Poco, pero Donald Trump va perdiendo espacio en los medios de información mexicanos que cubren, entre otras cosas, el “novedosísimo” nuevo modelo educativo (que en otros países se plantea desde hace muchos años), la “crisis” del Partido de la Revolución Democrática, los embates versus López Obrador en el camino a 2018, el terror que se sigue viviendo en Siria, crimen organizado, etcétera.
Y entre tantas cosas, algo que ha llamado la atención y alcanzado mucha cobertura mediática ha sido la suspensión de la fecha 10 de la Liga MX.
Y sí, efectivamente, se podrán hacer muchos cuestionamientos a esto: ¿Cómo es posible que el futbol una vez más acapare los medios? ¿Cómo puede ser que la gente esté más interesada en temas deportivos que en asuntos sociales, políticos, económicos…? ¿La idea del “pan y circo” sigue funcionando?
Estas y muchas preguntas más serían totalmente válidas si pensamos que solamente se trata de una fecha de futbol y el drama pasional que vivieron miles y miles de espectadores por no haber asistido al estadio o acomodarse en su sillón de preferencia a presenciar su deporte favorito en compañía de los compadres, una botana y las bebidas de su agrado.
Pero creo que la verdadera nota no está en el hecho de que no hubiese futbol sino en la unidad de todos los árbitros al sentir que no existía seguridad en su ámbito laboral o que se estaban ejerciendo una serie de medidas injustas respecto a su labor. Una unidad que los llevó a frenar mucho más que una serie de juegos y hacerse escuchar a través de donde a los que manejan los hilos de este maravilloso deporte, verdaderamente les duele: lo económico.
A partir de la unión de la Asociación Mexicana de Árbitros y su decisión de no presentarse a dirigir los distintos encuentros, hicieron que su voz se escuchara no porque los empresarios creyeran que sus solicitudes eran justas y prudentes, sino porque no se podían dar el lujo de perder las ganancias que se generan a partir de las entradas a los estadios, la venta de bebidas, publicidad, derechos de transmisión televisiva, etcétera.
Y lo que pareciera entonces una nota banal, analizada desde otro punto de vista, quizá sea un simple detalle más de que a partir de la unidad y el convencimiento de que tu causa es justa, podemos frenar muchas cosas y hacer de este país un lugar mucho mejor.
¿En cuántas cosas mucho más importantes que el futbol pudiésemos replicar este acto de unidad?