Carlos Jurado. La caja mágica y el unicornio es el nombre de la exposición en la que, a través de un recorrido virtual, se puede conocer la labor de este fotógrafo que no dejó de sorprender, ni a sí mismo ni a los demás, con la creación de imágenes y técnicas.
Abierta en el marco de la edición número 22 del Encuentro Nacional de Fototecas que se celebró este año organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) a través del Sistema Nacional de Fototecas, la muestra puede ser apreciada a través del enlace https://bit.ly/3DSnxdT hasta el 30 de enero de 2022.
En ella, el destacado fotógrafo y pintor chiapaneco Carlos Jurado (1927-2019) deja ver cómo el ser humano siempre se ha preocupado por su alma.
Desde distintas cosmovisiones, para obtener respuestas, el ser humano ha ocupado los pensamientos y quehacer de hechiceros, magos, alquimistas, filósofos e intelectuales de todas las épocas y culturas.
En el siglo IV, por ejemplo, magos y alquimistas buscaron la forma de aprehender imágenes —la esencia, el alma de las cosas y/o personas—, a través de la investigación de fenómenos relacionados con la luz y las imágenes.
Desde Merlín hasta Adojuhr, esta inquietud ha sido motivo de diversos estudios y experimentos para captar esa sustancia eterna, como los realizados por de quien exhibirá una muestra de su trabajo.
Hace casi cuatro décadas, en su libro El arte de la aprehensión de las imágenes y el unicornio, Jurado develó la figura del mago y alquimista Adojuhr como creador de la antigua técnica fotográfica.
Refería a lo que hoy se conoce como cámara estenopeica, un instrumento desprovisto de una lente y solo requiere de un estenopo u orificio que hace pasar la luz formadora de las imágenes a “la caja mágica”.
De ahí en adelante, el fotógrafo no dejó de sorprender con la creación de imágenes y técnicas, resultado de un pensamiento visionario y espíritu alquimista, el cual puede apreciarse en la exhibición de 22 imágenes tomadas de 1973 a 2002.
Carlos Jurado. La caja mágica y el unicornio es, entonces, un montaje visual donde la magia se hace presente a través de piezas emblemáticas del “mago de la fotografía sin lente”.
Así, el quehacer taumatúrgico de Carlos Jurado, quien dedicó su vida al rescate y difusión de los procesos fotográficos históricos y al uso de la cámara estenopeica, se aprecia en obras como Caballito, captada en 1982 en su taller, en Veracruz.
Otra imagen denominada Formaciones rocosas sobre la playa de 1998, da cuenta de las formas y texturas que la costa neozelandesa provee a la naturaleza.
Carlos Jurado era, antes que nada, un hombre generoso, siempre dispuesto a compartir el conocimiento, además de su creación.
Así, en 2006 donó su obra fotográfica al INAH, la cual está integrada por más de 400 negativos, los cuales datan de los años setenta del siglo pasado a inicios del XXI, acervo que actualmente resguarda la Fototeca Nacional.
Es a partir de una revisión de esa colección que se originó esta exposición, para dar cuenta de las imágenes más representativas del autor en diferentes etapas de su producción, siendo en los años 80 del siglo pasado, cuando la teoría de la ficción en la fotografía encontró precedente en Carlos Jurado.
A partir de entonces, los nuevos fotógrafos alquimistas, de los que él fue maestro de generaciones, han retomado sus enseñanzas buscando encontrar al “unicornio” que les permita utilizar su “cuerno” para la elaboración del estenopo con el que podrán capturar el entorno.
Actualmente, la ficción de quien recibiera, en 2006, la Medalla al Mérito Fotográfico que otorga el INAH, sigue vigente provocando magia al observar las imágenes de atmósfera íntima, casi etérea que les otorga la toma estenopeica.
