Por ahora el único perfil competitivo del PAN para pelear la alcaldía de la ciudad de Puebla es el diputado federal Mario Riestra Piña. Solo el legislador –dentro del albiazul—está más o menos cerca de los niveles de intención del voto de los aspirantes punteros que son de Morena. Su porcentaje de conocimiento es regular y el grado de confianza es alto. Y se antoja poco probable que en los próximos meses surja otra figura fuerte en el partido de la derecha.
Esa condición es un reflejo de mucha debilidad del PAN que, por primera vez, no tiene un conjunto de tres o cuatro aspirantes con fuertes posibilidades de contender por la candidatura de la capital, tal como ha pasado en varios procesos electorales en que el albiazul siempre tenía una “caballada” competitiva.
Tal situación es reflejo de que no pudo crecer ningún liderazgo en torno al gobierno de la ciudad de Puebla.
Durante mucho tiempo se intentó posicionar al empresario Carlos Montiel Solana, quien coordinaba a los regidores del PAN en el ayuntamiento de la Angelópolis y se le quería impulsar como “un candidato ciudadano”, pero resultó ser un personaje con un pobre discurso y sin carisma alguno. En febrero pasado anunció su intención de buscar la postulación y hasta la fecha sus niveles de popularidad son raquíticos.
Personajes maduros del PAN como Ana Teresa Aranda, Francisco Fraile García y Humberto Aguilar Coronado, entre otros, ya no están en condiciones de competir y han perdido mucha de la celebridad que antes les caracterizó.
Otros panistas como Oswaldo Jiménez, Jorge Aguilar Chedraui, Genoveva Huerta Villegas o Eduardo Alcántara Montiel no son queridos por la dirigencia estatal del PAN y, sobre todo, ya no tienen el apoyo del morenovallismo o de la facción del exgobernador José Antonio Gali Fayad –que ahora está coqueteando con la 4T—, que antes los proveía de dinero, estructuras y controles autoritarios para darles vigor. Hoy sin esos factores ya no ganan ni la mesa directiva de la colonia en que viven.
Por eso las tres únicas opciones que se vienen perfilando son las siguientes:
Primera: que el actual edil de la ciudad de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, desistiera del proyecto de buscar la gubernatura del estado y optara por intentar la reelección.
Sin duda, si decidiera buscar repetir un tercer periodo como edil se convertiría en el rival a vencer en la contienda de 2024, por tener buenos niveles de popularidad y llevar un gobierno sin sobresaltos.
Aunque tendría en su contra que a muchos sectores del electorado de la ciudad de Puebla no les agrada, bajo ninguna circunstancia, la reelección; aunado ha que la marca Morena, asociada con la figura del presidente Andrés Manuel López Obrador está creciendo a pasos agigantados.
Segunda: se sabe que en el PAN ya se estaría analizando el escenario de cederle al PRI la candidatura de la capital como parte de la negociación de la coalición opositora que se quiere construir rumbo a la elección del año entrante.
Tercera: otorgarle la candidatura a Mario Riestra Piña, que es un político que se mueve entre todas las corrientes internas del albiazul.
Un factor que tendría en contra es que no es parte de El Yunque, la organización de extrema derecha que controla al PAN y es dogmática, ya que no apoya a los que no son de sus filas.
Los líderes yunquistas prefieren dejar que gane un partido distinto al albiazul la alcaldía de Puebla que aceptar de candidato a un panista que no es parte de esta obscura organización.
También se sabe que Eduardo Rivera Pérez no le tiene mucha confianza a Mario Riestra, quien se caracteriza por ser poco cumplido con los acuerdos políticos que pacta.
A favor del legislador juegan los siguientes factores:
Se ubica entre 8 y 15 puntos en la intención del voto debajo de los punteros de la contienda de 2024, que son los legisladores morenistas Alejandro Carvajal Hidalgo e Iván Herrera.
Otros perfiles panistas están entre 20 y 30 puntos de distancia de los suspirantes de la 4T.
El nivel de confianza de Riestra es por arriba del 40 por ciento y en mucho se debe a que se ha involucrado en algunos temas de importante interés para la opinión pública, como es el atraso en la reconstrucción del hospital de San Alejandro del Instituto Mexicano del Seguro Social.
Y en cuanto al conocimiento, lo ubica una cuarta parte del electorado, que es un índice bajo que necesita mejorar en los siguientes meses si realmente quiere pelear la candidatura de la capital.