Lunes, septiembre 9, 2024

¿Me da mi calendario?

La costumbre deC. Así, la compañía cigarrera “El Águila”  acompañada de imágenes de cajetillas de cigarros de sus marcas, compartían el  espacio gráfico con el nombre de la miscelánea “Mi Luchita”. Justo es decir que esas  grandes empresas también regalaban calendarios, pero más lujosos y con  representaciones pictóricas exclusivas. 

Los temas de los calendarios eran muy variados como los religiosos con  santos, santuarios, vírgenes y cristos; lances deportivos y taurinos, deportistas  famosos; mitos indígenas al cuadrado, pinturas conocidas de artistas del mundo,  rostros infantiles, naturalezas muertas, actores y actrices del cine mexicano,  cantantes de música vernácula, paisajes diversos, tiernos cachorros de gatos y  perros, animales salvajes, automóviles antiguos, flores, vegetales diversos, héroes y  escenas de la historia patria, trajes regionales femeninos del folclor nacional, charros  y suertes charras, bailables tradicionales, vistas de ciudades mexicanas y del mundo,  monumentos arqueológicos de México y un desfile interminable de motivos y  personajes, todos del gusto popular. 

Las personas colgaban estos bonitos y útiles cromos en la pared de la cocina  o detrás de alguna puerta para estar al tanto del santoral, las “fiestas de guardar” y  también para usos de la economía doméstica marcando semanalmente la distribución del gasto quincenal. Las fechas significativas para cada familia se  apuntaban con una pluma, sobre todo para recordar los cumpleaños de los  familiares, los amigos y alguna que otra persona a la que había que felicitar en su  cumpleaños para así “cumplir” con reciprocidad las felicitaciones recibidas. Otras  fechas marcadas en el calendario correspondían a los pagos y otros compromisos que  debían efectuar las familias como la mensualidad de la renta, recordatorios del pago  de las cuentas de la “luz” y el teléfono, los abonos semanales de la batería de cocina  y la vajilla, así como unos pesos de ayuda para la “Obra del padre Zamudio”, etcétera. 

A principio del mes de noviembre los propietarios de los establecimientos comerciales o de servicios recibían al agente de ventas de una imprenta quien, acompañado de un grueso muestrario engargolado, les daba a conocer los diseños, los tamaños, las calidades de estos productos y por supuesto los costos, de acuerdo  al tiraje que elegían. Gustaban mucho aquellos “cromos” de escenas populares  costumbristas campiranas y de alegorías prehispánicas. Hay que decir que las  “muchachonas” representadas acusaban rasgos étnicos anglosajones, aunque se les  pintaba como morenazas con ojos y pelo negros y ataviadas con ropa  pretendidamente étnica; generalmente estaban acompañadas de indios musculosos,  jeta arrogante y portando atuendos del folklor turístico. Así, se fueron reproduciendo  gráficamente estas estampas en cantidades enormes y contribuyendo a reforzar las  imágenes arquetípicas nacionales que ya se propagaban por el cine, la literatura  popular, las revistas, referencia para varias generaciones de mexicanos. 

El aguinaldo que daban los “changarros”, en este caso, consistía en el  obsequio de un calendario enrollado y sujetado con una liga que el agradecido  comerciante daba en las fechas decembrinas a su amable y perseverante clientela que  le había favorecido durante todo el año. 

—Don Toño, buenas tardes. Me pone un cartón de “blanquillos”, una  botella de aceite, un kilo de arroz, dos kilos de frijol “Querétaro”, un  kilo de azúcar, un cuarto de “morita”, dos mancuernas de piloncillo,  ah… un cuarto de haba también y dos latas de sardinas en aceite. Pero  no se le olvide mi aguinaldo ¿eh? 

—Claro que sí Sarita, ¿Cuál le gusta a usté? este calendario de Pedro  Infante o quiere el de la “India bonita”. Escoja cualquiera de los dos,  porque ya se me acabó el del Popocatépetl. 

Los calendarios en los talleres mecánicos, en bodegas, almacenes y otros  establecimientos, donde laboraban puros hombres, mostraban una temática distinta  a la familiar en la que dominaban imágenes de muchachas de cuerpos esculturales, vestidas con “paños muy menores” o de plano, “como Dios las trajo al mundo”. En  estos calendarios se anunciaban las refaccionarias automotrices, así como torterías,  expendios de tacos, vinaterías, cantinas y pulquerías. En estos casos, las marcas en  el calendario no señalaban fechas para recordar, sino eran las mismas estampas las  que ostentaban las huellas grasosas y golosas de los dedos del personal, desde los  “maistros” hasta los “chalanes” quienes practicaban el onanismo virtual. 

Las imágenes de los calendarios procedían de pinturas originales  encargadas a pintores profesionales y de gran destreza en el paisaje y en el retrato las cuales se fotografiaban y se reproducían mediante técnicas de impresión en las  que destaca la cromolitografía. Muchos pintores de tradición académica participaron  en la ilustración de los calendarios mexicanos en un periodo de esplendor comprendido entre las décadas de los años treinta a los setenta cuando se inició el  declive del uso masivo del calendario como medio para promocionar los negocios y  productos diversos. Entre los artistas gráficos se encontraban Eduardo Cataño, 

Aurora Gil, Humberto Limón y José Bribiesca, creadores de imágenes icónicas que  muchos de nuestra edad recordamos, aunque no conozcamos el nombre de sus  autores, pero probablemente el más destacado de todos ellos fue Jesús Helguera. Un  grupo de pintores de calendarios y de carteles para el cine fueron los refugiados  republicanos españoles como Josep y Juan Renau, Ángel Martín, Manuela Ballester,  Conchita Pesquera, quienes dibujaron escenas españolas de manolas y toreros1 y  también pinturas mexicanas de leyendas y estereotipos de la mitología mexicana de  esa época. 

Los críticos de arte y los pintores “de intelecto creativo”, así como el público  “culto”, les han negado a estas obras el calificativo de “auténtico arte” por razones  que van desde su encargo para propósitos comerciales, cursilería, falta de creatividad y sinceridad, promotoras de un nacionalismo chabacano y sensiblero, así por  corromper el “verdadero arte” ya que también se les reprocha ser productos de  consumo para las clases populares. Lo más que les han concedido los habitantes del  “Olimpo” es que sus autores son buenos dibujantes y nada más. En pocas palabras  las pinturas que dan origen a los cromos de los calendarios “no son arte serio”, sino 

Que se vende masivamente para los burdos gustos del populacho que no sabe nada  de sutilezas y sublimidades del espíritu, en síntesis, se trata —si cabe— de la añeja polémica entre el “arte culto” contra el “arte popular”. 

Los trabajos de Jesús Helguera para la cigarrera “La Moderna” reproducidos  en la imprenta “Galas de México” adornaron las paredes de miles de casas mexicanas. Las escenas representadas, con vigencia efectiva de un año, se han  grabado indeleblemente en nuestra mente y son recuperadas frecuentemente por  nuestros recuerdos más gratos. Esos guerreros “mamucos” y emplumados, con gesto  altivo, así como las esculturales doncellas “aztecas” que aparecen “echando tiros”  junto a sus galanes. “La leyenda del Popocatépetl”, “El flechador del sol”, “Miguel  Hidalgo”, “La Patria”, “La cocinera poblana”, “La luchadora” (una güera de buenos  “veres” y mejores “andares”), el perrito que le jala el calzoncito a una nena, los  acólitos pícaros, las suertes charras, los lances taurinos, las jugadas del futbol, Pedro  infante y Jorge Negrete, María Félix, la virgen de Guadalupe, San Martín Caballero  y San Martín de Porres, el Ángel de la Guarda guiando a un niño a través de un  puente son algunas de las imágenes que aún recordamos. Muchos cromos se  conservaron solo por el agrado que proporcionaba a sus propietarios, fuera de su  vigencia temporal, hasta que la decoloración de las imágenes y la concentración de  cacas de mosca los hicieron desechables. 

De una vez les digo que yo no doy calendarios para mis amables lectores. Eso  si, espero mi aguinaldo de parte de ustedes. Lo que sea su voluntá. 

1 “Biblioteca infernal” [Consultado: 2 de diciembre de 2021]  

https://bibliotecainfernal.wordpress.com/2015/07/07/calendarios-mexicanos/]

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