El cine es una carrera de largo aliento que llama a no quitar el dedo del renglón pues las cosas suceden por terquedad; es un espacio de muchos no y pocos sí, afirmó la guionista, productora y realizadora Lucía Carreras (Ciudad de México, 1973), de visita en Puebla.
Como parte de la primera master class organizada por la maestría en Cinematografía de la Escuela de Cinematografía y Medios Audiovisuales (Cinema), la directora de los largometrajes Nos vemos, papá y Tamara y la Catarina compartió algunas de las claves que, como guionista y directora, ha desarrollado en su fructífera carrera cinematográfica.
“Una de las convicciones que tengo es que cuando uno decide hacer cine, sobre todo la escritura, tiene que ver con que se quieren contar historias”, refirió Carreras rodeada por jóvenes estudiantes.
Para ella, continuó, el tema es que hay que contar las historias de las cuales se tiene “la tremenda necesidad de contar”, que se tienen en el estómago, que duelen, que dan miedo o lastiman. “El cine más personal viene de nuestra tremenda necesidad de hablar de algo”.
La realizadora, ganadora al lado de Diego Quemada-Díez y Gibrán Portela del Ariel al Mejor Guión Original por La jaula de oro, señaló que en su caso le mueven los personajes femeninos: “son mujeres que están solas, que no tienen pareja, que se tienen que plantar como mujeres; mi cine no es feminista, es femenino porque soy mujer y hablo de lo que necesito hablar”.
De paso, Carreras apuntó que uno de los grandes errores es pensar en asuntos –como los festivales o la críticas-, que están afuera de las películas, pues dañan la honestidad de los proyectos.
Por tanto, dijo que como escritores hay que pensar en el lugar personal.
“Hay una gran diferencia entre los proyectos en los que hay honestidad y en los que no; en los que sí la hay, palpitan, conectan con quien los lee. Hay otros que son pretensiosos y eso se siente”.
La fundadora de la casa productora Madrecine que fungió como productora en Nudo Mixteco, una película nominada a ocho premios Ariel de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas aseveró que el cine debe estar impulsado por la tremenda necesidad de hablar de algo, de contar una historia que poner en la pantalla.
“Lo que sucede al terminar la película es que eso que te mueve a ti mueve a mucha gente del otro lado del mundo”, dijo al recordar que ha presentado sus películas en países lejanos como India o Qatar.
A los futuros realizadores y guionistas advirtió que “no hay historias originales”, pues “los griegos contaron todo”, por lo que cuando se piensa que lo propio será muy original eso no sucede, pues el asunto es desde dónde se cuentan las historias y la propia forma de narrar.
En ese sentido, refirió que la escritura es un músculo que se desarrolla.
“Se va desarrollando la habilidad para escribir ideas. El músculo de las ideas se desarrolla, trabaja solo y cuando quiere (…) Los pensamientos que tenemos pueden derivar en una película por lo que no hay que dejar que esos pensamientos se vayan, son el elemento fundacional de cualquier proyecto”, dijo y recordó una anécdota personal que le llevó a escribir Póstumo, filme de próximo estreno.
Lucía Carreras, socia fundadora de Tinta, sociedad de escritores audiovisuales y cinematográficos de México, notó que en la escritura del cine también hay camisas de fuerza, como lo son los géneros cinematográficos, pues está convencida que las películas encuentran el género y no al revés, pues “la historia respira y decide a dónde ir”.
Lo mismo pasa, prosiguió, con las estructuras dictadas por los gurús del guión que meten a la historia en un cajón, haciendo que no crezca y se vaya. “En mi caso, me siento a vomitar en la página el argumento, valiéndome si escribo una comedia, cine fantástico, mágico”.
Confió además que el peor enemigo es que se piense que lo escrito es chafa, que está mal, que no está bien escrito, pues lo importante es la escritura y la reescritura, así como la honestidad. “Rulfo rompía todo lo escribía, afortunadamente Juan Carlos su hijo no hace eso. Hay que perder el miedo al ridículo, al querer ser profundos y pretensiosos. Seamos honestos”, llamó la también editora.
En todo, consideró que la autocrítica es necesaria siempre y cuando ésta tenga un límite. “La página en blanco es el resultado de las camisas de fuerza, el cine es perder el miedo al ridículo y hacer la piel gorda”.
La miembro desde 2020 de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas concluyó que “hay que escribir cine y escribirlo con imágenes; pues para mí, el cine es una forma de vida, de entender el mundo, de conectar con mi necesidad de expresar algo a través del lenguaje cinematográfico”.
Destaca que Cinema es una escuela con 12 años de labor en formación audiovisual y cinematográfica profesional en estudios de grado y posgrado para jóvenes interesados en formar parte de la industria audiovisual en México. Con la maestría en Cinematografía ofrece una formación integral respecto a los estándares de la industria audiovisual actual, pues su objetivo es acercar a los participantes al desarrollo de habilidades técnicas y de proyectos audiovisuales de largo aliento.
