Cada vez me sorprende más la extensión de atributos que tiene la obra literaria de Luis Zapata (1951-2020).
La empezó, si mal no recuerdo, con una novela que irrumpió en el medio recreando, con la destreza del novicio, el tema homosexual (gay, se le identificó después) aun cuando años antes Gonzalo Martré (1928) había publicado ya algo referencial en circuitos marginales.
El vampiro de la colonia Roma (próximamente en una versión televisiva para una plataforma de streaming) la primera; Safari en la Zona Rosa (hace relativamente poco relanzada en una edición-homenaje) la segunda.
¿Atributo?, coincidirán los lectores, las lectoras: recrear el tema mencionado en medio de la hipocresía moral que permeaba hacia finales de los 70 y que, sumado a las dificultades que los autores jóvenes tenían para darse a conocer y publicar, convirtió a Luis Zapata en un capítulo fundamental de la literatura contemporánea mexicana.
Nuevo atributo: mantener a lo largo de su extendida bibliografía (cuento, novela, guion) el citado tema; a horizontes tales que me aventuraría a sostener que toda su obra despliega tramas, historias, personajes, anecdotarios, reflexiones, pulsiones, pasiones… homosexuales o cercanas a.
En la bibliografía zapatista están De pétalos perennes, En jirones, La más fuerte pasión, La hermana secreta de Angélica María, Melodrama, ¿Por qué mejor no nos vamos? y algo más.
Mención aparte merece un pequeño texto (“Las cálidas tardes en el cine Guerrero”) que el autor entregó para la colección que a principios de los 90 emprendió desde la UNAM Hernán Lara Zavala, De cuerpo entero, donde un memorioso Luis Zapata revela otra gran pasión: el cine.
“Tanto el cine como la escritura”, leemos, “eran más que pasatiempos, que necesariamente debería de abandonar después, cuando creciera. Y, sin embargo, nunca renuncié a esa diversión; por el contrario, con el tiempo se fue convirtiendo en algo necesario, quizá producto de un deseo infantil de prolongar el juego en la vida adulta, de no dar el brazo a torcer del todo ante la realidad”.
¿Otro atributo? Sin duda que el haber escrito ésta (de suyo destacada obra) con “el fantasma de la depresión a sus espaldas”, como nos lo recuerda Sergio Téllez-Pon, prologuista de Con R de Reality, novela inédita y póstuma, a la vez, de Luis Zapata.
Ironía, fatalidad, mueca siniestra de la suerte… vayan ustedes a saber, pero en Con R… (de acuerdo a Téllez-Pon el autor escribió ésta durante un “último encierro” en 2019, poco antes de los lentos días del repliegue pandémico) la costra y la miga narrativa son la muerte y la pasión amorosa de unos y otros personajes, ambos reunidos mediante la hechura literaria de excepción que siempre lo acompañó.
La novela, dividida en cuatro partes a su vez fragmentadas por escrituras breves y fulminantes (donde la narración logra convertir a los personajes en personas reales ante el pasmo del lector, la lectora) cuenta el desarrollo de un reality televisivo que tiene como objeto premiar al participante que muera primero.
Por Con R… pasan ocho personas desahuciadas (canceres, tumores, VIH, “eufemismo para la palabra sida”, EPOC, diabetes, leucemia, angina) y el inventor del programa (que rápido se convertirá en “trending topic”) a su vez ligado a personalísimas y desgarradísimas relaciones en paralelo.
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Presencia de la muerte
¿Más atributos? El de esta novela, aunque existan más, imposible extenderse en este espacio, al recordarnos la presencia de la muerte (y con ello la de la vida y su alianza con la escritura: ese “legitimar por lo menos ante mí mismo ese espacio o tiempo privilegiado en que se tiene acceso a la alteridad, en que se viven vicariamente las aventuras que nos niega la vida cotidiana y se corren riesgos que de otra manera uno evitaría”).
Una muerte, súbita o proyectada, que habita en cada uno de los personajes de Con R…, como también la vida (la de después de la muerte). “Lo que no se imagina es cómo será esa vida: ¿veremos lo que seguirá sucediendo en el mundo? ¿Tendremos algún tipo de relación con los que continúen viviendo, por ejemplo, a través de los sueños?”.
“¿Y la vida?, no faltará quien pregunte”, escribió hace más de treinta años Luis Zapata, mucho antes de Con R…. “Son los poetas quienes parecen tener la respuesta: La vida, dicen, está en otra parte; quizás en un trozo de película en blanco y negro, rayado por el uso y con fallas de sonido, que se proyecta en la extensión de nuestra propia mente a la que, a falta de otro nombre, hemos llamado pantalla”.
Luis Zapata, Con R de Reality, Penguin Random House, México, 2023, 176 pp.
@mauflos
