Superando a Buenos Aires, Detroit y Lyon, la capital mexicana fue designada sede de los XIX Juegos Olímpicos. Primera ciudad del Tercer Mundo en alojar tal acontecimiento, México podrá presumir eternamente de haber visto la última justa de este tipo que pudo ser organizada con recursos relativamente modestos. El país procedió a la construcción de diversos escenarios (los estadios Azteca y Cuauhtémoc entre ellos), aunque la sede principal, el estadio de la Ciudad Universitaria, ya había sido inaugurado más de una década antes del certamen.
Inolvidable será siempre, para quienes lo vivieron, el momento en que Enriqueta Basilio encendió el pebetero en la casa de los Pumas.
Estados Unidos mantuvo su dominio en el cuadro de medallas, con 45 de oro, 28 de plata y 34 de bronce, para un total de 107. La URSS sólo pudo replicar con 29 de oro, 32 de plata y 30 de bronce. El tercer puesto lo volvió a ocupar Japón.

En un año rodeado de conflictos (el mayo francés, los asesinatos de Martin Luther King y de Robert Kennedy, además de, por supuesto, la masacre del 2 de octubre en Tlatelolco), los juegos arrojaron más gestas deportivas que muchas de las ediciones anteriores. Quizá la más recordada es la marca del estadounidense Bob Beamon en el salto de longitud: los 8.90 metros, que a nivel mundial nadie pudo alcanzar en 23 años y que a la fecha sigue siendo el récord olímpico. Beamon expermientó ese día el momento de su vida: nunca volvió a saltar una distancia similar ni a competir en los juegos. Su compatriota Jim Hines, el primer hombre en bajar de los 10 segundos en los 100 metros planos, ganó dicha prueba con nuevo récord.
La gimnasia femenil contaría con una reina inolvidable para los mexicanos: la bellísima checa Vera Caslavska, ganadora de cuatro medallas de oro, y quien contraería nupcias en la catedral de la ciudad con Josef Odlozil, medallista de plata en los mil 500 metros en Tokio 1964.

Las nueve medallas mexicanas
El país sede obtuvo la cosecha más amplia de toda su historia, con los ya suficientemente reseñados nueve éxitos: tres de oro, tres de plata y tres de bronce.
He aquí una relación de los mismos:
Medallas de oro: Felipe “Tibio” Muñoz en 200 metros nado de pecho, dentro de la natación; Ricardo Delgado en el boxeo, categoría peso mosca, y Antonio Roldán en el mismo deporte, pero en peso pluma.
Medallas de plata: el sargento José Pedraza en la marcha de 20 kilómetros, en el atletismo; Pilar Roldán en la prueba de florete, dentro de la esgrima, y Álvaro Gaxiola en la plataforma de 10 metros, dentro de los clavados.
Medallas de bronce: María Teresa Ramírez en los 800 metros libres, en natación; Joaquín Rocha en peso completo, dentro del boxeo, y Agustín Zaragoza, en el mismo deporte, pero en peso medio.
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