además que fue una trinchera para proteger la ciudad y el fuerte. Añadió que en otros momentos fue cárcel, cuartel y almacén de armamento de pólvora, que tomó su nombre de la virgen de Loreto, pues era una capilla que se fue adaptando como edificio militar. “En el centro de Puebla hubo una explosión, se tenía que buscar un lugar seguro y una opción fue la iglesia de Loreto, por lo que se sacó lo religioso y fue un polvorín”. Abundó que es un conjunto arquitectónico que alberga una fortaleza, la capilla del siglo XVII y siete salas en las que se conservan obras pictóricas, documentos, trajes y objetos bélicos concernientes a la batalla del 5 de mayo, además de dos salas temporales.
Parte importante fue la aparición del Charro González, un promotor cultural asentado en California, quien dijo que estando en Estados Unidos como tercera generación de mexicanos en aquel país, siente una fascinación por la cultura y en particular por lo sucedido el 5 de mayo, pues el hecho da cuenta de raíces y tradiciones. “De lo que más me ha conmovido en Los Ángeles es la conversación con un migrante que se fue a los 16 años y ahora tiene 60 años, que me decía que llevaba aquí toda su vida pero todos los días pensaba en México, una frase que me llegó hasta los huesos”, dijo el personaje ataviado como un catrín, a la manera de Día de muertos, pero ataviado con un traje de charro.
La visita virtual incluyó también el Fuerte de Guadalupe, donde el investigador del MNI Faustino Aquino explicó la forma en que los franceses se encontraron ahí con una línea mexicana que los acribillaron, bajo el error del general Lorencez. “Es aquí donde los franceses perdieron la batalla”, señaló. En el lado este del cerro, refirió que zuavos escalaron la ladera siendo el único ataque que les hizo llegar a la muralla del fuerte, saltando el foso y tratando se subir a la muralla, siendo el momento más peligroso para los mexicanos. “En el foso quedaron más de 30 cadáveres franceses. El mejor ejercito cometió el error de mandar a sus combatientes hacia estas murallas”.
Señaló que la batalla terminó a las 18 horas en Amalucan, bajo las órdenes del general Zaragoza, quien temía que en el llano se pudiera dar otra batalla. Al otro día, Lorencez subió ahí y permaneció cuatro días atacando a Zaragoza, esperando que cometiera un error, pero esté aguantó e hizo que el militar francés se retirará hacia Orizaba. Una vez tomado el cerro de Amalucan, los mexicanos encontraron el cerro cubierto de tumbas.
Aquino destacó también que los zacapoaxtlas fueron los encargados de conducir a los franceses a la trama, bajo la orden del general Negrete, quien les dio la orden de tirotearlos y retirarse, llevándolos a la trampa donde serían fusilados por las tropas mexicanas. “Había también de Tetela de Ocampo y de Xochiapulco, por lo que habría que hablar de serranos poblanos y hacer esa corrección histórica por justicia”. En ese sentido, entrevistado por Raúl Nivón, Saul Atotozintle, director de cultura de Zacapoaxtla, dijo que este contingente integrado por hombres desprotegidos de armadura, sin instrucción militar y con el machete que ocupaban en la milpa, fueron a proteger al país de la intervención, dando cuenta del espíritu de nacionalismo que existía y aún existe. Acotó que también participaron serranos de otros municipios por lo que ayer y ahora comparten un valor que es el hermanamiento.