Viernes, septiembre 13, 2024

Miles de mujeres desafían a la cúpula política y religiosa de Puebla en la marcha del 8M

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A gritos, saltos, cánticos y golpes de martillo miles de mujeres desafiaron en la Marcha Separatista por el Día Internacional de la Mujer (8M) a una de las ciudades más conservadoras de México, Puebla, capital de un estado donde la cúpula política y religiosa ha acordado retrasar el mayor tiempo posible la despenalización del aborto.

Esa movilización, una de las cinco que recorrieron las calles de la metrópoli con motivo del 8M, la convocó el Frente Feminista Radical y tuvo dos objetivos claros: la Catedral y el Congreso local, símbolos de esa alianza de derecha a la que le plantaron cara.

La autoridad estatal y municipal se mantuvo expectante a través de cientos de elementos de seguridad pública que actuaron como sus ojos y brazos en el resguardo de los principales inmuebles históricos, entre estos el palacio municipal, donde despacha el alcalde del conservador Partido Acción Nacional (PAN), Eduardo Rivera Pérez.

También protegieron Casa Aguayo, sede del Poder Ejecutivo que encabeza el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina de Morena, fuerza política catalogada de izquierda que se ha aliado a institutos políticos de derecha como el extinto Partido Encuentro Solidario.

Martillos arriba

Cuando los martillos enarbolados por las integrantes del bloque negro –que se distinguen por ir cubiertas de pies a cabeza con prendas de ese color para proteger su identidad– rompieron las paredes de cristal de dos paraderos de la línea tres del metrobús, las fuerzas del orden optaron por mantenerse al margen.

El sonido del vidrio caer en pedazos energizó la marcha que había comenzado varías calles atrás, en la sede de la Fiscalía General del Estado (FGE), al arrancar de las gargantas un grito de guerra.

“Fuimos todas, fuimos todas”, cantaron al unísono las miles de manifestantes, la mayoría en edad universitaria, que para ese momento ya habían cubierto uno de los sentidos del bulevar 5 de Mayo que da acceso al Centro Histórico de Puebla.

Otro grupo de manifestantes se encargó de prevenir a las periodistas que cubrieron la protesta sobre las fotografías y videos que se tomaron de ese momento de rebelión, a fin de que el contenido no sirviera a la autoridad para identificar a las mujeres que emplearon la fuerza para protestar contra la violencia machista que el año pasado cobró la vida de 54 mujeres en el estado, víctimas de feminicidio, según cifras del Observatorio de Violencia Social y de Género (OVSG) del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría (IDHIE).

Marcha deja boquiabiertos a turistas

Antes de desembocar al zócalo de la ciudad el contingente se desplazó sobre la avenida Juan de Palafox y Mendoza, donde la cercanía de las dos líneas de fachadas de casonas coloniales que recortan la vialidad en sus extremos amplificó el volumen de las consignas y cánticos de la marcha, hasta hacerlo ensordecedor.

“Ni una más, ni una más, ni una asesinada más”, “el que no brinque es macho” y “mujer escucha, esta es tu lucha” resonó a lo largo de esa vía pública.

Un grupo de extranjeros anglosajones que visitaba la zona contigua del edificio Carolino, sede de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), quedó boquiabierto cuando se topó con esa columna de mujeres tan diversas como las miles de pancartas que portaron, muchas de las cuales se rotularon sobre el camino recorrido.

Conmoverse hasta las lágrimas

La fuerza de la marcha conmovió hasta las lágrimas a una mujer mayor de origen germánico llamada Patricia Brand que se apostó en el portón del café Steglitz para hondear una bandera negra de México en señal de luto por las desaparecidas y asesinadas.

Agradeció a las jóvenes que se acercaron a ella para abrazarla, por defender los derechos de las mujeres en las calles, sin embargo, no pudo ocultar el sinsabor de ver a una nueva generación demandar lo que se exige desde hace muchas décadas.

“Yo tenía 16 años cuando empecé a marchar y no es justo que las tengamos a ustedes aquí, luchando por lo mismo de siempre”, lamentó entre lágrimas que no sólo brotaron de sus ojos, sino también de los ojos de sus jóvenes interlocutoras.

“Somos malas”, corean feministas al burlar cerco católico

De la misma forma que los policías protegieron los inmuebles históricos, hombres católicos se apostaron en la verja de Catedral para protegerla con rezos, ante el paso de la manifestación. Su defensa fue simbólica, ya que sólo una veintena respondió al llamado de cuidar un perímetro de 220 metros que tuvo los accesos cerrados con candado.

Sudorosos por horas de espera bajo el sol, los creyentes se mantuvieron impasibles ante el arribo de la marcha e impasibles se quedaron cuando un grupo activistas se afianzó al enrejado en sus narices y empezó a treparlo. El resto de las mujeres ahí concentradas les cantó “Somos malas, podemos ser peores”.

Con la agilidad que da el tesón, amarraron pañuelos verdes y morados en los cuellos de querubines y en los brazos de los ángeles de metal que rematan la cerca de cinco metros de altura.

También colgaron un manta en la que se podía leer “Saquen sus rosarios de nuestros ovarios”, una consigna que acompaña la lucha por la despenalización del aborto y el derecho a decidir que avaló la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) desde el 7 de septiembre de 2021 para todo el país.

El Congreso de Puebla, que se localiza a media calle de Catedral y es dominado por la bancada mayoritaria de Morena, lleva un año y medio desatendiendo el criterio establecido por el máximo tribunal de justicia de México, al negarse a retirar del Código Penal local el año de prisión que se contempla como sanción por interrumpir voluntariamente un embarazo.

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