Un mes antes de celebrar a san Mateo, hombres vestidos totalmente de negro, incluido un amplio sombrero de ala, un pañuelo que cubre medio rostro y sus ojos con un velo que apenas deja ver su mirada, salen por las calles principales de Chignautla tocando con un pequeño tambor una tonada repetitiva, con la que “purifican” el ambiente y llaman a la buena cosecha. Los llamados Pilatos, unos 20 hombres por cada cuadrilla, van cuidando de las danzas que se ejecutan en torno a las fiestas que ya comenzaron en este municipio serrano desde el 7 y 8 de septiembre, y continúan hasta el 21 del mes en que conmemoran al patrono de la comunidad pasando por el día 20, el día del encuentro de danza In Tanamikilis, en el que se hermanan con el municipio de Atempan.
Los Pilatos, dicen dos hombres caracterizados como tal, tienen una tarea vital: cuidar a la danza para que no existan impedimentos o altercados en ella, para que los danzantes vayan serenos, por lo que, de ser necesario, pueden levantar la voz o llamar la atención. Cada sábado de septiembre e incluso de agosto tienen otra tarea: el recorrer las calles del pueblo para “purificar” y pedir que haya buenas cosechas. Dicha tarea, completan, se hace de manera singular: con el sonido de pequeños tambores que van produciendo una melodía repetitiva, resonante y significativa, que se complementa con el sonido de un chirrión.
Dichos personajes formarán parte del encuentro de danza In Tanamikilis, en el cual bailes como el de los Santiagos, los Quetzales, los Toreadores y los Negritos de Chignautla reciben a sus pares de Atempan. Durante una rueda de prensa, la directora de Cultura de Chignautla Karina Reyes contó que el acto ocurre en los límites de dicho municipio el 20 de septiembre, en el equinoccio de otoño, “en la tercera etapa del Nahui Ollin, cuando la cosecha ya está lista”.
En ese sentido, Aarón Bonilla Paulino, presidente municipal de Chignautla, dijo que las actividades ancestrales de este encuentro los enlazan como municipios. “Es una historia que inicia en el inicio del equinoccio de otoño que marca la cosecha del maíz. Se da un día antes de la fecha patronal con autoridades civiles y religiosas, además de danzantes, cuya procesión inicia con quetzales, santiaguitos, paxtles, toreadores negritos, negritos papeleros y por primera vez voladores de Chignautla”, refirió.
En ese sentido, Aaron Bonilla Paulino, presidente municipal de Chignautla, dijo que las actividades ancestrales de este encuentro los enlazan como municipios. “Es una historia que inicia en el inicio del equinoccio de otoño que marca la cosecha del maíz. Se da un dia antes de la fecha patronal con autoridades civiles y religiosas, además de danzantes, cuya procesión inicia con quetzales, santiaguitos, paxtles, toreadores negritos negritos papeleros y por primera vez voladores de Chignautla”, refirió.
En su turno, Carlos Herrera González, presidente municipal de Atempan, mencionó que este encuentro es un acto que trasciende tiempos y fronteras, que refrenda además lazos de amistad entre ambos municipios que tienen similitudes pero también diferencias; siendo un ejemplo la danza de la Xochipitzahuac, que en cada pueblo es distinta.
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Para cerrar, el secretario de Cultura Enrique Glockner dijo que el recuperar y mostrar el patrimonio inmaterial que se realiza y genera una afluencia de visitantes, tiene un trasfondo: una fiesta y un encuentro de danzantes de dos municipios que llevan esta actividad mostrando hermandad. “Somos testigos de un ejemplo donde dos municipios lejos de rivalizar sobre la tradición, la comparten, la hacen juntos y generan un espacio de dialogo que nos permiten ser testigos de una tradición de muchos años”.