La naturaleza es pródiga.
Las madres no paren, fructifican.
Colman las alacenas con nutrientes vivos
y sueños vivientes, aunque
no tengan donde caer si mueren.
Si Balzac dijo que la suya
fue la causa de sus desgracias,
sólo personificó en ella
los malos olores del mundo
que vuelve a los pechos
islas del desamparo.
Tampoco son piezas
del rompecabezas que troquela
el sistema del descuido y el negocio.
Mujeres son, más que madres,
aspirantes a ejercer raptos de sexo libre.
Gritan: DÓNDE ESTÁN
LOS QUEREMOS VIVOS muchachos
que roba la mancuerna
de la sombra narca
y la intemperie del Estado de odio.
Y si la lágrima reseca
satura con melodramas
nuestra educación sentimental,
entonces llovizna leche
en el árido desierto de lo real.
De esas yerbitas tímidas
nos brotan madreperlas,
flores del cuidarnos, rebeldes rojinegros,
y labios de orquídea para el apapacho.
Ricardo Antonio Landa Guevara, 10 de mayo de 2022-2024
(De la serie fotográfica: las cholas en Estados Unidos)