La ausencia de los soviéticos y de sus países satélites en los XXIII Juegos Olímpicos dio como obvio resultado un dominio por parte de Estados Unidos tan abrumador como el de su rival político y deportivo cuatro años antes. Los locales obtuvieron 83 medallas de oro, 61 de plata y 30 de bronce, para un total de 174. Muy lejos, en el segundo lugar, se ubicó Rumania, nación que –junto con Yugoslavia– desafió a la URSS y no se sumó al boicot. Los rumanos se llevaron 20 preseas doradas, 16 de plata y 17 de bronce, para un total de 53. Tras una ausencia de 32 años, en la tabla apareció una potencia: China Popular, que ocupó la cuarta posición (detrás de Alemania Federal).
El atleta más destacado de la justa fue Carl Lewis, ganador de cuatro medallas de oro: 100 y 200 metros planos, relevo 4 por 100 y salto de longitud. Su equivalente femenino fue la también estadounidense Evelyn Ashford, vencedora en los 100 metros y en los relevos 4 por 100.
En la gimnasia, Li Bing, de China, obtuvo tres medallas de oro, dos de plata y una de bronce. En la rama femenil, la rumana Ecaterina Szabo, heredera de la gloria de Comaneci, ganó cuatro primeros lugares y un segundo.
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México: la mejor actuación desde el 68
Si la participación mexicana en Moscú fue destacada, en Los Ángeles, donde los deportistas del país eran en realidad locales, la obtención de medallas fue superior: dos de oro, tres de plata y una de bronce.
El deporte que tantas veces ha salvado el honor nacional, el boxeo, aquí también dio medalla: la de plata de Héctor López, en peso gallo.
Dos especialidades en las que México jamás había destacado también fueron motivo de orgullo: el poblano Manuel Youshimatz ganó bronce en la prueba australiana, dentro del ciclismo, y Daniel Aceves se quedó con la plata en la categoría de 52 kilos de la lucha grecorromana.
Pero las mejores historias las escribieron los marchistas. En los 20 kilómetros, Ernesto Canto y Raúl González le cobraron al destino (y a los jueces) los fracasos del sargento Pedraza en 1972 y de Daniel Bautista en 1980, entrando al Memorial Coliseum en el orden referido, para lograr un inolvidable uno–dos. Días después Raúl González, no contento con su segundo lugar, se llevó el oro en los 50 kilómetros, convirtiéndose así en el único andarín que ha conseguido dos medallas olímpicas. Bernardo Segura lo hubiera igualado en tal proeza en Sydney 2000, pero los jueces…
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