“Los denominados
acuerdos de libre comercio, ….
No guardan mucha relación
con el comercio,
pese a sus denominaciones;
son, en gran medida,
acuerdos sobre derechos de inversión”.
- Chomsky
Todo parece ser que los tratados internacionales de libre comercio son a la medida de esos intereses de las grandes empresas mundiales que no son las que corresponden a las inversiones nacionales, ni propiedad de mexicanos, por ende, aquellas llegan a destruir el mercado local, todo se convierte en dependencia de aquellas empresas transnacionales, basta con observar lo que sucedió a partir de que entro en vigor el aun vigente TLCAN, las poblaciones se llenaron de supermercados, tiendas de conveniencia y de electrodomésticos, bancos de propiedad de empresas extranjeras, prácticamente se extinguieron los mercados locales, basta el ejemplo de la industria refresquera en México que ahora es propiedad extranjera pues absorbió a todos los productores nacionales vía adquisición de sus plantas, o bien, volviéndolos sus maquiladores o en su caso, reventándolos con una competencia excesivamente desleal que, los organismos como la comisión federal de competencia económica ni acaso se enteraron.Uno de los principales analistas de los efectos negativos de los tratados de libre comercio en el mundo, N. Chomsky, sostiene al respecto de estos acuerdos internacionales: “los denominados acuerdos de libre comercio, como el Acuerdo de Libre Comercio Norteamericano (NAFTA), la Ronda Uruguay de la Organización Mundial del Comercio o la propuesta del Tratado Transpacífico. No guardan mucha relación con el comercio, pese a sus denominaciones; son, en gran medida, acuerdos sobre derechos de inversión. Dan a las multinacionales y a los inversores un control sustancial sobre los recursos, la política y las acciones de otros países. Se le puede llamar dominio imperial, o de otro modo. No son términos bien definidos.” (Chomsky, Noam, Malestar global. Conversaciones con David Barsamian sobre las crecientes amenazas a la democracia, Madrid y Monterrey: Sexto Piso, Unidad Autónoma de Nuevo León 2018.)
Y así, una multiplicidad de actividades industriales y comerciales nacionales se han ido desmoronando, bien puede concluirse que la propia escenografía de las poblaciones en México se modificaron por la existencia de los nuevos centros comerciales, restaurantes de comida rápida, etcétera, salvo honrosas excepciones como la oposición en Oaxaca por instalar en el zócalo de aquella ciudad un restaurante de comida rápida “yanqui”, salvo esa excepción, es evidente que la geografía de las poblaciones se ha modificado con ese tratado de libre comercio.
La propia educación se ha transformado para influir en que el futuro de los ciudadanos, de los que tienen acceso a una universidad no es para otra cosa, mas que para ser operadores de aquellas empresas transnacionales, y que conocer y dominar otro idioma es para laborar en los denominados call center, etcétera la educación se hizo meramente instrumental y operativa, que es lo que requiere el sistema.
Con todas esas evidencias, entonces ¿cómo mantener la esperanza que el nuevo tratado de libre comercio será benéfico para el país?, ¿qué dicen los cambios del T–MEC que en su momento ya habían sido previamente aprobado por el senado del país?, ¿a caso le dio tiempo a todos los senadores de leer los cambios para la aprobación del T–MEC?, ¿pudieron comprender lo que decían los cambios del T–MEC para su aprobación?, ¿por qué no fue materia de consulta popular esos cambios tan trascendentales del T–MEC?
Hoy, pareciera que no puede haber tanto optimismo en un tratado internacional que no se conoce a ciencia cierta por el ciudadano de a pie, que finalmente es que el recibe todas las consecuencias del mismo, que los cambios que se aprobaron recientemente por el Senado de la República da la impresión que han reducido penosamente esa institución en una oficina de mero trámite administrativo, que no se pusieron en la palestra de la población tanto el contenido del tratado como el texto modificado, que solamente se conocen de forma superficial esos cambios aprobados, que la controversia se reduce a la materia laboral y que es respecto a inspecciones o paneles de resolución de controversias, lo cierto es que todo lo sucedido en estos días hace parecer que nuevamente estamos arrodillados en un nuevo tratado de libre comercio.