Autor: Ruty Amigón
El año 2019 inició con este mensaje del director general del INAH el antropólogo Diego Prieto: ” …el instituto ha dado una respuesta comprometida, una respuesta atinada, una respuesta conducente de manera que estamos en el camino de avanzar…” aludiendo a un plan maestro que combinaría todas las fuentes de financiamiento para afrontar la recuperación del patrimonio cultural dañado. Discurso que contradecía el desalentador escenario derivado de la exclusión de obras del seguro Banorte y que obligó a retomar Fonden. Los arquitectos supervisores nos concentramos entonces en integrar las propuestas técnico económicas (expedientes) para su revisión en la CDMX, una tarea en extremo desgastante además de infructuosa y que disminuyó el tiempo que le dedicábamos a las obras en curso. Varios terminaríamos desistiendo de acudir a la CDMX, entre otras razones, por el constante cambio de criterios del personal que se contrató para examinar los costos. La mesa de revisiones comenzó a recibir a las empresas constructoras y el INAH Puebla fortaleció ese vínculo a la vez que limitó el trato con el supervisor de las obras de intervención.
En Puebla, algunos incursionamos en los dictámenes de justificación para llevar a cabo la excepción a la licitación pública (excepciones) que admite en ciertos casos la Ley de Obras Públicas y Servicios Relacionados con las Mismas (LOPSRM). Ese recurso legal se consideró una opción para resolver el problema de las obras excluidas del seguro Banorte aunque esa opción probablemente era ya extemporánea en ese momento además de que los directivos del INAH difícilmente lograban el consenso necesario para avalar esos dictámenes. Sin embargo, el INAH Puebla decidió impulsar no tres sino 40 proyectos y de esta manera las excepciones se convirtieron en prioridad durante 2019, relegando la examinación de los expedientes Fonden. La discrecionalidad nuevamente prevaleció ya que los casos de Tzicatlán y Coacalco de la Mixteca, pioneros en los dictámenes de excepción, con más del 50 por ciento de avance el segundo y ningún pago ambos, fueron colocados al final de una relación de inmuebles, gestada en cierta oficina desde la cual, con el nuevo delegado, llegarían a controlarse todos los procesos inherentes a los sismos. El argumento esgrimido entonces, que hoy en día es habitual emplear para silenciar los cuestionamientos, fue que “la selección la realizaron en México”.