México con su nopal y su serpiente;
México florido y espinudo, seco y huracanado,
violento de dibujo y de color, violento de erupción
y de creación, me cubrió con su sortilegio y su luz sorpresiva.
México Florido y Espinudo
Pablo Neruda
De todas las cactáceas, el nopal es el más favorecido por la gente pobre para su alimentación y para curarse algunas dolencias; algunos ricachones y el “medio pelo” miran de lejos y con desprecio a esta noble planta ya que la asocian a grupos sociales marginales, que no humildes necesariamente. Los “fifís” renuncian voluntariamente a aprovechar las numerosas propiedades nutritivas que ofrece esta cactácea pues contiene altos niveles de vitaminas “A” y “C”; minerales como calcio, potasio y magnesio. Las tunas y pitayas frescas poseen compuestos bioactivos y funcionales como las betalaínas y polifenoles que son antioxidantes1 y pueden reemplazar a los colorantes sintéticos usados en algunos alimentos que, aunque permitidos, han evidenciado algunos problemas de intolerancia.1 Esto queda confirmado en un artículo reciente, de abril de 2025, del ciad (Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo), denominado Betalaínas: una alternativa natural y saludable para sustituir colorantes sintéticos en alimentos2, cuyos autores proponen el uso de colorantes naturales para reemplazar a los colorantes químicos.
El nopal también constituye una importante fuente de fibra y por lo tanto un eficaz remedio contra el estreñimiento, pero si algunos prójimos persisten en su rechazo y quieren seguir “tapados”, entonces “con su pan se lo coman”. Pero también les prevengo que no se excedan comiendo los frutos del nopal, las tunas, porque como ingieran sin medida la “tuna tapona” (Opuntia robusta) conseguirán que, con sus muchas semillas cubiertas de celulosa, se produzca el efecto contrario, se llegan a impactar las heces y ni les cuento a donde van a parar.
“Si quieres comer tunitas, aguántate las espinitas”
En contextos arqueológicos se han identificado abundantes restos de diferentes especies de nopales (género opuntia) lo que evidencia su uso reiterado, tanto por recolección como por cultivo. El doctor Enrique Vela, investigador de la Universidad Autónoma del Estado de México expone en la introducción del número especial de la revista Arqueología Mexicana, dedicado al nopal, que: “La recolección de las especies características de las zonas áridas fue fundamental para la milenaria permanencia de las sociedades del norte de México” 3. La representación de las cactáceas, particularmente los nopales, es muy abundante en la producción escultórica y pictórica del periodo prehispánico. Los encontramos en la pintura mural llamada “el Tlalocan” en el barrio de Tepantitla en Teotihuacan; en una de las láminas del códice Borgia hay un Iztaccuahuitl (águila blanca) parada sobre un nopal, en el Museo Nacional de Antropología e Historia se encuentra un monolito en el cual está grabada, en relieve, un águila parada sobre un nopal con tunas, que nace del dios de la tierra Tlaltecuhtli. En el periodo colonial destacan las pinturas murales del claustro bajo del convento agustino de Malinalco, del siglo xvi, en las que se representan diversas plantas, entre ellas algunas cactáceas y particularmente un nopal.
“El águila y el nopal”
En las representaciones míticas, sobre la fundación de la ciudad de Mexihco-Tenochtitlan, procedentes de diversas fuentes, está presente un águila posada sobre un nopal y devorando una serpiente —de acuerdo a lo que nos enseñó la “seño” Conchis en el 3er año de primaria. Esta imagen del prodigio, se ha convertido en el emblema oficial de nuestro país: el Escudo Nacional de México. En otras crónicas del siglo xvi aparece dibujada el águila sobre el nopal, pero sin la serpiente; en su lugar hay un ave, el símbolo de la guerra o corazones humanos. El doctor López Austin, en el primer capítulo, denominado “El águila y la serpiente”, del libro Mitos Mexicanos4, coordinado por el doctor Enrique Florescano, nos dice lo siguiente: “Olvidemos también que el prodigio tuvo un complejo simbolismo, ajeno por completo a las posibilidades actuales de interpretación patriótica.” Ahora, justo es decir que este símbolo nacional está centrado en los mexicas, sin considerar a las demás culturas que florecieron en el área mesoamericana, una de las tantas imposiciones del centralismo que padecemos.
Un paréntesis del catecismo del padre Ripalda
Y eso me recuerda las “clases” del catecismo, pues la beata que las impartía, la señorita Cordero, nos decía que la serpiente representa al mal, al mismísimo diablo, lo cual corresponde a una alegoría moral cristiana que no tiene nada que ver con su simbolismo mesoamericano, como aquel pasaje del Génesis en el que una víbora, tamaño meco, solivianta a Eva para que coma la fruta prohibida y esa acción le lleva a su expulsión del paraíso. El simbolismo original entre los mexicas —repito— está lejos de corresponder a los actuales afanes patrios con otros símbolos trasladados al nacionalismo contemporáneo.
López Austin, en el capítulo IX de su libro El conejo en la cara de la luna5, nombrado “El milagro del águila y el nopal”, establece que la relación principal del símbolo de la fundación de Tenochtitlan está entre el águila y el nopal, sin dejar de lado el simbolismo de la serpiente: “La dualidad principal del conjunto fue la del águila y el nopal […] la oposición águila/serpiente fue, por decirlo así un subsímbolo del conjunto. Los relatos del milagro, al conjugar el mito con el hecho histórico, nos permiten apreciar la importancia de la oposición águila/nopal… y la existencia de un pacto entre dos dirigentes.” López Austin agrega más adelante que:
“El arreglo final fue entre el jefe Cuauhtlequetzque (“El que levanta el Fuego del Águila), llamado también Cuahcoatl (“Serpiente Aquilina “o “Serpiente Águila”), y el guía Tenoch (“Tuna pétrea” o “Tuna Dura”), nombre de una especie de nopal. Según el relato del historiador Chimalpahin Cuauhtlehuanintzin ambos jefes se consideraban representados en el milagro, sin duda porque veían en él la hierofanía de los dos dioses a quienes encarnaban. Ígneo y solar uno, acuático el otro, se unían en la conjunción de los opuestos.”6
Alfonso Caso, en su discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la Historia trata de fundir los dos simbolismos, el uno mexica y el otro contemporáneo acerca de la imagen del escudo nacional.
“Pero el águila y el nopal, sigue en nuestro escudo como una inspiración; seguimos creyendo como el azteca, que es fundamental un ideal que inspire nuestra vida y ese ideal no puede ser otro que el de poner nuestras fuerzas en conjunción, para conseguir el triunfo del bien. Así el viejo símbolo que movió a los aztecas a través de los desiertos y las planicies del norte, hasta fundar la Ciudad del Sol en medio del lago de la Luna, sigue siendo actual; sigue inspirando nuestro deseo de crear una gran patria que tenga su centro, allí donde por primera vez se posó el águila sobre el nopal.”7
Prietos, trompudos, pelos necios y además… nopaleros
Pero “el capulín o cereza del pastel”, como quiera usted llamarla, se encuentra en el mismo de nombre de nuestro país que, a partir de la independencia, dejó de ser la Nueva España para adoptar el nombre de la ciudad que se fundó sobre el nopal: México. El nombre indígena y su fundación fueron el objeto de un voluminoso libro del escritor y erudito Gutierre Tibón llamado Historia del nombre y de la fundación de México8 en el que afirma que el nombre Mexihco-Tenochtitlan aún existe en el uso cotidiano de diversas lenguas indígenas actuales, algunas de las cuales colindan con la actual ciudad capital y sus significados coinciden con la denominación original en náhuatl como México, “ombligo de la luna” (Meztli=luna y ixtli=ombligo) y Tenochtitlan como “lugar de tuna dura” (tetl=piedra nochtli=tuna): “La ciudad de la tuna dura en el ombligo de la luna”.
El significado lunar y el correspondiente a la tuna dura y colorada, símbolo del corazón humano, se encuentra presente en otras lenguas indígenas. En otomí bondo o bonda es el nopal de tuna dura, como le siguen llamando a la ciudad de México. Así, la ciudad era llamada Anbondo, “entre tunas rojas duras” y Anbondo amadetzana completan el binomio, es decir “El nopal en medio de la luna”. Tibón agrega que:
“Todavía en la actualidad los otomíes denominan a la gente de lengua náhuatl con una palabra que podemos transcribir, aproximadamente, dezono: “los de en medio de la luna”, o sea los mexicanos, la gente de Amadetzana.”9
El nopal patrio, alimento del espíritu y del cuerpo
El nopal del escudo nacional de México está identificado como (Opuntia ficus-indica) y sus pencas (que son realmente tallos y no hojas como podría pensarse) son capaces de ramificarse, desarrollando flores y frutos (tunas); que poseen dos clases de espinas, unas largas y duras, y otras pequeñas a las que llamamos “ahuates” (áuatl) en México. Los nopales sirven como alimento para los humanos y forman parte de diversos platillos como los “nopalitos navegantes”, la tradicional ensalada de nopales y los nopales asados o el “roast beef de los pobres”, el caldo de habas, los nopalitos con huevo, el mole de olla con su xoconostle, el queso de tuna, entre otros muchos platillos tradicionales y desde hace algunas décadas, en algunos gimnasios, se ofrece un licuado con nopal, jugo de toronja, piña, endulzado con miel, disque para bajar de peso; eso no lo sé, pero es sabroso.
Nopales para todos usos
Aparte de formar parte del arsenal curativo mesoamericano y conservado en la medicina tradicional de los pueblos originarios, existen algunos estudios médicos que han revelado efectos importantes del nopal en la glucemia, así como en la salud digestiva por la fibra soluble e insoluble que posee previniendo las úlceras gástricas; también sirve para curarse la “cruda” por sus efectos antinflamatorios. Es también una importante fuente de vitaminas y minerales. El nopal, es un importante antioxidante que posee diecisiete aminoácidos y también ayuda a la eliminación de las toxinas ambientales. Un grupo de investigadores de la uv (Universidad Veracruzana) realizó un estudio para el almacenamiento de la tuna en atmósferas controladas e informa en un artículo citado en el primer párrafo de este texto que:
“La tuna roja del nopal Opuntia ficus-indica (L.) Mill. (Cactaceae) forma parte importante del grupo de alimentos funcionales puesto que tiene alta actividad antioxidante como consecuencia de su elevada concentración de betalaínas, polifenoles y vitamina C (Tesoriere et al. 2005), los cuales se caracterizan por ser compuestos bioactivos que han mostrado tener un efecto protector frente a ciertas enfermedades degenerativas (Butera et al. 2002, Cano et al. 2005).” 10
Los nopales pueden servir para delimitar una propiedad rural y puede acudir a su parte posterior una vez que tenga la urgencia de “hacer carita de león” atrás de la nopalera. Algunos peregrinos a la basílica de Guadalupe cumplen “mandas” y promesas, llevando nopales en la espalda o en el pecho como sacrificio que ofrecen a la virgen. En el nopal se desarrolla un insecto llamado grana o cochinilla (en náhuatl nocheztli o “sangre de tuna”) que en el periodo colonial fue uno de los productos más importantes en el comercio con la metrópoli española, solo por debajo de la plata; actualmente la cochinilla ha reemplazado a algunos colorantes químicos, para la industria alimentaria, que las investigaciones demostraron eran cancerígenos, así como para los cosméticos y los dentífricos. Y el nopal se recomienda como el anticonceptivo natural e infalible: “el no palito”.
Nombres del nopal
El nombre nopal, procedente del náhuatl, está generalizado en México y Centroamérica, pero esta planta tiene su propio nombre en los idiomas de los pueblos originarios, quienes también lo usaron y los siguen aprovechando; les comparto solo algunos que nos da a conocer el Mtro. Enrique Vela en el número especial de la revista Arqueología Mexicana11: nakari (huichol), takera (cora), ndudu (cuicateco), kandá (popoloca), páak´am (maya), nopalli (náhuatl), erá o napó (tarahumara), aajiit (totonaco), pare (tarasco) y heel (seri). En otras partes del mundo: le llaman en España Higo chumbo a la tuna y “chumbera” a la planta; tuna o tuno en Argentina, Perú, Ecuador Chile y Uruguay; en Portugal se le llama tabaibeira, en Brasil se conoce como palma forrageira, en Estados Unidos es conocida con los nombres de prickly pear o cactus pear, en Colombia Cardón de México, en Puerto Rico es alquitira, en Francia cactus raquette, en Alemania indische feige y en Italia nopale.12, solo por citar algunos nombres.
El nopal en las bellas artes, el cine, la literatura y mucho más
José Luis Cuevas se pronunció en 1956 mediante un manifiesto al que llamó La cortina de nopal, contra la llamada Escuela Mexicana de Pintura, de un rabioso acento nacionalista favorecido por el estado, que seguía valorando al muralismo por encima de cualquier otra manifestación plástica; una cortina —como la de Hierro de la Guerra Fría— que impedía el libre flujo de las ideas estéticas, crítica que aprovechaba Cuevas con su conocido protagonismo. El Profeta del nopal es el segundo disco de Rodrigo “Rockdrigo” González y el grupo de rock Heavy Nopal, que promocionó la música de este personaje y que lanzó en 1991 Los nopales tienen fuerza y poco después Nopálica y Huevos con nopales. Ni que decir de las representaciones gráficas de los mexicanos con nopales al lado y de las películas rancheras con el omnipresente nopal. Y para agregar algo más, al Ing. Pascual Ortiz Rubio, que fue presidente de México (1930-1932), se le apodó “El nopalito”, por baboso. La baba de nopal fue un mucílago utilizado para preparar la argamasa y consolidar el adobe.
Existen muchos pueblos en México que llevan en su nombre la palabra nopal, un ejemplo cercano lo tenemos en Nopalucan de la Granja en el estado de Puebla, Nopala de Villagrán en Hidalgo, Nochistlán, en Oaxaca, Nopaltepec, en el estado de México, El Xoconoxtle en Guanajuato y Zacatecas, etc. Para finalizar este texto nopalero, les propongo que nos hagamos nopales y nos embarquemos gustosos en unos sabrosos “nopales navegantes” y que comamos las frescas tunas, aunque nos espinemos las manos.


