Un buen amigo me preguntó cómo podía manejar una situación con su hijo adolescente porque se le sale de control. Respondí que la adolescencia es rebeldía y búsqueda de independencia e identidad; pero es a la inversa: hay que preocuparse por el adolescente que no es rebelde porque algo pasa; ellos tienen que empezar a probar sus fuerzas ante el mundo y empiezan por los padres; y si nosotros no la pasamos bien, ellos la pasan peor: no saben quiénes son y buscan su propio lugar en el mundo.
“Recuerdo en la secundaria, un maestro de matemáticas de mí hijo, en un arranque de impotencia y autoritarismo, le puso “5” en su examen cuando había sacado “10” solo porque “le desobedeció”. Solicité cita con el director, el maestro y mi hijo, y que todos tuvieran la misma oportunidad para ser escuchados. Mi hijo comentó que había terminado su examen, lo entregó, pidió permiso para ir al baño y el maestro se lo negó. Entonces él se levantó, fue al baño, regresó y al maestro no le gustó”.
El maestro dijo que no era correcto que se hubiera salido del salón sin su permiso, aunque fuera para ir al baño. Pregunté en referencia al resultado del examen: “Diez”. Repregunté “¿Por qué el cinco? “Ah, porque es la mitad de la calificación, la otra mitad es orden y disciplina”, dijo el letrado. El director expuso que no procedía que la mitad de la calificación en aprovechamiento se hubiera bajado por disciplina, que eran rubros distintos y no se podían revolver. Me tocó: “Mire maestro, con todo respeto, creo que usted está omitiendo algunas razones del por qué le puso esa calificación a mi hijo. Si no quiere decirlas, lo respeto. Pero permítame decirle que yo le creo a mi hijo en lo que me dice y que usted no menciona. Yo lo conmino a que recapacite porque no es justo que le ponga cinco, con el pretexto de haber salido al baño, cuando usted mismo nos ha presentado su examen con calificación sobresaliente.”
Mi amigo se quedó con cara de “what” sin entender qué le quería yo decir. Aclaré: “Aún en las más adversas situaciones, yo siempre he apoyado a mi hijo de manera incondicional, tenga o no razón, ya después en complicidad le explicas. Mira, desde esa edad salen a un mundo muy salvaje a buscar su lugar y estarán siempre del otro lado: contra la autoridad, contra lo establecido y no la tienen fácil: hay que estar siempre de su lado. Mejor que recuerden que nunca los traicionaste para que confíen en ti y se acerquen a contarte sus cuitas hasta en las circunstancias más oscuras para ellos. Eso te recomiendo y eso lo haría mil veces más.