Domingo, octubre 13, 2024

Luna 2/2

“Pon una hoja tierna de la luna

debajo de tu almohada

y mirarás lo que quieras ver.”

La Luna.

Jaime Sabines

La Luna es uno de los astros más visibles del firmamento que domina el cielo nocturno y por tal razón ha sido, desde los más remotos tiempos y en muchas culturas, una deidad muy importante relacionada habitualmente con la agricultura, con las lluvias, con la humedad, casi siempre con lo femenino y es también instigadora de conjuros y visiones sobrenaturales. Su nombre en español procede del latín Lunae que a su vez deriva de la raíz lûc (brillar) de donde proceden lucir, lumen, lux, etc. En diversos lugares de África, Polinesia, Nueva Guinea, entre algunos grupos amazónicos y en otros pueblos la Luna ha sido tenida como un ser viviente. Para otras culturas, la Luna era considerada un dios o una diosa, se le rendía culto, contaba con nombres y representaciones diversas. Solo por mencionar algunos, Chandra es el dios en el hinduismo, Horus y Tot entre los antiguos egipcios, Ixbalanqué e Ixchel entre los mayas (quichés y yucatecos), Ta´lab o Wadd entre los árabes, etc. Entre las diosas lunares tenemos a Artemisa, Cynthia y Selene entre los griegos, Changxi entre los chinos, Diana para los romanos, Coyolxauhqui y Meztli para los nahuas, Ka-Ata-Killa entre los quechuas o incas, etc.

El conejo en la cara de la Luna

Algunos animales se han relacionado con el astro nocturno como anfibios, zorros, caracoles, pero son las liebres y los conejos los que cuentan con una difusión universal. El doctor Alfredo López Austin, refiriéndose a la cosmovisión mesoamericana, nos dice:

“El conejo está en la Luna; pero, además, el conejo es el animal relacionado con el licor fermentado (el pulque), con el sur y con la naturaleza fría de las cosas; y la Luna es el astro relacionado con la embriaguez y con las transformaciones de los procesos de fermentación, con la menstruación y el embarazo. Muchos más son los vínculos entre los dos seres en las concepciones de los antiguos mesoamericanos, y buena parte de estas ideas siguen existiendo entre los indígenas del México actual.”[1]

En algunos grupos nahuas, actuales, de la cuenca de México y la Sierra de Puebla los relatos acerca de la creación del Sol y de la Luna, mantienen las referencias al mito clásico prehispánico, aunque en ellos se integra la presencia y tutela del dios cristiano; así, conviene poner a consideración el relato de las fuentes etnohistóricas para contrastar el presente con el pasado.

El Quinto Sol, el tiempo actual

¿La leyenda de los soles es un relato mítico que “…forma parte de una serie de poemas sacros que se cantaban en el Calmécac[2] y es revelador del mito cosmogónico más importante del pueblo nahoa”[3], el cual dio lugar al “Quinto Sol” o la edad actual en la que vivimos. Fray Bernardino de Sahagún y muchos otros cronistas recogen o reproducen estos relatos Algunas fuentes acerca de los mexicas describen el mito de esta manera:

“Es de noche; aún no brilla el sol, aún no hay aurora. Se reunieron los dioses, se juntaron en consejo allá donde es ahora Teotihuacan. Unidos, se dijeron: ” Ea, dioses, venid acá, ¿Quién toma a su cargo, ¿Quién se echa a cuestas el oficio de ser sol, de hacer aurora?”[4]

El sacrificio, consistía en arrojarse a la hoguera sagrada para dar lugar a nuevas apoteosis y crear al Sol y a la Luna. Dos dioses fueron quienes se ofrecieron para ser los astros más importantes del cielo, un dios rico “El señor de los caracoles” llamado Tecuciztécatl y un dios pobre, “El purulento”, cuyo nombre era Nanahuatzin. Después de algunos días de penitencia y realizar sacrificios, para purificarse, colocaron sus respectivas ofrendas, una fastuosa y otra humilde. En el momento de arrojarse a la hoguera, Tecuciztécatl, el dios rico, titubeó en cuatro ocasiones y en su turno, Nanahuatzin, el pobre, se lanzó de inmediato a la hoguera. Siguiendo su ejemplo el dios rico también se arrojó al fuego. Los dos se convirtieron en astros con la misma luminosidad, por lo cual los dioses decidieron honrar al “dios buboso” consintiendo que fuera él el Sol. Al otro astro le arrojaron un conejo para atenuar su brillo y convertirlo en la Luna. Aún fue necesario que viajaran por el firmamento, por lo cual los dioses se inmolaron y así les otorgaron el necesario movimiento, alternativo, para iluminar los cielos nocturno y diurno de la nueva edad: el Quinto Sol (Nahui Ollin= cuatro movimiento) en la que vivimos.

La Luna en tanto astro se llamaba entre los nahuas meztli y todo aquello relacionado con ella conserva esta palabra como raíz, por ejemplo: “…metztunalli, “claridad de luna”; metztliqualoca, “eclipse de luna”; metztlimiquiz “muerte de luna o conjunción”; Metztitlan ” lugar de luna” y Metztliiapan “río de la luna”, que era el nombre dado a la laguna de México.”[5] La palabra Metzuia, que también consigna fray Alonso de Molina en su Vocabulario (1571)[6], significa “tener la mujer su costumbre”[7]; es decir, que los pueblos nahuas relacionaban los ciclos menstrual y lunar, los cuales ocurren en periodos similares. La representación antropomorfa de la Luna es la de un dios viejo con barbas y un tocado de caracol (Tecuciztécatl). Sin embargo, no existen menciones específicas del culto a la Luna entre los mexicas, aunque si conocemos diversos dioses conectados con ella como Tláloc, Quetzalcóatl, Tezcatlipoca, Xochiquétzal y particularmente con los dioses del pulque cuya elaboración se encuentra relacionada con las fases de la Luna.

Los mayas del periodo Clásico (250-900 d.n.e.) calcularon los ciclos lunares con gran precisión, con una pequeña diferencia con respecto del valor actual de las lunaciones lo que les permitió predecir la ocurrencia de los eclipses, tanto lunares como solares y la elaboración de registros en lo que se conoce como Serie Lunar. Sin embargo, como afirma el investigador Stanislaw Iwaniszewski: “No existe evidencia alguna de que los mayas antiguos utilizaran un calendario formal basado en las fases de la Luna, a la manera de los chinos, sumerios, babilonios o hebreos antiguos.”[8] Ixchel (Sak U´Ixik=Señora Luna Blanca)[9] era considerada como diosa de la Luna entre los mayas yucatecos y se le representaba como una mujer joven (Luna creciente) o como una vieja (Luna menguante) y estaba relacionada con la concepción, el embarazo y el parto, pero también era diosa de la medicina, del arcoíris (Chak Chel), de la noche; en ocasiones lleva un conejo y era esposa de Itzamná, dios supremo del panteón maya.

“Lunáticos” y despistados

El Diccionario de Autoridades, publicado entre 1726 y 1739, tiene la entrada de “lunático”: “El loco, cuya demencia no es continua, sino por intervalos que proceden del estado en que se halla la Luna: Cuando está creciente se ponen furiosos y destemplados y cuando menguante, pacíficos y razonables”[10] ¿Realmente existe una influencia lunar en la patología psiquiátrica? Hay muchas consejas relacionadas con la locura y la responsabilidad de la luna llena. El Corán y la Biblia lo mencionan explícitamente:

(Mateo Cap. 17.v.15). “Jesús sana a un muchacho lunático. Cuando llegaron al gentío, vino a él un hombre que se arrodilló delante de él, diciendo: Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece muchísimo; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua. Y lo he traído a tus discípulos, pero no le han podido sanar. Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá. Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y este quedó sano desde aquella hora.”[11]

El llamado Efecto Transilvania es la denominación que hacen algunos científicos, de manera burlona, a quienes creen en la influencia de la Luna sobre la conducta humana; sin embargo, los convencidos en esta relación aducen un sinnúmero de datos empíricos para demostrar que las fases lunares afectan no solo en la salud mental, sino en los nacimientos, los accidentes de tránsito, asesinatos, violencia deportiva y doméstica, menstruación, suicidios, alcoholismo, etc. Se han realizado estudios en estos temas y en muchos casos se ha demostrado fehacientemente que no existe esa relación con la violencia, ni con el consumo de alcohol, ni con los accidentes viales. En cuanto a la insania mental, muchos profesionales de la salud mental aún están convencidos que sí se altera la conducta de los pacientes con la Luna, aunque hasta la fecha no hay estudios concluyentes que apoyen esta convicción.

¿Influye la Luna en la fisiología y la conducta humanas?

Hay quienes dicen que la Luna sí influye en la menstruación y en los partos, como me refirió —vehemente— un experimentado médico poblano que ejerció la ginecología y obstetricia por más de 50 años y así pudo constatar, por su propia experiencia, que en la fase de Luna llena aumentaban los nacimientos y que esto estaba demostrado con estudios realizados al respecto. Pero las revisiones exhaustivas que se han hecho de esos mismos estudios han encontrado fallas metodológicas que los invalidan y cuya aceptación a fortiori tiene que ver con un “sesgo de confirmación”; es decir, con un error del razonamiento que ocurre cuando algunas personas mantienen “a cualquier precio” sus creencias enraizadas y buscan asegurarlas, “torciendo” un poco la evidencia.

Nuevas y rigurosas investigaciones excluyen completamente la influencia de la luna en asuntos de ginecología. De esta manera la teoría anticonceptiva de Louise Lacey (años 70), llamada “lunacepción”, carece de sentido y se ha descartado por completo. “Lacey suponía que durmiendo con una luz encendida durante los días 14, 15 y 16 del ciclo femenino y en total oscuridad las restantes noches, era posible ajustar el ciclo menstrual hasta hacerlo sincronizar con el período de novilunio, alcanzando una duración aproximada a los 29 días.”[12]. Algunas personas y asociaciones difunden insistentemente, a través de las redes sociales, la idea de la influencia lunar sobre procesos biológicos, mezclando fantasías lunáticas con estudios confiables acerca del ritmo circadiano, la producción de melatonina y los procesos adaptativos de las personas a ritmos biológicos que sí están plenamente demostrados.

Ciertamente es difícil establecer la frontera entre la ciencia y las creencias tradicionales, porque no estamos acostumbrados, convencidos, ni debidamente informados para aplicar nuestro criterio y obtener resultados fundados en la razón, sobre todo cuando los medios de comunicación acuden al sensacionalismo para dar a conocer cuestionables investigaciones que vinculan a la Luna con ciertas conductas. Habrá que esperar un poco más para saber qué tan cierto es el influjo de la Luna en procesos fisiológicos y conductuales humanos.

¿Danza de la Luna?

Algunos “círculos de mujeres” acuden principalmente a aspectos formales de prácticas religiosas de culturas amerindias de Estados Unidos, dadas a conocer por el cine “jolibudense”, en especial por la película “Danza con lobos”, donde los indios Siux o Lakota danzan en círculo la “danza de los espíritus”; por cierto, esta danza es reinventada en 1890 por los propios indios como forma de resistencia ante la asimilación forzada al mundo anglosajón. Estas finas damitas se “fusilaron” la danza circular y le entraron al “huarachazo”, invocando una relación uterina, común, con la tierra como generadora de vida y la han rebautizado como “Danza de la Luna” [13] que forma parte de un movimiento llamado “Nueva mexicanidad” en el que concurren mexicanistas de casi todo el espectro nacionalista; “mexicatianguis” (danzantes de mercado) y practicantes del “neochamanismo”, sin que falte uno que otro “pacheco” de los que consumen alegremente la ayahuasca para “viajar a las estrellas”; eso sí, pasando por la Luna.

De lo sublime hasta el torito enamorado y el diablito loco

Extraordinarias composiciones musicales como la sonata “Claro de Luna” de Beethoven, la pieza para piano “Claro de Luna de Debussy, “La luna” de Carl Orff, “El mundo de la Luna” de Haydn, “Las excursiones del señor Broucek” de Janacek, etc. Particularmente la música popular se ha inspirado en la Luna incontables veces y ésta se ha cantado cuando se encuentra sobre cualquier ciudad en donde haya un ardiente trovador e inspirado músico como la “Luna sobre Matanzas”, “Luna de Xelajú” del guatemalteco Paco Pérez, “Noche de Luna en Xalapa” de la inspiración de Juan S. Garrido, “Luna de octubre” de los hermanos Michel, “Noche de ronda” de Agustín Lara, “Recuerdos de Ypacaraí” de Zulema de Mirkin y Demetrio Ortiz, “La interesada” de Chava Flores, “Lunada” de Cri cri, “El diablito loco” de Leda Moreno, “Voy a pasar mi luna de miel en Puerto Rico” de Bobby Capó, “La Luna y el toro” de Carlos Castellano, un par de piezas llamadas “Luna, lunera”, “Luna tucumana” de Héctor Chavero, Blue Moon de Rodgers y Hart, Fly me to the moon de Bart Howard, más el nutrido repertorio roquero con el tema lunar y un larguísimo etcétera.

“No hay mejor estimulante que la Luna en dosis precisas y controladas” (Sabines)

La literatura acerca de la Luna es también muy rica para enaltecer a este satélite, a todo lo lunar y a lo relacionado con la luz del astro nocturno. Luciano de Samósata (s. ii d.n.e.), Allan Poe, Unamuno, Borges, Alberti, Lorca, Wilde, Verne Gorostiza, Hernández, Sabines, más cientos de autores de aquí y de allá. Muchos artistas plásticos de todo el mundo, de muchas escuelas y movimientos pictóricos, con diferentes técnicas, se han inspirado en la Luna y los ambientes nocturnos destacando las diversas gamas de color azul que envuelven los motivos melancólicos de paisajes y mujeres etéreas principalmente. Entre los más famosos artistas y científicos se encuentran Jan Van Eyck, ss. xiv; Leonardo da Vinci, s. xvi; Cigoli s. xvi; Galileo, Julius Grimm s. xix, Marc Chagal, Alphonse Mucha, Kandinsky, Rodin, Rufino Tamayo, Joan Miró, Picasso, Juan Soriano, Remedios Varo, Leonora Carrington, Frida Khalo y todos los que se acumulen esta semana.

La Semana Santa y la Luna

Como sabemos la Semana Santa que es la celebración religiosa más importante del catolicismo cae en fecha variable, lo cual no deja de extrañarnos, porque las demás solemnidades ocurren en días precisos como la Navidad; los santos cuentan con conmemoraciones fijas, asignadas por la iglesia. Un fino amigo me echó este “torito” y confieso que “me quedé en Babia”, pues desconocía esto y pensaba que cada papa, reunido con algunos cardenales en un concilio especial, determinaba la fecha de cada año, pero no. Un investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM nos aclara este asunto.

“…la Pascua [católica] se determina a partir de la primera Luna llena tras el equinoccio primaveral y ambos eventos, en vez de darse de forma fija, saltan de una casilla a otra en el calendario, señala Daniel Flores, del Instituto de Astronomía (ia-unam).

Los festejos ligados a los siempre cambiantes ciclos lunares no son exclusivos de Occidente: pasa lo mismo con el Año Nuevo chino y con el Ramadán (el primero inicia en el segundo novilunio, tras el solsticio invernal, y el segundo se da con la Luna creciente en el último día del mes del Sha’bán).”[14]

El papa Francisco propone una fecha fija para celebrar la Semana Santa, pero pienso que pa´que tanta prisa, si apenas se cumplirán 1700 años, desde el Concilio de Nicea (325 d.n.e.), hoy Iznic (Turquía), cuando se estableció este cálculo lunar.

Luna para todos usos y gustos

Desde la “luna de miel”, la carta de la lotería tradicional mexicana, los lunares de la piel llamados así porque se creía que se debían al influjo de la Luna; los “baños de luna”, procedimientos cosmético-esotéricos para ingenuos; la licantropía que es el mito de la transformación de una persona en lobo con cada luna llena, hay una “dieta de la luna”, hubo un papa o antipapa, Benedicto xiii, (1394-1423) llamado “el Papa Luna”; se han dado nombres a las fases de luna llena como “luna del lobo” la de enero, de “nieve” la de febrero, la del “gusano” para marzo, etc. La luneta es una sección que ocupan los espectadores en los teatros y cines, el lunario es un almanaque y un lugar del Auditorio Nacional, una luna es también un espejo de grandes dimensiones, también parte de una fortificación, la Luna influye en las mareas; la Luna y la agricultura, la Luna y su ascendiente entre los animales salvajes y domésticos; la “Media Luna Roja”, filial musulmana de la “Cruz Roja”; el nombre del día lunes o “día de la luna” y súmele lo que quiera, incluso a Genaro García Luna y su combo de malandrines.

En ocasiones todos hemos estado en la Luna, pero no hay que abusar y convertirnos en selenofílicos de tiempo completo; tampoco permitamos poner o que nos pongan en “los cuernos de la luna”, porque la lisonja exagerada es generalmente falsa ya que te envanece y así, cuando te contemplas en una luna, puede que te empieces a convertir en un lunático.

Y, mientras yo sondeaba aquella mina

de las lunas de la mitología,

ahí estaba, a la vuelta de la esquina,

la luna celestial de cada día.

Sé que entre todas las palabras, una

hay que recordarla o figurarla.

El secreto, a mi ver, está en usarla

con humildad. Es la palabra luna.

“La Luna” (fragmento). Jorge Luis Borges

[1] López Austin, Alfredo. El conejo en la cara de la luna. Ensayos sobre mitología de la tradición mesoamericana. México: Ed. era, 1ª Ed. Bolsillo, 2016, 179 p.

[2] Era la escuela para los hijos de los dirigentes entre los mexicas y se les preparaba para sacerdotes, mandos militares, gobernantes o maestros, enseñándoles ciencias, música, valores morales, etc.

[3] De la Torre Villar, Ernesto. “Leyenda de los soles”. iih-unam, [Consultado: marzo 2017]. https://historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/lecturas/T1/LHMT1_004.pdf

[4] Ibidem

[5] González Torres, Yólotl. Algunos aspectos del culto a la Luna en el México antiguo. [Consultado: septiembre de 2021] https://www.academia.edu/41777541/CULTO_A_LA_LUNA_EN_MEXICO

[6] Molina, Alonso fray. Vocabulario en lengua castellana y mexicana y mexicana y castellana. México: Ed. Porrúa, Colec. Biblioteca Porrúa No 44, 1970, lxiv p.-4 fol s/n.-121 fol.-2 fol s/n.-161 fol.

[7] Costumbre. “Por alusión se da este nombre al menstruo u regla de las mujeres”. Diccionario de la Lengua Castellana, conocido como Diccionario de Autoridades (1729) Vol. 2, pag. 643

[8] Iwaniszewski, Stanislaw. “Los ciclos lunares y el calendario maya”, p. 38-42. En Arqueología mexicana, México: revista bimestral (nov-dic 2012) vol. xix, Nº. 118

[9] Pérez Suárez, Tomás. “Dioses mayas”, p. 57-65. En Arqueología mexicana. México: revista bimestral (nov-dic 2007) vol. xv, Nº. 88

[10] Diccionario de Autoridades tomo. 4º p. 439-440, año de 1734

[11] Biblia de estudio RVR, 1960, p. 1,397

[12] Lunacepción. Wikipedia

[13] Valdés Padilla, Gisela (tesis 2017) “Mujeres en círculos ecofeministas en Guadalajara: cuerpo, experiencia y sanación”. [Consultado: noviembre 2023]. https://ciesas.repositorioinstitucional.mx/jspui/bitstream/1015/576/1/TE%20V.P.%202017%20Gisela%20Valdes%20Padilla.pdf

[14] ¿Sabías que la Luna determina la fecha de la Semana Santa?. [Consultado: noviembre de 2023] https://unamglobal.unam.mx/global_tv/sabias-que-la-luna-determina-la-fecha-de-semana-santa/

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