Una pictografía, según la Real Academia de la Lengua, es una “escritura ideográfica que consiste en dibujar los objetos que han de explicarse con palabras”. Bajo ese término, la artista Mónica Muñoz Cid construye un universo pictográfico: socavones, desaparecidos, tlatoanis con sospechosos copetes engomados y otros venidos de la lejana Canadá, mujeres muertas a manos de feminicidas, territorios reconquistados, ríos que han perdido sus azules afluentes para convertirse en trágicas manchas negras, o árboles enormes que han sido derribados y partidos en dos.
Bajo el nombre de Pictografías contemporáneas, la grabadora y también ceramista muestra, hasta este fin de semana en el Museo Internacional del Barroco (MIB) la serie de grabados que toman como punto de partida diversos códices mesoamericanos y del periodo de la mal llamada conquista realizados en la zona centro del actual país, que han sido resignificados con temáticas presentes: las desapariciones, la violencia, el despojo, la contaminación y el abuso, pero también la defensa, la organización, el cuidado y la protección de lo propio.
“Esta pieza no estará completa sino está en Ixtacamaxtitlan”, afirma Mónica Muñoz en referencia al Códice de la minería en Ixtacamaxtitlan, también llamado Códice de la llegada del Huey Tlatoani gran señor de la hoja de maple, en el que da cuenta del asedio vivido por este municipio a manos de la empresa canadiense Almaden Minerals y su intención de desarrollar un proyecto de minería a cielo abierto, así como la férrea defensa emprendida por la comunidad nahua y ejido de Tecoltemi, integrante de la Unión de Ejidos y Comunidades en Defensa de la Tierra que logró, en abril de 2023, que la Suprema Corte de Justicia de la Nación declarara que no era factible otorgar el uso de la concesión.
En el códice aparece el tlatoani –un rey mexica- que es el expresidente Enrique Peña Nieto, quien desde su trono y con su gran cabello engomado como distintivo habla de la reforma energética desde la Gran Tenochtitlán, ahora la Ciudad de México, y dice que la minería tiene mayor valor que actividades milenarias como la agricultura.
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Aparece también Ixtacamaxtitlan representado en su antiguo glifo, así como el río Apulco que baña toda la Sierra Norte de Puebla, además del cerro sagrado, al cual llega el “gran señor hoja de maple” que viene de Canadá, para decir que será expropiado y explotado pues hay 980 toneladas de oro y 39 millones 659 mil 332 toneladas de plata, que son representadas a la manera prehispánica, como en la antigua Matrícula de tributos de Huejotzingo.
Dicha intención provocó que los pueblos se levantaran en el Atlachinolli, un símbolo de guerra que habla del río quemado por el agua –un difrasismo nahua- para defender a la madre tierra, para que no suceda que la minería contamine su agua, aniquile a los seres vivos y/o los enferme de muerte, es decir, para que esta nueva llegada del colonizador canadiense no sea un proyecto de muerte, este último concepto representado en un par de tzompantlis: aquellos altares en forma de bastidor donde se montaban un conjunto de cráneos para honrar a los dioses.
Acompañada por los antropólogos Cecilia Vázquez Ahumada y Julio Glockner, ambos activos personajes de la defensa en Ixtacamaxtitlan, la primera encargada de presentar el informe técnico que fue presentado ante la SCJN con el que se avaló la defensa de Tecoltemi, la artista Mónica Muñoz habló sobre este proyecto forma parte de la exposición Ocupación, una colectiva que comparte con Arturo Elizondo, Catalina Galván, Ángela Arziniaga y Kena Enríquez.
Las Pictografías contemporáneas, definió, es un proyecto que comenzó en 2021, en medio de la contingencia sanitaria marcada por el Covid-19, pensando en el territorio poblano, “en el suelo que vivimos”. Pensó en el robo de un acuífero ubicado en Cholula, que también provocó la defensa del pueblo, y derivó en el códice La matrícula de tributos de la buena fuente –o Bonafont-; así como el caso de Ixtacamaxtitlan.
“El proyecto lo conceptualicé haciendo 200 linóleos, esas placas que se hacen grabadas en plástico para hacer un banco de imágenes basadas en códices antiguos para contar historias nuevas”, dijo en el auditorio del MIB, también flanqueada por Manuel Melgarejo Pérez, director de Museos del Instituto Nacional de Antropología e Historia en Puebla, y por Daniel Rendón Farfán, miembro de la Red de Investigación de las Américas (Arenet, por sus siglas en inglés).
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Ahondó que bajo la idea de la apropiación tomó una serie de imágenes, para reinterpretarlas y contar las historias, como sucede en el Códice de la verdadera verdad histórica o Ayotzinapa que da cuenta, precisamente, de la desaparición de 43 estudiantes de la Normal Isidro Burgos, de Ayotzinapa, Guerrero, durante la noche del 26 de septiembre del 2014.
“Los códices de donde tomé estas referencias son el Huaquechula, el de Cuaxicala de Huauchicala, el Mendocino, el de Boturini -o Tira de la Peregrinación-, el Telleriano-Remensis, la Matrícula de Tributos, la Matrícula de Huejotzingo, el de Tlaxcala y el Nutall, todos del centro, porque los mayas se cuecen en otra olla”, confió Muñoz Cid.
La ganadora en 2022 la Bienal Nacional de Grabado “Alfredo Salce” en la categoría Pieza de adquisición y seleccionada en la convocatoria nacional de arte sonoro Ecos Sonoros que en 2021 emitió el Centro Nacional de las Artes y la Red de residencias artísticas del proyecto Chapultepec, Naturaleza y Cultura, con el proyecto Remedios grabados para escuchar continuó que esta investigación se afianzó en talleres, congresos e incluso una propia exposición de códices montada en el MIB.
“Fue estudiar los códices y sus representaciones, así como investigar los nombres de los actores en cada historia”, dijo en referencia a proyectos como la Matrícula de Huitzilapan con más de 700 mujeres víctimas de feminicidio en los últimos 10 años en Puebla, que son contabilizadas y representadas por una pictografía acompañada de su nombre y la fecha en que fue asesinada.
Para cerrar, la artista que también presenta el más reciente códice denominado La tira de la peregrinación o madres buscadoras, afirmó que este proyecto tiene que ver con “problemas que suceden en el territorio poblano y el país, que hablan de la violencia y que se narran de otra perspectiva, la gráfica, para mostrar esta verdad cotidiana en una propuesta visual y artística”.
Destaca que la exposición Ocupación es una colectiva que reúne parte de la obra de Ángela Arziniaga, Arturo Elizondo, Catalina Galván, Mónica Muñoz Cid y Kena Enríquez sigue vigente hasta el domingo 27 de abril en las salas de exposición temporal del MIB; día en que la entrada es gratuita.


