Roma solicitó al COI la sede de los IV Juegos Olímpicos de la era moderna; sin embargo, a poco tiempo de efectuarse el certamen la capital italiana renunció alegando problemas financieros. Londres, entonces, tomó la estafeta, y para poder cumplir con el compromiso en la capital inglesa se construyó, en tan sólo nueve meses, un estadio, Shepherd’s Bush, con capacidad para 80 mil espectadores. Este escenario fue demolido en 1984, y su lugar actualmente está ocupado por un edificio de la BBC.
En lo deportivo destacaron los arqueros británicos William y Charlotte Dod, los primeros hermanos medallistas (ambos obtuvieron oro); el estadounidense Ray Clarence Ewry (1874–1937), citado en la entrega anterior, llegó a 10 medallas de oro (obtenidas entre 1900, 1904 y 1908), marca absoluta en atletismo y en Olímpicos en general; el británico Henry Taylor obtuvo tres preseas áureas en natación; por último, Mel Sheppard, de Estados Unidos, destacó en las pruebas de medio fondo del atletismo, triunfando en los 800 y los 1500 metros planos.
La anécdota más destacable, no obstante, fue la derrota del italiano Dorando Pietri en la maratón. Al momento de entrar a Shepherd’s Bush, Pietri iba en primer lugar, pero fue en ese mismo instante cuando comenzó a dar muestras de fatiga. Auxiliado por los jueces, pudo llegar, casi a rastras, a la meta. El estadounidense John Hayes entró en segundo lugar, y una protesta de su delegación le dio el oro, luego de que se decidiera descalificar a Pietri, quien recibió, gracias a la intercesión de sir Arthur Conan Doyle, una corona de oro como premio de consuelo.
En estos, los juegos en los que Coubertin pronunció la famosa frase “lo importante no es ganar, sino competir”, el dominio local fue tan contundente como en las dos ediciones anteriores: Gran Bretaña se llevó la friolera de 145 medallas (56 de oro, 50 de plata y 39 de bronce), dejando a Estados Unidos en el segundo puesto, con 23 de oro, 12 de plata y 12 de bronce, para un total de 47.
El futbol, oficial
En Londres 1908 el futbol tuvo su primer torneo oficial, avalado y organizado por la FIFA, fundada en París cuatro años antes. Este deporte ya había tenido certámenes en 1900, con la victoria del Upton Park británico sobre una improvisada selección francesa y un no mejor conjuntado representativo belga; en 1904, cuando el canadiense Galt Club se impuso a los estadounidenses Christian College y Saint Rose, y en los Panhelénicos de 1906, cuando la primera selección en forma, la danesa, venció con lujo de facilidad a equipos de Grecia y Turquía.
Fueron precisamente los daneses quienes protagonizaron el hecho más destacable del torneo londinense, disputado por seis selecciones europeas (dos de ellas francesas), al golear a Francia a nada menos que por 17 a 1, en un encuentro en el que Sofus Nielsen anotó 10 goles. La hazaña sirvió únicamente para los números, ya que en la final Dinamarca cayó ante el aún invencible equipo amateur de Reino Unido (2–0).